A diferencia del frío encuentro de febrero, Francisco recibió al Presidente y su familia.
El papa Francisco finalmente le destinó al presidente Mauricio Macri el trato cordial y campechano que suele otorgarle a otros dirigentes políticos -generalmente peronistas- que lo visitan en el Vaticano.
Contento, Macri dijo a la salida que mantuvieron una "larga charla" sobre la situación de Argentina y el mundo, así como la pobreza y el narcotráfico, dos de las obsesiones del Papa.Esta vez, a diferencia del gélido encuentro protocolar de febrero, Francisco permitió que Macri lo visitara con sus hijas y le destinó mas tiempo que los escasos 22 minutos del anterior encuentro.
"Le pedí unas palabras de despedida. Me miro y me dijo fuerza y adelante", reveló Macri después de la reunión, durante una conferencia de prensa en la embajada argentina ante la Santa Sede.
Ahora, se acordó una visita fuera de protocolo -un estilo que el papa Francisco evidentemente prefiere- y es claro que el resultado fue mejor. La mejor predisposición del Papa hacia Macri marca también un cambio de estrategia de la Casa Rosada que dejó de lado las ínfulas iniciales donde planteaban que lo iban a tratar con la misma corrección que al resto de los jefes de Estado del mundo. En ese momento, al planteo protocolar, el Papa respondió con un frío glacial y pidió que en consecuencia la última hija del Presidente, no participara del encuentro.
Esto igual no significa que el Papa haya abandonado sus lazos con el peronismo que de hecho lo ha erigido casi como el único dirigente que supera su fragmentación actual, como quedará claro este lunes cuando peronistas de distintas vertientes le acerquen un documentocelebrando el 17 de Octubre.
Macri definió a Francisco como "un líder moral" de quien quería escuchar sus opiniones, y dijo que le pidió al Papa que rece por él, para que Dios lo "ilumine" y lo lleve "por el camino correcto".
"Quería saber sus opiniones sobre lo que hicimos estos meses", agregó y comentó que "hablamos de indicadores de pobreza, de lo mucho que hay por hacer y la importancia de la agenda de paz en el mundo. También del narcotráfico", compeltó."La preocupación por la pobreza es compartida", subrayó, y dijo que coincidieron en la necesidad de "lograr entusiasmar, educar e incluir" a los argentinos. "Su visión pasa de la cultura del encuentro y la cultura del trabajo que hay que recuperar", agregó Macri.
Sostuvo además que la reunión fue "muy útil" y destacó que durante casi una hora "la familiaridad siempre estuvo", en particular cuando el Papa le preguntó sobre la "bicicleteada" que había compartido el día anterior con el cardenal Mario Aurelio Poli.
"Estamos en una etapa mejor", reconoció el presidente y dijo que un momento "muy gracioso" de la reunión fue cuando su hija Antonia, que llevaba un cuestionario, le preguntó a Francisco "si tenía papás, si dormía con la misma ropa y qué comida comía".
Macri llegó al Vaticano a las 10.18 hora de Roma (a las 5.18 en Buenos Aires), acompañado de su esposa Juliana Awada, la hija de ambos, Antonia; Agustina Macri, la hija de 33 años del mandatario, y Valentina Barbier, la hija de 13 años de la primera dama.
Tras ingresar por la "Puerta del Perugino", Macri y su familia se dirigieron al estudio anexo del Aula Paulo VI, donde mantuvo una audiencia privada, no protocolar y no oficial con el pontífice, la cual tuvo como único testigo al embajador ante la Santa Sede, Rogelio Pfirter. Macri le obsequió a Francisco una escultura hecha por el artista argentino Alejandro Marmo, que simboliza el diálogo interreligioso, porque esa es "una de las prioridades de la agenda internacional de Francisco".
La obra del artista argentino preferido por el Papa está hecha de materiales de descarte y representa la unión de las tres grandes religiones, con una cruz que, montada sobre una base que simboliza una estrella de David, tiene también dos medialunas símbolo del islam.
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