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domingo, 15 de marzo de 2015

Entre deserciones y tropa dividida, Massa pierde terreno en la batalla electoral


  
El amplio abanico de dirigentes de diversas extracciones que supo alimentar Sergio Massa provoca cruces como los que se observan entre Francisco De Narváez y Darío Giustozzi (Dibujo: NOVA).
Legisladores que pegan el portazo, reuniones de urgencia con intendentes en el marco de operativos de contención y encuestas que no reflejan los números deseados. Hace un año, ese cuadro de situación bien podría amoldarse al oficialismo bonaerense y a un Daniel Scioli intensificando los encuentros con alcaldes que mostraban señales de malestar por obras que no llegaban a sus distritos y sobre los que se tejían mantos de rumores acerca de inminentes fugas hacia el Frente Renovador.
Sin embargo, en el fluctuante transcurrir de la política doméstica, quien se posiciona actualmente en ese incómodo lugar es Sergio Massa. Lejos de provocarse la catarata de desembarcos que muchas voces del espacio vaticinaban que se iba a producir durante 2015, el tigrense viene sufriendo bajas que bien pueden atribuirse a una falta de muñeca política para contener el amplio abanico de dirigentes de diversas extracciones que supo alimentar.
Lo que se mostraba en 2013 como una fortaleza, hoy es una peligrosa debilidad. Y es que las rosas de múltiples colores que supieron florecer en la última primavera electoral, por estos días cercanos al otoño comienzan a mostrar sus espinas. En tanto, el único desembarco de renombre que se provocó en el FR durante este año, (Francisco De Narváez) sólo ha servido para revolver aún más el avispero.
Fugas 2015
Bajo ese contexto de una lista de precandidatos a la gobernación que se agrandaba, al tiempo que el fantasma de Martín Insaurralde no terminaba de alejarse, el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, vio en el PRO, espacio con el que siempre coqueteó, un camino más seductor para sus aspiraciones. Consigo, arrastró al senador Roberto Costa, quien se alejó de la bancada FR para conformar un nuevo bloque de inclinación possista-macrista junto con la senadora Nidia Moirano.
Pero no sería la única baja allí. El massismo terminó de perder la primera minoría en la Cámara Alta provincial cuando Alfonso Coll Areco decidió días atrás dar el portazo para conformar un bloque unipersonal que hasta el momento no tiene referentes en el orden provincial y nacional.
Al fundamentar esta determinación, el senador se amparó en la imposibilidad que tenía de presentar su candidatura a la intendencia de San Miguel bajo el sello del FR ya que el mandato de Massa es que en los distritos donde gobierna su espacio, sólo debe jugar la lista del oficialismo municipal que, en el caso de este distrito, es aquella que estará liderada por el actual intendente Joaquín De la Torre.
Por tal razón, el legislador, que ingresó al recinto en representación de la Séptima Sección Electoral, decidió alejarse y competir por su municipio de origen, que integra la Primera Sección.
Mientras tanto, la primera baja legislativa del año tuvo también su resonancia en otros órdenes. Sucede que el regreso al kirchnerismo por parte del diputado provincial Mariano San Pedro (quien accedió al recinto de la Cámara baja encabezando la lista massista en la Tercera Sección), provocó que similar determinación hayan tomado dos concejales de su distrito, Almirante Brown: Carlos Carvajal y Marilina Russo, lo cual significó un duro revés para el ex intendente de ese municipio, el actual diputado nacional Darío Giustozzi.
Precisamente éste último fue consultado por NOVA acerca de las recientes fugas producidas en el FR dentro de la Cámara alta provincial. Al respecto, apuntó: “A veces en los períodos preelectorales hay mucha especulación que van y vienen en función de sus necesidades personales más que otra cosa”.
Confrontación de precandidatos
Luego de referirse a los que se van con malestar, Giustozzi también se dedicó, con mayor fastidio, a hablar de uno que vino: Francisco De Narváez. En este sentido, recalcó el gesto de quienes se sumaron al massismo desde la primera hora, a diferencia de dirigentes como “el propio De Narváez” que en 2013 “decía frases a veces descalificadoras respecto de nuestro propio espacio”.
Ese fue el punto en común que acercó las posiciones entre el hombre de Brown y otra aspirante a la gobernación: la diputada bonaerense Mónica López. Aquí, las disputas territoriales parecen haber quedado atrás y por estos días ambos unen fuerzas para disparar contra el “Colorado”: “A pesar de las diferencias con Darío (Giustozzi) las podemos salvar porque somos peronistas, con De Narváez no. Y nosotros que lo conocemos tratamos de proteger a nuestros compañeros de las traiciones que pueda cometer”, sentenció López, quien supo acompañar a “Alica-alicate” en la fórmula por la gobernación durante 2011.
De esta manera, López, Giustozzi y, también, Felipe Solá, se han unido por el espanto de una hipotética predilección del tigrense hacia una candidatura del colombiano.
Operativo contención
Mientras tanto, en el encuentro desarrollado en Junín semanas atrás, Massa buscó ordenar la tropa, aunque las ausencias en dicho cónclave del intendente de Malvinas Argentinas, Jesús Cariglino, y de Hurlingham, Luís Acuña, hicieron prender las luces rojas de alerta acerca de nuevas fugas al PRO, en medio de versiones que aún involucran al mismo alcalde anfitrión de aquel encuentro, Mario Meoni, quien no vería para nada con desagrado el enfile de sus viejos correligionarios radicales hacia un acuerdo con el jefe de Gobierno porteño.
Por esto, de inmediato el líder del FR se reunió con Cariglino (también aspirante a la gobernación) y Acuña, apuntando a emparchar con sus propias manos cualquier tipo de grieta, aunque el escenario de incertidumbre respecto a nuevas fugas lejos está de desaparecer.
Más preguntas que certezas
Bajo este escenario, varios signos de interrogación se abren sobre el Frente Renovador. La flota de intendentes que supo alistar en 2013 y 2014 no parece ser suficiente para dar pelea y la expectativa de un prolífico crecimiento del espacio no se cumplió sino todo lo contrario en un contexto donde Scioli y Macri polarizan y dejan a Massa a mitad de camino, más afuera de la discusión.
En el orden bonaerense, la erosión comenzó a registrarse en la Legislatura, donde las fugas se alternaron entre quienes vieron en el macrismo un espacio más seductor y los que no aceptaron los lineamientos del jefe para cada distrito, al tiempo que la contracción aflora en un espacio donde se promueve el tope a la reelección indefinida de intendentes pero a la vez da vía libre para que algunos de los propios vayan  nuevamente en busca de otro mandato.
Y es que no hay margen para exquisiteces en momentos donde ya muchos miran de reojo aquella frase del tigrense el pasado año cuando a la mesa chica pidió tranquilidad y esperar el instante preciso para acelerar en la carrera, tal como él lo hizo con su lanzamiento en 2013. Pero ese instante de “explosión” aún no llega y la impaciencia aumenta.

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