La madre denunció que dos delincuentes entraron en su casa y la taparon con un acolchado. Falleció asfixiada. Los vecinos salieron a la calle a exigir renuncias y agredieron al intendente
Hay historias difíciles de contar. La que sigue es una de esas. Una bebita de apenas tres meses murió asfixiada ayer, al parecer cuando dos delincuentes encapuchados entraron a robar en la casa de un productor agropecuario y la taparon con una frazada. No se sabe si lo hicieron porque lloraba o para asustar a su madre y obligarla a entregar una fuerte suma de dinero que ella decía no tener, pero la nena falleció. Esto pasó en el centro de la otrora tranquila ciudad bonaerense de Ayacucho, donde anoche unos 5.000 vecinos salieron a la calle para pedir justicia y renuncias. La pueblada llegó hasta la puerta de la casa del intendente, que recibió un piedrazo cuando quiso salir a dialogar. Los manifestantes también se cruzaron con personal de Infantería, que intentó dispersarlos con balas de goma.De acuerdo con la información suministrada por los diarios locales y allegados a la familia de la víctima, el hecho se desencadenó a eso de las 15 en la casa de la familia Olano Ibáñez, en avenida Miguens al 1100, entre 9 de Julio e Yrigoyen, en inmediaciones del microcentro de esa ciudad de 20 mil habitantes.
Hay dos versiones acerca de cómo empezó todo. Una indica que los dos ladrones ingresaron por el fondo de la propiedad, y otra, que la dueña de casa estaba con una amiga y su hijita cuando escuchó que tocaban el timbre y abrió la puerta.
Al parecer, los dos sujetos estaban encapuchados y reclamaban una suma considerable de dinero que no había en la casa o la propietaria dijo no tener, hasta que en determinado momento cubrieron a la beba con el acolchado de su cuna para dedicarse a buscar objetos de valor.
Hay quienes dicen que era porque lloraba mucho, mientras que otros refieren que fue el mecanismo más perverso que encontraron para forzar a la mujer a que les entregara la plata. Se fueron. Y la mujer descubrió que la pequeña estaba muerta.
La terrible novedad fue corriendo de boca en boca y unas cuatro mil personas se concentraron al frente de la parroquia que dirige el sacerdote Miguel Angel Paris, aunque la tranquila marcha derivó en una reyerta que incluso motivó la intervención de efectivos de Infantería enviados desde Tandil, quienes realizaron disparos intimidatorios para dispersar a los manifestantes. La columna se dirigió primero a la estación comunal de Policía y de allí recorrió cinco cuadras hasta el domicilio del intendente, Darío David (PJ).
El jefe comunal salió a la puerta para conversar, pero parece que los gritos les ganaron a las palabras y un proyectil voló hasta impactar contra David, a quien su hijo convenció de reingresar a la casa. Contra la fachada también estallaron varios piedrazos.
Explosiones de bronca colectiva
Pasó en marzo de 2010, cuando el pueblo de Baradero salió a la calle y causó gravísimos destrozos tras la muerte de dos jóvenes motociclistas en un incidente que involucró a inspectores de
tránsito.
Pasó en octubre último en Saladillo, cuando hasta el jefe comunal acompañó a los vecinos en su reclamo de justicia por la violación de una joven en esa ciudad. Y había pasado ya en 2008 en Santa Teresita, con el ataque sexual y homicidio contra Mara Matheu, y en Miramar, en 2001, con el asesinato y violación de Natalia Melmann. También en la santafesina Arequito y en la bonaerense ciudad de Arrecifes, con una diferencia de 15 días, en 2003 y por más seguridad tras los crímenes de dos vecinos.
Las puebladas tienen características y detonantes parecidos, y en ellas los enardecidos vecinos levantan reclamos casi idénticos. Las consecuencias son difíciles de prever, aunque suelen extinguirse tan rápido como surgen. Son explosiones espontáneas que suelen nacer en los sitios más tranquilos, justamente cuando sobrevuela la amenaza de que esa paz se pierda.
Investigan otras hipótesis
Fuentes policiales y judiciales aclararon que la atroz muerte de la bebita está en plena etapa de investigación, destacando que la versión de la madre es “contradictoria”. De hecho, no descartaron que se enmarque en “un caso de violencia familiar”, ya que no hallaron ningún tipo de desorden en la casa ni testigos que vieran o escucharan nada raro, pese a que la propiedad está en el centro de Ayacucho. Por el caso interviene el fiscal Diego Bensi, del Departamento Judicial de Dolores, quien ordenó la realización de la autopsia de rigor para establecer si la pequeña falleció sofocada por el acolchado o por su propio vómito. Además, Bensi dialogaba anoche con los vecinos para llevarles un poco de calma.
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