Horacio Rodríguez Larreta fue clave en el acercamiento que Sergio Ma
ssa tuvo con María Eugenia Vidal. Los sentó en una mesa durante el fin
de semana largo de noviembre (por el Día de la Soberanía), y allí entabla
ron un vínculo que para el tigrense fue mucho más fructífero que la siem
pre desconfiada relación con Mauricio Macri.
ssa tuvo con María Eugenia Vidal. Los sentó en una mesa durante el fin
de semana largo de noviembre (por el Día de la Soberanía), y allí entabla
ron un vínculo que para el tigrense fue mucho más fructífero que la siem
pre desconfiada relación con Mauricio Macri.
atando a María Eugenia, y a futuro puede llegar a complicarla cercenando
sus posibilidades futuras”.
El tiempo dirá si el jefe de Gobierno de la Ciudad fue tan previsor y si acer
tará en el pronóstico; lo que no se puede negar es que el acuerdo con Mas
sa empieza a ser una encerrona para la Gobernadora, cuando nació como
analgésico ante una posible embestida del Frente para la Victoria.
Massa se quedó con la Cámara de Diputados como premio mayor de una
serie de concesiones hasta exageradas para una tercera fuerza. Ese cierre
político es aún cuestionado puertas adentro en el PRO. Incluso disparó el
enojo de Marcos Peña, y, por ende, sonó una alerta en el oído de Macri.
El Presidente ha advertido a Vidal sobre estos acuerdos con alguien cada
vez más duro con él, y que empieza a marcar la cancha en la Provincia.
“No se puede privilegiar a Massa y dejar a los nuestros afuera”, advirtió el
líder del PRO. En el radicalismo también son duros los cuestionamientos.
Ahora parece tarde para retroceder. El massismo alcanzó un nivel de repre
sentación que hasta ha provocado la marcha atrás de Cambiemos en el Se
nado acerca de no cederle una comisión de Asuntos Constitucionales y
Acuerdos. A medida que cedió lugares, Vidal estrechó su propio margen
de maniobra en el legislativo.
En tanto, imbuido en sus problemas internos, el Frente para la Victoria (o,
si se prefiere, el Partido Justicialista) no ha salido a molestar demasiado
a la gestión de María Eugenia Vidal.
Más propensos a criticar el plan económico nacional, la mayoría de los 55 intendentes del espacio destacan la buena atención que reciben desde la
Provincia. De todos modos, esperan que esas buenas intenciones se vean plasmadas en respuestas con mayor celeridad.
Sabedores de que no se pueden pelear con quienes deben sustentar económicamente los progresos de sus distritos, los jefes comunales es
tán un poco atrapados. Pero son oposición y buscarán el talón de Aqui
les de la gestión.
Por ahora, los cañones apuntan a la seguridad; con el correr de los me
ses y la cercanía de las legislativas 2017 habrá más frentes de conflicto.
En esta especie de paz armada, los arquitectos del PRO coinciden en su
mar peronistas (del massismo y del FpV), aunque difieren en las formas:
mientras algunos proponen convencer sin aplicar castigos, otros dicen:
“Para los nuestros, todo; para los que no quieran venir, poco”. Un idioma
que el PJ entiende a la perfección.
En el oficialismo también saben que las peleas de ahora se terminarán en
2017.
Avido de poder, el peronismo tiene sobrada experiencia en juntarse para
ganar. Por eso, la estrategia de dividirlos constantemente es un encargo
que tienen algunos dirigentes macristas.
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