“El 60% dice que la economía empeorará”

Para el economista de la consultora Management & Fit,Matías Carugati, “puede ser que la sociedad comience a ver que el Gobierno prioriza el discurso político cuando debería favorecer la estabilidad económica”

-¿Cómo repercutirá en la política esta situación si no se sale rápidamente del default?
-Va a depender básicamente del impacto que tenga en materia económica. Hasta ahora, como los impactos han sido mínimos porque el default todavía no influyó directamente sobre la economía, el Gobierno hace un balance positivo, porque mejoró la imagen. Se ha visto favorecido por el conflicto y ha recuperado la iniciativa política. Pero si el default se prolonga en el tiempo y comienzan a sentirse problemas cambiarios, y una profundización de la recesión, ahí el balance puede ser distinto. Puede ser que la sociedad comience a ver que el Gobierno prioriza el discurso político cuando, en realidad, debería favorecer la estabilidad económica, y el costo podría ser mayor.

-Es paradójico que crezca la imagen cuando la economía se complica.
-Sí. De todas maneras, la mejora que hubo en la aprobación de gestión no ha sido muy fuerte, sino marginal, de unos puntos porcentuales que no logran cambiar la desaprobación en general que tiene el Gobierno, y la imagen negativa de Cristina y de los principales funcionarios. En segundo lugar, en materia económica las expectativas siguen siendo pesimistas. Hay alrededor de 60 por ciento de expectativas negativas para los próximos meses. De cada diez encuestados, seis dicen que la economía va a empeorar en los próximos meses; tres señalan que se va a mantener; y apenas uno dice que va a mejorar.

-¿El default económico puede llevar a un default político?
-Creo que en el peor de los casos, si la economía se deteriora y el Gobierno sigue adelante en su intransigencia con los fondos buitre, va a terminar priorizando ese 20 o 25 por ciento de votantes fieles. Aun cuando se termina su mandato y tiene menos capital político que antes, la Presidenta todavía tiene una adhesión de más o menos un cuarto del electorado, algo que no tiene casi ningún otro político.