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viernes, 15 de junio de 2012

La despenalización de drogas divide a los bloques de Diputados



Es por la fuerte presión de los legisladores del interior, que piden ampliar las políticas preventivas. El oficialismo, la UCR y el Fap tienen proyectos, pero en los dos primeros hay muchas voces en contra. Los kirchneristas tuvieron una tensa reunión. Sólo el Pro se niega a avanzar y el dictamen se demora.
“Esto es como la ley de matrimonio gay. Nos va atravesar a todos”, confió un diputado kirchnerista a LPO, consultado sobre la opinión del bloque sobre los proyectos para despenalizar el consumo de drogas que avanzan en Diputados, con aportes de las tres bancadas más numerosas.
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Diana Conti

Pero esa presencia multicolor no permitió acelerar un dictamen común ayer, en el segundo plenario de las comisiones de Legislación Penal, con la presencia de ONGs que bregan por la despenalización.

La primera jornada había tenido la participación del juez Eugenio Zaffaroni, reconocido militante de esta reforma, pero no la de Rafael Bielsa, titular del Sedronar, quien se había anunciado para el plenario pero a último momento prefirió asistir a una reunión del bloque del Frente para la Victoria-PJ.

Según pudo saber LPO, en ese encuentro Bielsa tuvo responder un arduo cuestionario de algunos diputados que no terminan de convencerse, la mayoría del interior del país, donde las presiones son más fuertes.

“(La diputada kirchnerista) Diana Conti me llamó hace quince un mes y pensé que tenía el acuerdo de su bloque y esto avanzaba. Pero ahora veo que viene demorado”, se lamentó ante LPO Fabián Peralta, diputado del Gen.

Conti es autora de uno de los tres proyectos de mayor consenso. Los otros dos son de Victoria Donda, del Fap; y el radical Ricardo Gil Lavedra.

Los tres proponen despenalizar el consumo con cambios en las figuras legales. El de Conti sustituye el inciso a del artículo 5 de la ley 23.737, al agregar que “cuando por la escasa cantidad sembrada o cultivada y demás circunstancias, surja inequívocamente que ella está destinada a obtener estupefacientes para uso personal, el hecho no será punible”.

El texto de Conti no lo firma ningún otro miembro de su bloque, aunque ya hay otro similar presentado por Adriana Puiggros. “Cuando por la escasa cantidad sembrada y cultivada, su carácter privado y demás circunstancias, surja inequívocamente que ella está destinada a obtener estupefacientes para consumo personal, el hecho no será punible”, señala.

Donda deroga el polémico inciso a y el d extiende la imputabilidad a quien “comercie con plantas utilizables para producir estupefacientes, o las tenga con fines de comercialización, o las distribuya, o las dé en pago, o las almacene o transporte".

El proyecto de Gil Lavedra tiene las firmas de Manuel Garrido, Ricardo Alfonsín y Estela Garnero, del peronismo cordobés. Más preciso que los anteriores, deroga todo el artículo 5 y lo redacta nuevamente, con la aclaración de que cuando por “la escasa” cantidad de drogas “sembrada, cultivada o producida” surja que está destinada a uso personal, “el hecho no será punible”.

En la UCR tampoco todo es armonía. “Algunos diputados del interior están dispuestos a votar en contra”, admitieron a LPO fuentes del bloque.

El Pro es el único bloque que se expresó mayoritariamente en contra de una despenalización y avanzó con un proyecto para aumentar las políticas preventivas del consumo.

“Ninguno de los proyectos en cuestión se mete en el tema preventivo. El problema con la penalización son los antecedentes, que pesan a la hora de buscar un trabajo. Por ahí habría que resolver eso”, sugirieron desde la bancada que conduce Federico Pinedo.

Como en el debate por el matrimonio gay, la iglesia volvió a sentar postura a través del cardenal Jorge Bergoglio, quien definió como “mercaderes de la muerte” a los impulsores de la despenalización. “Si quieren droga que las tomen ellos”, inquirió.

La presión eclesiástica no llegó a los prelados del interior, pero pronto podría ocurrir si prospera la idea de Carlos Comi, de la Coalición Cívica, de trasladar los debates a las provincias.

Ahí la cosa puede complicarse para los kirchneristas y los radicales que por ahora se mantienen agazapados, pero lejos están de apoyar a ojos cerrados

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