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sábado, 25 de marzo de 2017

La última dictadura, un hecho maldito de nuestra historia

Apuntó al aniquilamiento de los movimientos populares, armados 
o no, y a la instauración de un sistema económico dependiente 
cuyas consecuencias con matices llegan hasta el presente. 
La última dictadura, un hecho maldito de nuestra historiaLa Junta Militar. Foto NA/Archivo.
Por Fernando Aguinaga.

La última dictadura militar, de cuyo comienzo se cumplen hoy 41 años, constituye un hecho maldito en la historia del pueblo argentino, que se extendió en la región a partir de la aplicación del Plan Cóndor, que apuntó al aniquilamiento de los movimientos populares o con inspiración marxista, armados o no, y a la instauración de un sistema económico dependiente cuyas consecuencias con matices llegan hasta el presente.

Considerarlo un hecho maldito podría llevar a la confusión y 

atribuirlo a cierto determinismo que lo alejaría de antecedentes 
de los cuales el siglo XX estuvo plagado de ejemplos, como la 
sangrienta Guerra Civil española y los horrores del franquismo, 
o la guerra de Argelia, cuyos tentáculos ejecutores dejaron su
 impronta en el accionar de los militares argentinos.

Lo es en la medida que marcó al menos a dos generaciones que 

se vieron privadas de sus derechos esenciales, como los de 
reunión, libre agremiación, libertad de prensa y de expresión o 
pertenencia política, por citar los más importantes.

Tras la controvertida orden del gobierno constitucional que no 

pudo concluir el tres veces presidente Juan Domingo Perón, de 
"aniquilar" a las organizaciones guerrilleras (tal la palabra utiliza
da en el decreto de Isabel Perón), el accionar represivo cívico-
militar necesitó la toma del poder político para abarcar sectores
 ajenos a la lucha armada que habían desarrollado su crecimiento
 a partir de la reivindicación de derechos fundamentales en el
 terreno laboral y político.

Si algo fue contundente y desembozado durante la dictadura

 instaurada a partir del 24 de marzo de 1976, fue el disciplinamien
to forzoso de la clase trabajadora, con miles de obreros de
saparecidos, en su gran mayoría arrancados de las fábricas o 
sus lugares de trabajo, con la complicidad de sectores empresa
rios como ha quedado demostrado en los juicios por los crímenes
 de lesa humanidad cometidos entre aquella fecha y 1982 cuando
 la reinstauración democrática.

Las consignas históricas que se han repetido a lo largo de los

 años de "ni olvido ni perdón" o "juicio y castigo" apuntan hoy a
 sostener un espacio que en mas de una oportunidad y aun en 
este presente no puede ni debe vaciarse de significación ni valor
 simbólico.
El giro ideológico puesto en evidencia a partir del actual gobierno 

encabezado por Mauricio Macri, coincide con una suerte de
 amesetamiento de los juicios contra los ejecutores del terroris
mo de Estado responsables 30.000 asesinatos y desapariciones,
 en el momento de inflexión para saber quiénes fueron los auto
res o instigadores civiles de esos crímenes.

Buenos Aires, NA.

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