Mįs allį de los incidentes del final, la multitudinaria marcha de la
CGT y la CTA se nutrió tanto de trabajadores que acercaron los
gremios como de aquellos que fueron por su cuenta. Pero uno
de los hechos mįs destacados fue la presencia de todos los
sectores del PJ.
CGT y la CTA se nutrió tanto de trabajadores que acercaron los
gremios como de aquellos que fueron por su cuenta. Pero uno
de los hechos mįs destacados fue la presencia de todos los
sectores del PJ.
manifestación tan grande”, decķa un dirigente del peronismo del
interior bonaerense mientras caminaba por las inmediaciones de
la Avenida 9 de Julio. A la multitudinaria marcha de las centrales
obreras contra el gobierno se sumaron, ademįs de los sindicatos,
todas las expresiones internas del Partido Justicialista y muchos
, muchķsimos independientes.
Fue comśn ver al lado de un bombo identificado con alguna
terminal gremial a un oficinista de traje y corbata, mientras por
al lado de ellos pasaba algśn dirigente del peronismo que en
ningśn caso recibió reproches o provocaciones. De hecho, los
dirigentes del peronismo se llevaron mįs aplausos que los
miembros del triunvirato de la CGT que hablaron en el escena
rio. Pues la falta de confirmación de una fecha concreta para el
paro disparó la ira de los trabajadores, quienes se quedaron
manifestando a favor de un paro general inmediato.
Los aplausos fueron tanto para Daniel Scioli como para el
presidente del PJ bonaerense, Fernando Espinoza, o los inten
dentes del Grupo Esmeralda.
Respecto a estos śltimos fueron, quizį, los śnicos que tuvieron
una actitud disonante con el resto al no esperar el inicio de la
concentración en el mismo lugar que el resto de los dirigentes
del peronismo. Mientras el grueso de los miembros del PJ se
reunió primero en el hotel Howard Jhonson, los Esmeralda
esperaron la hora de marchar reunidos en una esquina cercana
a la 9 de Julio.
De todos modos, en tiempos en los que el peronismo atraviesa
una fuerte convulsión interna, encontró un punto de sķntesis en
la concentración en contra del gobierno. “Macri lo hizo, hace un
ańo y medio nos ganaban las elecciones y hoy estamos todos ,
en la calle; tuvieron la oportunidad de sepultarnos, pero con sus
equivocaciones nos mantienen mįs vivos que nunca”, se ilusionó
un militante del peronismo mientras veķa cómo un grupo de
trabajadores se acercaba a Fernando Espinoza, a la voz de “no
afloje compańero”.
Mįs de uno pensó que ese era el camino: sepultar las diferencias,
aunar fuerzas y ofrecerle a la ciudadanķa una opción contundente
en octubre, alimentada por ese enojo social que provocan
algunos desaciertos del gobierno y, fundamentalmente, una
situación económica que para muchos sectores comienza a
ser cada vez mįs acuciante.
Habrį que ver si la marcha de la CGT, que no fue buena para la
central obrera por los disturbios del final pero sķ como
demostración de fuerza del nścleo del descontento, es
aprovechada por el peronismo para dejar a un costado las
mezquindades y empezar a transitar el camino de la unidad.
Si eso ocurre, Macri lo habrį hecho, aun contra su propia
voluntad.
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