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miércoles, 13 de marzo de 2013

Kirchneristas cruzaron duro a Bergoglio



Más allá de que fueron muchos los mensajes de "benéplacito", "orgullo" y "felicidad" por la designación de Jorge Bergoglio como Papa, inclusive de la mismísima Cristina Fernández de Kirchner, sabido es que la noticia no cayó del todo bien en el kirchnerismo duro. D'Elía y Raimundi lo dejan bien claro
Más allá de que fueron muchos los mensajes de "benéplacito", "orgullo" y "felicidad" por la designación de Jorge Bergoglio como Papa, inclusive de la mismísima Cristina Fernández de Kirchner, sabido es que la noticia no cayó del todo bien en el kirchnerismo duro. La relación del gobierno nacional con la Iglesia no atraviesa por un buen momento, y era particularmente mala con el citado Bergoglio.

Uno de los primeros en mostrar su descontento fue el titular del partido Miles, Luis D'Elía, quien señaló a través de Twitter que "Francisco I es a América Latina lo que Juan Pablo II fue a la Unión Sovietica", y catalogó el nombramiento como "el nuevo intento del Imperio por destruir la unidad sudamericana".
En el mismo sentido, el ex piquetero, en lo que puede tomarse como una expresión de deseo cargada de críticas, indicó: "que Francisco I sea muy distinto al Jorge Bergoglio que entregó a los Sacerdotes Orlando Yorio y Francisco Jalics a la dictadura genocida".

Por su parte, el también kirchnerista Carlos Raimundi, ex integrante del ARI, dijo que "Bergoglio Papa, ojalá me equivoque, pero no me gusta". Y agregó que "la Iglesia no es una institución religiosa, sino política. Se supone que un Cardenal con la influencia como para ser elegido Papa, habrá tenido la misma, o mayor influencia aún, en la conducción de la Iglesia a la cual representa, que es la de nuestro país".

Dijo a su vez que "mi opinión tiene que ver con que no me gustaría que lo que la cúpula del Episcopado ha representado desde hace décadas en nuestro país, se traslade a la representación de la Iglesia católica en el mundo. Su papel frente a la dictadura, su silencio -como mínimo- ante crímenes de lesa humanidad". 
Y continuó: "la no exoneración de los curas condenados por distintos ilícitos, sus declaraciones acerca de nuestro presente político, los valores que imparte desde la educación, su relación con los grupos de poder, su falta de autocrítica ante la historia, no se corresponden con lo que a mi juicio debería ser una conducción comprometida profundamente con la igualdad, más allá de su retórica". 

En el final de la carta publicada en facebook, sostuvo: "En fin, ojalá me equivoque, pero nada indica que lo que no se hizo bien en nuestro país, se haga bien ahora. Por último, me parece muy bien la prudencia que guía la carta de nuestra Presidenta; ojalá no utilice la mayor influencia que ahora tiene, para incidir negativamente sobre los procesos populares de nuestro país y la región".

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