La ministra de Seguridad se sumó a la lista de posibles candidatos para suceder a Aníbal Fernández en la Jefatura de Gabinete. En su entorno aseguran que la Presidenta valora su gestión y hablan del proyecto "Dilma Garré 2015", en un juego de palabras que hace referencia a sus similitudes con la sucesora de Lula Da Silva.
En las próximas semanas, Cristina Kirchner definirá cuál será la conformación de su próximo gabinete. Y la ministra de Seguridad, Nilda Garré, se sumó a la pelea por la sucesión de la Jefatura de Gabinete, un puesto clave que dejará vacante Aníbal Fernández con su traspaso al Senado. Hasta el momento, la lista de postulantes la integraban Julio De Vido y Florencio Randazzo.En la Casa Rosada todo el mundo sabe que la Presidenta valora mucho la gestión de Nilda Garré. Y no es llamativo, porque como funcionaria llevó adelante acaso las tareas más complejas de la era K. Primero como ministra de Defensa, cargo que ocupó desde 2005, en plena efervescencia del revisionismo histórica hacia las Fuerzas Armadas que impulsó Néstor Kirchner.
El ex presidenta tenía una relación tensa con un sector militar. Le había ordenado al teniente general Roberto Bendini descolgara en persona los cuadros de Jorge Rafael Videla y Roberto Bignone. También se habían anulado las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, reabriendo los juicios contra los responsables de los crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura.
Garré estuvo parada junto Kichner en un histórica acto por el Día del Ejército, cuando el ex presidente lanzó una frase desafiante hacia esos sectores: "No les tengo miedo". Lo cierto es que la ministro piloteó esas tensiones y reorganizó a las Fuerzas Armadas, una tarea muy valorada en la Rosada.
Fue por esa misma razón que en diciembre del año pasado, tras los incidentes en el Parque Indoamericano, Cristina Kirchner creó el Ministerio de Seguridad, y la puso a ella al frente. Le esperaba otra tarea titánica: limpiar a la Policía Federal.
Para eso, se apoyo sobre la Gendarmería Nacional y organizó el Operativo Centinela en el Conurbano. Se trata de un despliegue de fuerzas muy valorado por los intendentes. Algunos días atrás, el mandatario electo de San Martín -una zona caliente de delitos-, Gabriel Katopodis se reunión con los asesores de la ministra y pidió que la experiencia se extienda en su municipio. Tiene excelentes referencias de otras zona, como Lomas de Zamora, donde los resultados ya están a la vista.
Camino a la sucesión
En el entorno de la ministra se ilusionan con el crecimiento de su figura, y ya hablan de "Dilma Garré 2015", un juego de palabras que hace referencia a las simulitudes con la carrera de la sucesora de Lula Da Silva, la actual presidenta de Brasil, Dilma Rousseff.
Las coincidencias son varias y en muchos sentidos. Lula nombró a Rousseff como ministra de Minas y Energía en enero de 2003, cuando asumió su primer mandato. Con un perfil silencioso pero con un trabajo efectivo, se ganó la confianza del líder del PT.
No se trataba de una dirigente carismática, pero sí muy exitosa en su gestión. Esa confianza le valió su pase, en 2005, al frente del Gabinete Civil de la Presidencia (una función similar al Jefe de Gabinete en nuestro país), lugar que ocupó hasta que inició su mandato presidencial.
Profundas críticas recibió Lula cuando decidió apostar por Rousseff. Pero el entonces presidente prefirió apostar por los dotes dirigenciales y técnicos de su jefa de Gabinetne y relativizar el nivel de conocimiento entre los ciudadanos. Este mismo recorrido es que avisoran y apuestan los allegados a Garré.
Otra similitud: Dilma inició sus estudios en una prestigiosa escuela católica, pero con el paso de los años levantó la banderas de los principios marxistas, lo que la llevó a unirse a los 17 años al grupo Política Obrera (Polop). Más tarde, se uniría movimientos más radicales e incluso recibiría entrenamiento de guerrilla. Garré se recibió de abogada en la católica Universidad del Salvador, y también tiene un pasado guerrillero.
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