El histórico boina blanca habla casi como un dirigente camporista. Cuáles son sus vínculos con el Gobierno. Una relación que viene desde la época de Duhalde y fue armada en base a buenos tratos
Sin embargo, lo de Moreau no es sólo una cuestión de gusto político. El dirigente de San Isidro, que tuvo su apogeo tras la vuelta de la democracia y su llegada al Congreso como diputado nacional, supo ser un líder positivo en territorio bonaerense y tejió, sobre todo desde la presidencia del Comité Provincia (con él a la cabeza o algún hombre suyo), importantes y buenas relaciones con los gobiernos peronistas de turno, desde el de Antonio Cafiero hasta el de Daniel Scioli.
“También tuvo muchos presidentes de bloque, tanto en Diputados como en el Senado, que respondían a él; como ahora es el caso de Ricardo Jano en la cámara Baja. Todo esto posibilitó una relación muy fluida con el gobierno bonaerense”, cuenta un viejo allegado al ‘Marciano’, que ahora lo prefiere lejos del partido. “La salida de Moreau contribuiría sobremanera a una definitiva unidad, pero no lo entiende, ni lo va a entender”, agrega la fuente que, sin tapujos, se anima a decir que actualmente las mejores migas del legendario hombre del radicalismo están en Nación y no en Provincia.
La historia arranca con el gobierno de Duhalde. Antes, muchos amigos y hombres cercanos a Moreau, durante la gestión de la Alianza, tuvieron la oportunidad de trabajar en la Anses. Cuando tuvo lugar el cambio de gobierno, las modificaciones no fueron de suma importancia y varios siguieron, tanto durante la gestión del hoy intendente de Tigre, Sergio Massa, como en la del actual vicepresidente, Amado Boudou. Incluso algunos llegaron a trabajar con Diego Bossio.
Entre esos amigos de Moreau que fueron escalando posiciones se encuentra Juan José Laxagueborde, oriundo de la localidad de Tres Algarrobos, partido de Carlos Tejedor, que llegó a convertirse en gerente general de la Administración Nacional de Seguridad Social y ahora se desempeña como jefe de la Oficina de Enlace de la entidad en Ginebra, Suiza. Otro puesto que ocupó, siempre dentro de la Anses, fue el de gerente de Control y Prevención del Fraude.
Laxagueborde también fue concejal en Carlos Tejedor y diputado provincial del radicalismo por la Cuarta sección entre 1991 y 1995. Unos años después, luego de diferencias políticas que más tarde fueron salvadas, se sumó a la Concertación Plural. Entre esas subsanadas diferencias se encuentra su gran relación con Leo-poldo Moreau. “El propio Laxagueborde es quien acerca a Boudou con Moreau, desde aquellos tiempos de la Anses”, afirma otro dirigente del centenario partido, que por estas horas trabaja fuerte por la “unidad” a nivel provincial.
Vale recordar que en la previa de la suspensión de la interna radical, a mediados de junio, el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, denunció públicamente la intervención del vicepresidente en la compulsa partidaria. El jefe comunal advirtió que mientras la mayoría de la UCR “hace esfuerzo de unidad”, Moreau “apuesta a una fractura del partido, que requiere que haya un sector funcional al Gobierno, y, aparentemente, el operador de todo esto terminó siendo Amado Boudou” .
El propio hoy vicepresidente nombró al hijo de Laxagueborde como funcionario del Senado. Juan Laxagueborde, de 30 años, se desempeña desde principio de 2012 como subdirector general de Cultura del Senado. Al ser consultado por la llegada al cargo, enseguida despegó a su padre. “La designación mía es casualidad. Acá estoy yo, pero podría haber estado otro. El claro indicador tiene que ver con el manifiesto propósito de este Gobierno de reavivar el salto generacional”, sostuvo el joven sociólogo.
De todos modos, el funcionario reconoció que tiene participación dentro del es-pacio del vicepresidente. “Este lugar al que yo llego es porque tengo, también, una militancia en el espacio de Amado, y con su gente, de hace mucho tiempo. Pudimos acercar nuestros proyectos, nuestras ideas. Participaba de sus actos, comidas y actividades”, expresó.
El tiempo pasa, y los dirigentes, como todo el mundo, se van poniendo viejos.
Por supuesto, hacen hasta lo imposible para aferrarse a los lugares conseguidos durante tantos años. A algunos les cuesta más. Este no parece ser el caso de Leopoldo Moreau, quien, pese a las antipatías cosechadas y a la paupérrima elección presidencial de 2003, continúa dando que hablar. Para bien o para mal, pero dando que hablar. Y al fin y al cabo, eso es lo importante.
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