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domingo, 11 de septiembre de 2011

Raúl Eugenio Zaffaroni: “Los medios construyen realidad”

 
 
El juez de la Corte Suprema propone que los medios cuestionen su propia ética periodística. Schoklender y el caso de Candela.
"Creo que hay algunas cosas que habría que reflexionar por parte de algunos propietarios de los medios de comunicación, como la autolimitación ética”, dice Raúl Eugenio Zaffaroni a Miradas al Sur. El magistrado de la Corte Suprema de Justicia de la Nación dialogó ayer con este dominical, minutos después de terminar su exposición en el marco del “Primer Congreso Internacional de Periodismo Autogestionado”, que se desarrolló en el Hotel Bauen. La utilización política del caso Schoklender en un año electoral, la intromisión del poder legislativo en cuestiones judiciales, el accionar peligroso de los medios en el caso Candela Rodríguez, la ética periodística, el crimen organizado, la Ley de Quiebras y los vicios de la Justicia, fueron algunos de los temas que abordó.
–La oposición va a pedir que Sergio Schoklender hable en el Congreso para dar explicaciones de los fondos públicos destinados a viviendas sociales. También Schoklender acusó a las Madres e involucró a Hebe en este asunto. ¿Cómo ve del lado de los medios esta cobertura?
–Es claro que en el medio de una campaña electoral esto pesa y toma un color diferente en lo que sería fuera de la campaña. Se tiende a politizar todo para tratar de sacar una ventaja electoral de esto, lo cual distorsiona un poco las cosas. Entre las facultades del Congreso de la Nación, para citar a un ciudadano, primero se debe conformar una comisión investigadora, que tiene que ser aprobada, antes que nada. En segundo término, las facultades de estas comisiones investigadoras están muy discutidas. Yo no voy a adelantar cosas pero pregunten a los hombres sabios en cuestiones constitucionales, y verán que históricamente es un tema bastante discutible que se meta el Congreso en cuestiones judiciales. Lo otro es que son distintos movimientos en una campaña electoral. En política, cada uno trata de tirarle al otro con lo que puede y con lo que tiene. A Dios gracia, no tiran cadáveres.
–¿Se puede decir que hay como una especie de tiro por elevación hacia las Madres para intentar llegar al Gobierno?
–Hacia las Madres, los derechos humanos, para tener más votos en una campaña electoral. Hay picardías políticas, es parte de la democracia, es así.
–Yendo al caso Candela Rodríguez, ¿cómo analizaría la construcción del rol de la víctima en los medios de comunicación?
–Obviamente fue un secuestro con características particulares, un secuestro extorsivo. Por suerte, nuestra policía ha sido bastante eficaz en cuanto al desmantelamiento de bandas de secuestradores. Hay una tipología de secuestro extorsivo. Existe el secuestro extorsivo express, que lo puede hacer cualquiera y que por lo general es más cercano al robo que al secuestro. Aunque jurídicamente sea un secuestro, pero en el ámbito criminológico está más cercano al robo. Luego está el secuestro extorsivo que puede tener cobertura por parte de algún delincuente disfrazado de policía. Este tipo de secuestro normalmente es más detectable. Cuando un policía se pasa a la delincuencia, el entrenamiento que tiene hace que siempre actúe con cobertura. El delincuente común siempre actúa a la defensiva y tiene más posibilidades de dejar marcas. Luego está el secuestro organizado por una banda de secuestradores. Es más difícil, un delito muy complejo, se necesita lugares donde poner al secuestrado porque no se lo puede tener mucho tiempo en el mismo lugar, ya que llama la atención. También se necesita la participación de varias personas, lo cual dificulta el éxito de la operación. Insisto, este secuestro de bandas no lo tenemos en el país. Nuestra policía actúa bien. Si se debe tener mucho cuidado en la comunicación, para no transmitir que el secuestro es un delito fácil y un negocio rentable, porque si se transmite esta idea lo que cunde es el secuestro bobo. El idiota que cree eso, practica un secuestro, es reconocido por la víctima y es un secuestro más peligroso para la vida del secuestrado. Hay una regla principal, cuando la víctima tiene privada su libertad está amenaza su vida, y hay que ser muy prudente con la información. Lo que uno diga, no lo dice sólo al público, sino que también a los delincuentes.
–¿Cuál cree que fue el tratamiento en este caso?
–Fue atípico porque el secuestro lo fue. Comienza como un caso vinculado a trata y después se va derivando a otra cosa que no está muy clara hasta el día de hoy. Cualquier cosa que dijera sobre el hecho concreto sería un absurdo desde mi punto de vista, porque no tengo acceso a la investigación. El accionar fue peligroso para la vida de la víctima. Siendo un secuestro atípico, pudo haber sido un psicópata. Y acorralar a un psicópata no es lo más aconsejable porque se pone en juego la vida de una persona. Creo que hay algunas cosas que habría que reflexionar por parte de algunos propietarios de los medios de comunicación como la autolimitación ética. El riesgo que corre esto es poner en riesgo la libertad de expresión. Si se reiteran hechos de esta naturaleza, no faltan los censuristas y alguien va a salir con un proyecto de ley para hacerse nombre, diputado fulanito que nadie conoce y que sale con el proyecto fulanito sin contenido. Eso no me gusta de ninguna manera. Alguna regla frente a algunos hechos, creo que debería ser materia de autocrítica de algunos medios. Por ejemplo, publicitar lo menos posible, quizás también tiene que ser materia de investigación por científicos, técnicos, especialistas en ciencias sociales; cómo se puede informar sin publicitar. Todos sabemos cómo se puede exagerar con la publicidad. Si se habla de una ola de suicidios, se puede inducir a una epidemia de suicidios. Otra es que mientras la vida de una persona permanezca en peligro, hay que tener cautela.
–Varias críticas hubo en este caso. Una fue que en mucho de los allanamientos no se contaba con orden judicial y, a la vez también, el discurso de la propia madre, poco conciliador, como si no tuviera asesoramiento frente a los medios.
–No quiero meterme en el hecho concreto porque no sé ni qué sabían las autoridades, el fiscal, la policía. En una investigación hay filtraciones que son provocadas por los mismos medios que quieren la noticia. En realidad, son delitos por parte del que provoca la filtración porque está divulgando el secreto, está violando un deber público, pero sabemos que eso pasa y que luego queda encubierto por la reserva de la fuente de información. Es lamentable pero pasa. Participa mucha gente, no todos son autoridades, a veces es el que pasa una cosa en la computadora.
–¿Se podría decir que hay un aumento del crimen organizado en el país?
–Indiscutiblemente si tomamos 30 o 40 años sí, porque irrumpe la revolución comunicacional, entran nuevos tráficos y técnicas. Hace 30 años no teníamos la misma incidencia en tráfico de personas, armas, trata de personas, tóxicos. De cualquier manera, estamos políticamente protegidos. No estamos en la misma posición que México, por ejemplo. No somos país productor, no estamos al lado del un país demandante consumidor. Pero sí, el crimen organizado ha aumentado en todo el mundo aunque es un concepto que yo pongo en duda porque incluye varias cosas y tratamos de meter en la misma bolsa cosas distintas. Si metemos en la misma bolsa a una banda de secuestradores y a un banco que hace dos o tres lavados de dinero por año, no sirve para nada. Cada uno de ellas necesita medidas concretas, se tiene que atender la particularidad de cada cosa.
–En materia de accionar judicial, ¿cómo evaluaría estos 25 años de democracia? Avances y retrocesos dentro de la Justicia, teniendo en cuenta que se modificó la Corte Suprema y que hay ciertos jueces que están fugitivos y se los está buscando por su accionar en los años de plomo.
–Creo que de alguna manera el perfil del Poder Judicial está cambiando. La reforma del ’94, la designación de jueces a través del Consejo de la Magistratura. Me gustaría que no se sea arbitrario en nada.
–¿Qué es lo más difícil de modificar?
–El perfil judicial. Lo estamos viendo con los años, se va modificando de manera generacional. En ningún momento nadie pensó que se podía modificar el perfil judicial cambiando radicalmente todo el Poder Judicial. No podemos encargar que nos manden jueces enlatados de Groenlandia. Vamos con esto y lo mismo ha pasado en Italia cuando parte del Poder Judicial falló y se puso en funcionamiento uno nuevo. Hay que estar atentos porque va a dar resultados muy positivos porque se puede pelear contra la corrupción política, contra la mafia, seguir adelante. Lo mismo ha pasado en España con un poder judicial franquista. Como todo lo que hay en el aparato penal, policías también. No podemos pensar que vamos a cambiar todo de golpe. Desgraciadamente es como un barco que hay que ir arreglando mientras sigue navegando.
–Hoy hablaba del poder de los medios para con la política, ¿se podría decir que hay cierta complicidad de políticos y jueces con los medios para figurar, para no ser excluidos, y por eso apoyan a medios hegemónicos con amparos judiciales contra la ley de medios o declaraciones en contra de la pluralidad de voces?
–Concretamente, de la ley de medios no puedo decir nada. Es algo que tenemos que resolver. Indiscutiblemente, los medios son un factor de poder, lo reconozco, y que construye realidad. Es el teorema de Thomas. No importa si algo es verdadero o falso, importa que se lo de por verdadero. Los medios construyen realidad por lo que si decimos que llegaron los marcianos y no es así, no importa, aunque estemos todos locos. Eso juega en cada tema y también en la ley de medios pero no puedo opinar sobre eso.
–Termina de dar una charla en el Bauen, empresa recuperada. ¿Cómo viene el tratamiento dentro de la Justicia de la Ley de Quiebras y sus recientes modificaciones?
–Yo espero que haya avance. Tengamos en cuenta que estas modificaciones son una innovación que avanza sobre todo lo que es un hecho concursal que está pensado para otra cosa. Los jueces tendrán que ir acostumbrando la cabeza a una nueva perspectiva. Es una ruptura importante a un derecho concursal que ha tenido siempre por objeto, y centro de los intereses, a los acreedores. Es un desafío para cualquiera que ha pensado siempre el derecho de una manera y de un momento a otro tiene que pensarlo de otra. Los juristas tenemos una tendencia a resistirnos a incorporar componentes. “Me está desarmando la estantería, ¿qué hace?, yo la tenía armadita.” Es un poco eso.
–¿También pasa por el pensamiento individual de cada juez?
–Independientemente de su posicionamiento ideológico, es el entrenamiento. Venimos con cierto entrenamiento, tenemos la casa en orden, viene uno, se altera todo el armario, se cae la base y hay que ver quién lo hace pero hay cierta resistencia. No es necesariamente una cuestión ideológica, se puede ser un reaccionario, un fascista. Me enseñaron toda la vida a pensar esto de una manera y pensar de otra cuesta. Es una especie de entrenamiento profesional.

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