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lunes, 26 de septiembre de 2016

DOLORES . CASTELLI SEVIGNE Una cárcel en una ciudad chica: entre el movimiento económico y la violencia familiar

El anuncio de que en la pequeña localidad de Sevigné, partido de Dolores, se construirá un complejo penitenciario con capacidad para 1500 o 2000 internos hizo que el intendente de Castelli, Francisco Echarren, saliera con los tapones de punta.
Un cárcel en una ciudad chica: entre el movimiento económico y la violencia familiar
En diálogo con La Tecla, el alcalde indicó que hará “todo lo que esté al 
alcance para evitar la construcción de la cárcel. No voy a dejar que nos
 arruinen socialmente por construir una unidad carcelaria”.

“Yo este tema lo tengo estudiado. En el mundo se construyen complejos

 carcelarios en lugares en donde se garantice la estructura necesaria pa
ra alojar a los internos y la seguridad de quienes viven afuera”, señaló y
 aclaró que esas condiciones no existen en Sevigné.

“Quieren hacer una cárcel en un paraje rural en el medio de la nada,

 donde viven 500 familias, para alojar entre 1500 y 2000 internos. Es in
sostenible. Porque si bien va a permitir generar alrededor de 80 pues
tos de trabajo, esto va a ser a costa de hipotecar el futuro y la tranquili
dad de nuestros hijos”, señaló.

Ante tal panorama, este medio consultó al jefe comunal de General Al

vear, el radical Alejandro Cellillo, quien convive desde el año 2000 con
 un penal que contiene a unos 1500 internos y es considerado "mode
lo" por la administración provincial.


-¿En qué se beneficia y en qué se perjudica una pequeña ciudad del

 interior al contar con un importante complejo penitenciario?
-Hay cosas buenas y cosas malas. Por su-puesto, significa un impor

tante movimiento económico en la ciudad. En el penal trabajan unos 
500 de los 11 mil habitantes que tiene General Alvear. Por caso, son 
menos los empleados de la municipalidad.

-¿Cuáles serían las cosas malas?
-El penal, por ejemplo, cambió la matriz de la ciudad en cuanto a lo cul

tural. La cultura tumbera influye mucho en el lenguaje del alvearense. 
Por otra parte, estoy seguro de que se incrementó la violencia familiar.

-¿Por qué?
-El empleado, dentro de la unidad, tiene un modo de resolución autori

taria que luego lo vuelca en su casa, con su familia. La falta de asisten
cia psicológica, el estrés, se descargan en la familia.

-¿Cambiaron algunas cosas tras la fuga de los hermanos Lanatta y 

Schillaci ?
-Sí, el funcionamiento ha cambiado muchísimo, y para bien; tanto pa

ra el interno como para el personal. También hubo cambios en cuan
to a lo tecnológico. Por otra parte, hace poco anunciamos junto con el
 gobierno bonaerense la implementación de una extensión terciaria pa
ra que aquellos internos que terminan la secundaria puedan seguir una 
tecnicatura y así, cuando queden en libertad, cuenten con la posibilidad
 de tener una opción más para insertarse en la sociedad.

-¿Se incrementó la inseguridad desde la inauguración del penal (6 de

abril de 2000)?
-Era uno de los temores que había; sin embargo, eso no se modificó. 

De todos modos, desde que nosotros asumimos decidimos trabajar 
en la prevención y reforzar los controles los fines de semana, tanto 
en la ciudad como en los accesos.

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