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domingo, 2 de mayo de 2021

Guzmán libra una batalla clave: bajar los subsidios para evitar un colapso de la economía

 


El ministro pretende un nuevo aumento tarifario en el segundo 

semestre y la salida del subsecretario Basualdo. ¿Qué puede pasar

 con la economía según quién gane las legislativas?

Martín Guzmán se jugó mucho al buscar desplazar al subsecretario de

 Energía Eléctrica, Federico Basualdo. La política tarifaria es hoy abso

lutamente central para evitar un descalabro que termine en un nuevo 

pico de inflación y una estampida cambiaria antes de las elecciones 

legislativas. Dejar las tarifas congeladas a lo largo del 2021 significaría

 aumentar peligrosamente el déficit fiscal y por ende la necesidad de se

guir dándole a la “maquinita” de emitir pesos del Banco Central.

La luz de alarma se encendió con los últimos números fiscales. Si bien el

 resultado del trimestre fue incluso bastante mejor que el del mismo pe

ríodo del año pasado, un rubro mostró un aumento desproporcionado. 

Los subsidios económicos (es decir los que se dedican para mantener 

congeladas las tarifas de luz, gas y transporte) subieron en marzo a

 $ 55.000 millones, un aumento de 56% en relación al mismo del año pa

sado, 14 puntos por encima de la inflación acumulada en los últimos 

doce meses.

En otras palabras, es altamente riesgoso dejar que los subsidios continúen aumentando al ritmo que lo habían hecho en los últimos meses. El des

borde monetario haría colapsar el plan de Guzmán, que básicamente con

siste en llegar a las elecciones sin un shock cambiario. Si bien el aumento

 de tarifas le agregará algo de presión a la inflación, la emisión monetaria 

producto de no hacer nada provocaría estragos en el objetivo de conse

guir un descenso gradual luego del pico de 4,8% de marzo.

Los subsidios para mantener las tarifas congeladas venían creciendo

 

a un ritmo mucho mayor que la inflación. Resulta insostenible mante

 

ner ese ritmo de gasto sin impactar en el dólar y la inflación

El Presupuesto 2021 estipula que los subsidios deben mantenerse

 constantes en relación al año pasado, es decir 1,7% del PBI. Pero para

 eso es imprescindible avanzar con fuertes ajustes que compensen los

 aumentos de costos. El 9% de aumento que aprobó ayer el Ente Regu

lador de la Electricidad es el primer paso en esa dirección, que además

 termina con un congelamiento que ya lleva dos años.

Sin embargo es una suba insuficiente. Por eso Guzmán ya le planteó al

 Presidente que es “imprescindible” un segundo aumento de la misma

 magnitud. El objetivo es además avanzar con una “tarifa segmentada”, 

que le quite subsidios a los sectores que tienen mayor poder adquisiti

vo y mantenerlo para el que lo necesita. Esto sería posible en el marco 

de una futura ley de “emergencia tarifaria” que está en pleno estudio

del equipo económico.

Inviable

En ese contexto, resultaba inviable la postura de Basualdo y otros

 referentes de La Cámpora de mantener todo congelado o avanzar 

con aumentos mínimos. Hoy los subsidios económicos representan

 un volumen mensual que supera ampliamente lo que el Gobierno des

tinará para ayudar a los sectores más afectados por la pandemia.

Se trata de un verdadero sinsentido. Por un lado, las medidas para

 disminuír la circulación y evitar la propagación del virus se definen

 con extremo cuidado, con el argumento de la falta de recursos para 

sostener a los sectores más afectados. Pero del otro lado los subsi

dios por el congelamiento tarifario crecen exponencialmente, quitan

do recursos a otros rubros, desde la ayuda por COVID-19 hasta obra

 pública.

En el ministerio de Economía daban como renunciado a Federico

 

Basualdo, el subsecretario que venía resistiendo un ajuste tarifario.

 

Se trató de un pedido expreso de Martín Guzmán

La férrea resistencia al ajuste de subsidios por parte de Basualdo llevó

 a Guzmán a pedirle la renuncia, acusándolo además de ser parte de los 

“funcionarios que no funcionan”. En Economía daban como un hecho 

que el subsecretario tiene las horas contadas en su puesto, aún cuando

 se trata de un fiel ladero de Máximo Kirchner

El ministro hace varios meses que se viene mostrando como el más

 “racional” dentro del Gabinete, sobre todo en materia de gasto. En

 los últimos meses viene advirtiendo que hay solo dos maneras de

 financiar el déficit: con endeudamiento o con emisión monetaria. Una

 obviedad digna de alumno de secundario, pero todo un cable a tierra

 para un Gobierno dominado por la ideología y los relatos, en particular 

en materia económica.

La última semana mostró varios datos que podrían considerarse tran

quilizadores para lo que viene: por un lado está el aumento tarifario, 

pero además el Gobierno optó por no ir a fondo con las medidas res

trictivas y descartó la vuelta de la Fase 1. El dólar libre pegó un fuerte

 salto, pero luego el Central mostró poder de fuego para poder domina

rlo con venta de bonos. Y además terminó un mes en que el BCRA pu

do comprar arriba de USD 1.500 millones, aunque las reservas subieron

 sólo la mitad de esa cifra.

Un impactante análisis efectuó el economista Fernando Marul. En

 

caso de una clara victoria oficialista en las elecciones, similar a la

 

del 2019, el riesgo país saltaría a 3000 puntos y sobrevendría una

 

nueva megadevaluación, que llevaría la brecha cambiaria al 150%

La inflación, sin embargo, continúa en valores altísimos. En abril s 

se estima que cerró en alrededor de 3,7%, pero los alimentos siguen 

aumentando a un ritmo del 5%. Las restricciones a las importaciones

, los problemas de oferta y la caída de la demanda de dinero en un 

clima de incertidumbre provocan que los esfuerzos para bajar las

 remarcaciones tengan resultados mediocres.

Con una economía que repuntará este año alrededor de 6% luego del 

derrumbe del 2020 y una inflación en torno a 45%, la inquietud ya

 pasa por lo que podría suceder “el día después” de las elecciones.

 Causó impacto entre los inversores en las últimas horas un polé

mico análisis realizado por el economista Fernando Marul, el pri

mero que intenta determinar qué puede ocurrir con la economía 

de acuerdo al resultado de las legislativas.

Según Marul, en caso de un resultado ajustado entre Frente de Todos 

y Juntos por el Cambio, mantendría relativamente la situación actual, 

es decir el riesgo país en 1.500 puntos, mientras que el PBI repuntaría

 otro 2,5%. En cambio, otra victoria clara del oficialismo, similar a la

 del 2019, tendría un durísimo impacto para la economía: en 2022 ha

bría una nueva recesión y el riesgo país se duplicaría, desde 1.500 

puntos actuales a 3.000 puntos. Pero eso no es todo: según este

 análisis una gran victoria oficialista desataría una nueva megadeva

luación y la brecha cambiaria aumentaría a 150%, provocando otro 

tendal de desempleo y pobreza.

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