Por César Arrondo, Foro Nacional de Historiadores Radicales
La figura de Hipólito Yrigoyen se encuentra íntimamente ligada a la etapa fundacional del radicalismo, como así también, a la lucha que esta agrupación política que emerge a fines del siglo XIX, desarrollará en la búsqueda incansable del sufragio universal. Será entre los años 1880 y 1890, cuando se produce "El Retiro" de Yrigoyen, dedicándose durante ese tiempo a la docencia y las tareas agropecuarias, tomando contacto, a partir de su periódica lectura con el Krausismo. Una vez que ha regresado a la ciudad de Buenos Aires, retorna la actividad política siendo en el mes de julio de 1890, uno de los protagonistas de la “Revolución del Parque”. A partir de la fundación de la Unión Cívica Radical, Hipólito Yrigoyen, ocupará la Presidencia del Comité de la Provincia de Buenos Aires.
Ante el fallecimiento de Leandro Alem, tomará las riendas del partido, bajo tres principios “La Abstención, la Intransigencia en los Principios y la Revolución”. En este sentido, en esa lucha permanente para poder establecer los derechos políticos de las grandes mayorías, en el año 1893, tiene lugar una Revolución Radical en la Provincia de Buenos Aires.
Hipólito Yrigoyen redacta un plan revolucionario para hacer la Revolución en 90 partidos en la Provincia enviando un centenar de jóvenes a Temperley para tomar la comisaría y la estación de trenes, y desde allí presiona a las autoridades de Buenos Aires. Hipólito Yrigoyen parte desde la estancia "El Trigo" en Las Flores en tren a Azul y Olavarría, luego retorna a Temperley. La gente se agolpa en las estaciones y se suma a la revolución, hay 8.000 hombres que acompañan la gesta patriótica. Hasta aquí todo se ha desarrollado sin disparar un solo tiro.
Yrigoyen presiona y forma gobierno en Lomas de Zamora. El 6 de agosto de 1893, hay 10.000 voluntarios en Temperley. La ciudad de La Plata se prepara para recibir a Hipólito Yrigoyen, que ingresa en la ciudad capital de la Provincia con el ejército. En Buenos Aires, los jefes del ejército exigen la renuncia del Ministro Nacional Aristóbulo del Valle, Pellegrini ordena la intervención de la Provincia de Buenos Aires, pero como Hipólito Yrigoyen no quiere un derramamiento de sangre se retira, y en un gesto propio de un “radical krausista”, vende su estancia "El trigo", para pagar los gastos de la Revolución.
La intransigencia, continúa siendo el principio que guía la inclaudicable lucha por la soberanía popular. En tal sentido, hacia el año1905, una nueva revolución radical se produce en el país. La revolución fracasa, pero la perseverancia en los objetivos propuestos hizo que en el año 1912, el presidente Roque Sáenz Peña, sancionara la Ley de “voto universal secreto y obligatorio”. En tal sentido, hacia el año 1916, cuando el país debe elegir un nuevo presidente, la Unión Cívica Radical, levantará la abstención y se presentara en las elecciones, con Hipólito Yrigoyen como candidato a presidente, acompañado por Pelagio Luna. Estos triunfarán en los comicios, lo que les permitirá constituirse en el Primer Gobierno de la Unión Cívica Radical (1916- 1922).
El primer gobierno de Yrigoyen fue inclusivo de las clases populares, otorgándole los derechos políticos sociales y educacionales que les corresponden a todos los ciudadanos, protegiendo a los más necesitados, reduciendo las tarifas de los FFCC y expandiendo sus líneas, implementando las jubilaciones, creando YPF y estableciendo el arbitraje de los temas sindicales por ley. También el gobierno radical apoyó la Reforma Universitaria que estalla en Córdoba, para garantizar una educación sin dogmas y abierta a todas las clases sociales, haciendo de esta manera una realidad, la igualdad de oportunidades. Además, implementa una política exterior soberana y desarrolla su actividad como Presidente, en el marco de una austeridad republicana, propia de un radical krausista.
Se cumple el 95 aniversario del primer gobierno de la Unión Cívica Radical. El cual estuvo basado en los ideales del radicalismo, haciendo realidad la idea de la “Reparación”, conformada por una fuerza liberadora de todas las virtudes intrínsecas del individuo y de la sociedad, que promueve los principios olvidados. En tal sentido, hoy el mejor homenaje del radicalismo en su conjunto al primer gobierno radical de Yrigoyen, será retornar a las fuentes filosóficas de Hipólito Yrigoyen, defendiendo a los más débiles y a las libertades y derechos que garantizan la plena vigencia de la República.
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