Con la relación herida con los intendentes de JxC, podría dar la pe
lea por una improbable candidatura presidencial, contra las aspira
ciones de Rodríguez Larreta, o aceptar el lugar en la Ciudad para
pelear en las PASO 2023 contra Martín Lousteau.
La diputada nacional por la Ciudad de Buenos Aires María Eugenia
Vidal no vive sus mejores días. Muy lejos de la era dorada cuando era
conocida por sus adeptos como "La Leona", la ex gobernadora bo
naerense es consciente que retrocedió varios casilleros en los últi
mas semanas, y que en la Provincia su palabra ya no tiene ni de aso
mo el predicamento que supo ostentar.
En parte, ella misma puede atribuirse la responsabilidad de haber sacri
ficado el capital político que tenía cuando a mediados del año pasado
renunció a encabezar la lista de Juntos en la Provincia, y pasó de ser
"orgullosamente bonaerense" -según exhibía la descripción de su perfil
de Twitter- a convertirse en el instrumento de Horacio Rodríguez Larreta
en la Ciudad para ponerle un freno a las ambiciones de Patricia Bullrich
en el bastión histórico del PRO.
Temerosa de una nueva derrota en territorio bonaerense después del do
loroso y abultado revés electoral del 2019, aceptó el enroque que le ofre
ció Rodríguez Larreta para jugar en la Ciudad (donde ganó pero no colmó
las expectativas), desairando a los intendentes y a la dirigencia bonaeren
se del PRO que confiaban en una boleta con ella a la cabeza.
Allí empezó a perder terreno, pero en la última semana se encadenaron
una serie de acontecimientos que la dejaron severamente golpeada y con
la urgencia de reinventarse rápidamente si todavía tiene aspiraciones de
una candidatura presidencial en 2023.
El peor día fue el lunes de la semana pasada cuando la Agencia Federal
de Inteligencia (AFI) filtró en los medios una filmación de una reunión
secreta llevada adelante en junio de 2017 en una sede del Banco Provin
cia, en la que altos funcionarios de su gobierno, tres jerarcas de la AFI,
un legislador bonaerense del PRO y el intendente de La Plata, Julio Ga
rro, se ponían de acuerdo para fabricar pruebas contra sindicalistas (en
particular contra el jefe dela seccional platense de la UOCRA, Juan Pa
blo "Pata" Medina), con la presunta complicidad de jueces y del Procura
dor general bonaerense, Julio Conte Grand.
La AFI denunció en sede judicial la constitución de una asociación ilícita
a través de una mesa judicial que se desarrolló en el seno de la gestión
de Vidal. Cuando era gobernadora, "La Leona" hizo de la detención del
"Pata" una bandera política y señalaba que en la provincia no había "más
lugar para la mafia y la extorsión".
Claramente comprometida en el escándalo (que incluyó la tristemente
célebre frase de su ministro de Trabajo, Marcelo Villegas, quien confesó
que le gustaría tener una "Gestapo" para "embestir" sindicalistas), la di
putada del PRO se refugió en el silencio, resignada a esperar que el paso
de los días corriera la noticia de la agenda mediática.
Ese mismo lunes, perdió su silla en la Mesa Nacional de Juntos por el
Cambio que integraba desde fines de 2019 en su carácter de ex gober
nadora. Para hacerla más ejecutiva, se decidió dejar afuera de la mesa
a los representantes provinciales que no estuvieran gobernando, y una
de las que pagó por esa decisión fue justamente Vidal.
"La decisión fue avalada por la mesa provincial de Juntos por el Cambio
y por dirigentes nacionales", supo NA de altas fuentes bonaerenses de
la coalición opositora.
Para coronar la semana negra, Vidal perdió en la Legislatura bonaerense
la pulseada contra los intendentes del PRO y la UCR que habían pactado
con el peronismo una reforma legislativa que habilitó en los hechos un
mandato más para aquellos jefes comunales que en 2023 completarán dos
mandatos consecutivos. También enmendó un error que contenía la regla
mentación que permitía que un intendente que renunciara antes de los dos
años de mandato (dejando a un interino en el cargo) pudiera presentarse
otra vez luego de dos períodos.
El fin a las reelecciones indefinidas había sido otro estandarte del Gobier
no de Vidal, y un trofeo personal que ahora sus propios compañeros de
ruta rifaron en una maniobra política de recíproca conveniencia para los
intendentes del oficialismo y de la oposición.
Las fuentes consultadas de Juntos por el Cambio apuntaron que la ex go
bernadora fue la única que se quemó con el tema de las reelecciones de
intendentes, y contrastó con los presidentes de los partidos opositores
Patricia Bullrich (PRO), Miguel Pichetto (Peronismo Republicano) y Gerar
do Morales (UCR), quienes avalaron la estrategia reformista, mientras que
Rodríguez Larreta eligió la neutralidad.
En lugar de dejar que el asunto fluya en su cauce natural, Vidal eligió na
dar contra la corriente, batallando en los medios y en redes sociales jun
to a un puñado de legisladores bonaerenses leales para hacer caer el pro
yecto, y hubo incluso acaloradas discusiones con ex colaboradores su
yos.
Por caso, el ex secretario General de la Gobernación, Fabián Perechodnik
(alejado del vidalismo y alineado con Garro) votó a favor de la reforma
, al igual que el ex intendente de Quilmes Martiniano Molina, otro que to
mó distancia de la ex gobernadora en el último tiempo.
También el ex ministro de Gobierno bonaerense Joaquín de la Torre, quien
hasta antes de las elecciones hacía gala de su fidelidad a Vidal- votó a fa
vor del proyecto reformista de Juan Pablo Allan (PRO).
El intendente de Lanús y quien fuera jefe de campaña de Diego Santilli en
la provincia, Néstor Grindetti, no pudo contener su bronca y descargó
duras críticas hacia Vidal por querer boicotear la votación. "No quiero
entrar en una polémica, pero Vidal ahora está en la Ciudad. No sé por qué
se pone tan dura con esto. Yo soy de los primeros que trabaja por la uni
dad y eso internamente lo saben. Entonces, yo creo que las discusiones
hay que darlas hacia adentro y no por los medios", fustigó.
Con los puentes rotos y la relación herida con los intendentes de JxC y
otros actores importantes de la oposición bonaerense, Vidal podría dar
la pelea por una improbable candidatura presidencial, colisionando
con las aspiraciones de Rodríguez Larreta, o aceptar el lugar que el je
fe de Gobierno le hizo en la Ciudad, para pelear en las PASO 2023 con
tra el radical Martín Lousteau, en un duelo mano a mano para alquilar
balcones.
Algunas voces, sin embargo, deslizan que la relación entre Vidal y Rodrí
guez Larreta no atraviesa su mejor momento, y que las fricciones comen
zaron meses atrás a raíz de la incomodidad de Vidal por el rol que desem
peñó Fernando Straface como jefe de campaña electoral.
Sin dudas, la ex gobernadora tiene por delante un complejo camino en
el que deberá reconstruir las relaciones políticas y recomponer la con
fianza con los distintos actores clave de Juntos por el Cambio, si quiere
volver a ser la del 2015-2019.
Todavía late en su memoria la oportunidad perdida del 2019, cuando mu
chos a su alrededor soñaban con el "Plan V" para las elecciones nacio
nales que Mauricio Macri perdería a manos del Frente de Todos.
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