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miércoles, 29 de junio de 2011

“De Narváez-Alfonsín es peor que la Alianza porque no tienen programa”


El ministro de Economía y flamante candidato a vicepresidente de Cristina Fernández dijo que “no hay que esperar cambios en las políticas: vamos a profundizar el modelo”. Además, cuestionó con dureza a la oposición.
  El ministro de Economía, Amado Boudou, estrenó su nominación como candidato a vicepresidente de Cristina Fernández de Kirchner con fuertes críticas a la oposición y una enérgica defensa del modelo económico productivo. Fue en una entrevista exclusiva que le ofreció a Tiempo Argentino a bordo del ómnibus que recorrió el trayecto de más de 20 kilómetros que separa a la pequeña población de Luque del coqueto club de jubilados de Paraguay. Allí, los ministros de Industria, Economía y de Relaciones Exteriores del Mercosur se reunieron para agasajar a Estela de Carlotto, titular de Abuelas de Plaza de Mayo. Boudou habló mucho de la política económica y tuvo definiciones políticas muy picantes. Puntualizó que el acuerdo político entre el empresario Francisco de Narváez y la Unión Cívica Radical de Ricardito Alfonsin “es un remedo de la Alianza, todavía peor porque ni siquiera tienen coincidencias programáticas”. Además dijo que uno de los desafíos del próximo gobierno será continuar con el proceso de inclusión social y que “lleguemos al fifty-fifty en la distribución entre trabajadores y capital”.

–¿Cuáles son los ejes que están pivoteando en esta 41º cumbre del Mercosur?
‑Uno de los principales ejes es la integración productiva. Sin duda esta es una de las claves para dar un paso adicional en todo lo que ha hecho el Mercosur en los últimos años, que ha implicado una multiplicación por diez del comercio intra-Mercosur. Ahora viene una nueva etapa en la que debe tener más fortaleza la integración productiva, con un intercambio de productos de mayor valor agregado.
–En este marco se han suscitado algunos contrapuntos comerciales entre Argentina y Brasil y entre Uruguay y Paraguay con la Argentina y Brasil. ¿Cómo se van a solucionar estas controversias?
–Es lógico que aparezcan en países que crecen todos juntos. Es casi obvio que surja algún roce porque al incrementarse tanto el volumen del intercambio, esto toca algún interés en el interior de los países. Lo importante es que haya una visión de conjunto y de crecimiento como ha habido todo estos años. Por ejemplo, los dos socios más grandes, Brasil y la Argentina, hemos ido encontrando ánimos de resolución de los pequeños conflictos que han aparecido, que nunca superaron el 10% del comercio entre los países. Queremos institucionalizar una instancia donde estén sentados los ministros de Producción del Mercosur.
–Uno de los temas de discusión importantes es cómo crear una suerte de blindaje financiero, aunque a usted no le guste el término blindaje, para que los países del Mercosur puedan protegerse frente a un cambio de sentido en el flujo de divisas.
–No es que el término blindaje no me guste a mí, sino que no le va a gustar a la gran mayoría de los argentinos porque le trae recuerdos del gobierno de la Alianza, y hoy, en el marco de una nueva etapa electoral, vemos nuevas alianzas como la de Alfonsín-De Narvaéz, que es un remedo todavía peor porque ni siquiera tienen coincidencias programáticas.
–¿Como ve la economía argentina hoy? Algunos dicen que hay que mejorar la inversión y otros ponen más el acento en la inflación. ¿Cómo dejará la economía en diciembre si llega a ser electo vicepresidente?
–Primero y principal: no hay un ministro de Economía como protagonista, sino una presidenta que toma decisiones y ministros que ejecutan esa política. Particularmente en la economía hay un crecimiento muy importante, que crea oportunidades y tensiones. Pero el modelo que se implementó en 2003 las viene resolviendo. Por ejemplo, es impensado que un país que crece a una tasa promedio del 8% en los últimos ocho años haya podido resolver los problemas de infraestructura, de generación de energía. Esto ha sido posible por el volumen importantísimo de inversión, tanto pública como privada.
–¿Y en cuanto al empleo?
–Lo mismo en la relación entre nuevos puestos de trabajo y productividad con salarios que crecen. Todas las semanas la presidenta recibe algún proyecto de inversión nuevo, de envergadura. Tiene que ver con un modelo que es sostenible en el tiempo, pero sobre todo tiene que ver con una comprensión de que la principal variable para una economía es la cantidad de trabajadores que tiene. Y nuestro modelo ha generado puestos de trabajo e inclusión social.
–¿Cuáles son los desafíos para hacer sostenible el modelo en el tiempo?
‑La continuidad del modelo, que tiene que ver con mantener el superávit comercial y el superávit fiscal, con un proceso de inversión vigoroso, con el rol del sector público en lo que tiene que ver con la inversión pública. También con que sigamos aumentando el volumen de exportaciones y el consumo de los argentinos.
–¿Cómo tomó la designación de candidato a vicepresidente, teniendo en cuenta que si hoy fueran las elecciones el oficialismo ganaría?
–Me gusta pensar esto en términos más colectivos que individuales. Pero no puedo negar que fue un orgullo tremendo. Tener la posibilidad de ser vicepresidente de Cristina es estar al lado de alguien muy grande que ha hecho muchas cosas para el país y las va a seguir haciendo.
–¿Qué le parece el rol de la oposición hoy?
–Lo más triste de esta oposición es que no está atrás de un programa, no se articula alrededor de ideas, se articula alrededor del fracaso, se artícula alrededor de la falta de imaginación. Entonces, lo que estamos viendo es la ausencia de propuestas. El único espacio político de hoy, sin duda, es el kirchnerismo. A mí un poco me causa risa que los mismos que cacareaban que tenía que haber renovación en la política son los mismos que se quejan porque la juventud tiene lugar en las listas. Me parece que la oposición ha perdido el rumbo, ha perdido la brújula cuando uno mira los últimos años. Lo único que ha hecho es meterle palos en la rueda a las políticas de la presidenta que en el tiempo demostró que estaban bien planificadas. Fue el caso de la estatización de los fondos jubilatorios, como también el del Presupuesto 2011, que la oposición se negó a votarlo.
–¿Cuál va a ser su papel en la campaña?
–Nuestro espacio no necesita hacer campaña con discursos vacíos, porque a ocho años de estar en el gobierno no hay una sola medida de la cual un funcionario de Kirchner o de Cristina Fernández tenga que bajar la cabeza. Sólamente mostrar lo que se ha hecho y mostrar lo que era la Argentina de 2003 y lo que es ahora.  <

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