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martes, 10 de febrero de 2015

Las consecuencias del pacto Macri-Carrió

El coqueteo entre el líder del PRO y su par de la CC se convirtió en un acuerdo que le abre las puertas a parte de la UCR y el GEN. Qué sector resulta más beneficiado. Cómo quedan parados el Frente Renovador y el Frente para la Victoria. Un acuerdo que excluye al peronismo.
“Sellamos la unidad y competiremos en las elecciones internas abiertas para que ustedes puedan elegir cuál es la mejor propuesta, sin que nadie pierda su identidad”, anunciaba a través de las redes so-ciales el jefe de Gobierno porteño y candidato a Presidente por el PRO, Mauricio Macri. En la foto adjuntada al texto se lo ve junto a la también presidenciable Elisa Carrió, quien no hace mucho tiempo rompió con el FAUnen, justamente, porque la mayoría del resto de las cabezas (Binner, Cobos y Solanas) no quería sumar al espacio amarillo.

¿Qué significa el acuerdo Macri-Carrió? Poco y mucho a la vez. Poco en cuanto al acuerdo en sí. Los números no cambian demasiado para Macri. Las encuestas que lo daban primero antes del arreglo, lo se-guirán dando primero. Lo propio sucederá con las que los daban segundo o tercero. Carrió, en cambio, puede sacar alguna otra ventaja. Más allá de la casi segura derrota en las Primarias, podrá colar a alguno de los suyos en las generales de octubre, aunque sea por la minoría.
Pero significa mucho cuando entran en juego los demás sectores. El pacto Macri-Carrió afecta al FAUnen, que no sólo perdería a un importante sector del radicalismo, sino incluso a gran parte del GEN.

El acuerdo también castiga al massismo: se queda sin los radicales que se lleva Macri (entre ellos puede contarse a varios que aún siguen en el radicalismo, pero además, posiblemente, al sanisidrense Gustavo Posse y algunos dirigentes que le responden) y ve cómo el alcalde porteño sube en las encuestas, poniendo en peligro la participación del FR en una hipotética segunda vuelta. De todos modos, Massa insiste con que será Presidente en las generales de octubre.

En cambio, el Frente para la Victoria, herido por el caso Nisman, llamativamente puede llegar a verse beneficiado. Antes de la muerte del fiscal, el kirchnerismo y el sciolismo hubieran preferido que Macri juegue solo, ya que la principal apuesta era ganar en la primera vuelta. Con el nuevo escenario electoral, ese triunfo sin balotaje es prácticamente un imposible. Y si hay que elegir rival para poder vencer, el elegido es Macri. ¿Por qué? Porque confían en la pata peronista del Frente Renovador.

“Si vamos a la segunda vuelta con Massa, no tenemos chance alguna; el macrismo no nos va a votar a nosotros, va a votar a Massa. Pero si vamos a la segunda vuelta con Macri, el peronismo massista probablemente descarte a Mauricio y se la juegue con nosotros”, asegura una fuente de calle 6, y confiesa que son especulaciones que hacen para adentro, ya que “ni siquiera tenemos mediciones al respecto”.

Eso sí, todas estas son hipótesis a futuro, más allá de lo que puedan decir las encuestas. Lo cierto es que la alianza entre el PRO y la Coalición Cívica les abrió las puertas a los intendentes radicales, que hace rato insisten con que ni Cobos, ni Binner, ni el propio Sanz pueden traccionar los votos necesarios para salvar su pago chico. Sanz es el único que parece entenderlos (también, claro, lo ha-ce por su propio beneficio), y es quien propicia ampliar el pacto Macri-Carrió.

Las definiciones se darán entre el 7 y el 14 de marzo, cuando se realicen la Conven-ción de la UCR Provincia y la Convención de la UCR Nación, respectivamente. Todo indica que en ambos encuentros, ante la presión que ejercen los jefes comunales, la conducción se decidirá por el vía libre. Es decir: el que quiere, juega con Macri y Carrió; el que quiere, lo hace con el Frente Renovador; y el que quiere se queda en el FAUnen. Es más: si alguno prefiere jugar con el FpV, también puede hacerlo.

En realidad se tratará de una especie de oficialización. La tropa del centenario partido está tan desmembrada que ya hace lo que se le antoja. Al igual que en varios distritos bonaerenses, entre ellos La Plata y Bahía Blanca, el PRO y el radicalismo se muestran juntos en diferentes provincias. En Neuquén, por ejemplo, la fórmula para la Gobernación estará encabezada por el intendente de la capital, Horacio “Pechi” Quiroga (UCR), y Leandro López (concejal del PRO). En Santa Fe, en tanto, la dupla candidata la integran Miguel del Sel (PRO) y Jorge Boasso (edil de la UCR).

En el GEN, por su parte, también discuten por la posibilidad de sumarse al pacto. La más alta jerarquía, Margarita Stolbi-zer, nada quiere saber con Macri, y menos con volver a compartir espacio con “Lilita”. Sin embargo, las bases quieren otra cosa. En un reciente encuentro provincial llevado a cabo en Capital Federal, dirigentes que representan a las secciones electorales Segunda y Cuarta se pronunciaron a favor de un acuerdo con el macrismo, con el ánimo de que “la oposición se una para poder ganarle al kirchnerismo”. En tanto, la Quinta y la Séptima se mostraron con posturas divididas.

Agrandados, desde las huestes lilitas se sienten precursores y anfitriones, e invitan al resto a sumarse. “Este acuerdo nos da una gran perspectiva. Todos aquellos que tenían dudas de si había una fuerza no PJ que podía perfilarse con perspectivas de triunfo, hoy se sacan esas dudas y cuentan con una alternativa”, dice a La Tecla el postulante a la Gobernación por la CC, Héctor “Toty” Flores. Añade que “es un gran atractivo para muchos votantes que andaban dando vueltas. Este acuerdo es mucho más que la suma de dos. Lo que más entusiasma es que van a venir otros”.

La invitación, claro está, apunta a radicales y margaritos, que, en el hipotético caso de que Carrió supere a Macri y Sanz (siempre y cuando este último se sume y se presente como candidato a Presidente), vota-rán en las generales por la blonda diputada chaqueña. Abajo, en la elección para Gobernador, más allá de que él no lo reconozca, Flores podría bajar su postulación y su-marse a la que encabecen Gustavo Posse o María Eugenia Vidal. Se trataría de un armado conjunto. No se descarta que estos dos últimos nombres conformen la única lista amarilla.

Así las cosas, Macri y Carrió, tras la ya famosa foto, avanzan con fuerza de cara a las presidenciales; por supuesto, con la intención de adherir a la mayor cantidad de radicales y panradicales posible. Los números son contundentes. La unión favorece ampliamente a Macri, quien, previo paso por las Primarias, llegaría a las generales de octubre, siempre y cuando uno más uno sea dos, con el respaldo de la Coalición Cívica de “Lilita”, el radicalismo de Sanz y el desencantado GEN.

El problema, claro, es que no siempre uno más uno es dos. “Este acuerdo beneficia a Macri, lo de Carrió es simplemente un capricho que finalmente pudo llevar a cabo. En el fondo de su corazón tiene el anhelo secreto de poder ganarle a Macri, pero desde el punto de vista de las probabilidades es cercano a nulo. El idilio se va a terminar cuando Carrió quede relegada a ser una segunda de Macri. Ahí aparecerá la Carrió beligerante de siempre, y todavía le va a dar algún dolor de cabeza al PRO en la parte final de la campaña”, afirma el consultor Federico González.

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