Mauricio Macri cae en las encuestas. Cristina Fernández detuvo
su crecimiento por la causa de los cuadernos. Nadie capitaliza esas
pérdidas y aumenta el descontento por la crisis económica. El
miedo a que la reacción social sea de hartazgo hacia la política.
mico y el descontento social se traduce en un mal humor
generalizado que ya empieza a afectar a los propios. El pasado
reciente ha quedado entrampado en renglones de corrupción y
robos asqueantes. Y la mirada hacia el futuro inmediato no tiene
un foco de atracción que permita ver otra salida que no sea repetir
lo anterior o insistir con lo actual. En ese escenario, el escepticis
mo se apodera de la sociedad.
Las últimas encuestas, ya sean las públicas o las que manejan en
secreto los principales dirigentes de cada sector, encienden luces
de alerta tanto para el Gobierno como para la oposición. La caída
de imagen y de intención de voto del Presidente no es capitalizada
por otro di-rigente. Cristina Fernández, que venía en ascenso,
también muestra una retracción a partir de la causa de los cuader
nos de la corrupción K. En situaciones normales, una tercera vía
debiera capitalizar eso, pero tampoco ocurre.
El peronismo anti-K y dialoguista con el Gobierno pretende ser esa
salida. Sin embargo, carece hasta ahora de liderazgo y expertise
para ganar terreno e intentar ser la costura a una grieta cada vez más
profunda, que tanto el macrismo como el kirchnerismo se encargan
de potenciar, incluso a riesgo de llevar el escenario hacia un desma
dre absoluto.
“Va a ser difícil acercar posiciones cuando todos se pelean por el
choripán”, comentó ante este medio un intendente peronista del
interior bonaerense, cansado de ir a reuniones donde se proclama
la unidad a la vez que todos quieren ser más de lo que les dan los
zapatos.
Entnces gana terreno la posibilidad de tener que ir a otra elección
con el liderazgo de la expresidenta, aun cuando las mejores
encuestas la ubican, en un escenario de balotaje, por debajo del
40 por ciento.
La caja de Pandora abierta por el juez Claudio Bonadío y el fiscal
Carlos Stornelli sigue deparando sorpresas, y todavía es imposible
mensurar su alcance. Pero expuso lo peor de la década pasada, y
algunos votantes de Cristina no fanatizados recalculan su preferen
cia política.
Los sucesos de Comodoro Py debieran potenciar el poder electoral
de Cambiemos, pero en el medio está la economía.“No hay hoja de
ruta en la política económica, y lo peor es que no veo posibilidades
de que la economía pueda rebotar el año que viene”, dijo a La
Tecla un diputado de Cambiemos con domicilio en el Conurbano
, donde “la conflictividad social está en aumento y muestra un
escenario preocupante hacia fin de año”. El legislador expuso con
crudeza la inquietud imperante en el oficialismo provincial.
Por más que lo disimulen, María Eugenia Vidal y su entorno están
intranquilos por el panorama electoral que deberán afrontar. Sobre
todo porque ella sigue siendo la figura excluyente de Cambiemos y,
para muchos, cada vez más el plan A en la intención de salvar la
ropa el año que viene. No obstante, si la caída del oficialismo sigue
potenciándose, también Vidal quedará entrampada en los
desaciertos económicos y políticos de la administración nacional.
La inflación sin freno, el dólar en ascenso y la caída estrepitosa de
la actividad económica, que tuvo en julio el peor registro de los
últimos ocho años, hacen que el Gobierno no pueda capitalizar co
mo quisiera el escándalo de la corrupción K. Incluso, la causa lleva
da adelante por Bonadío ya empieza a ser un estorbo para Cambie
mos y para Macri. Una de las razones es que no se sabe hasta dón
de podrá quedar indemne la familia empresaria del Presidente; y la
otra es el freno a la obra pública (fundamentalmente a los proyec
tos de PPP), porque los empresarios están “distraídos” en asuntos
que los amenazan con la cárcel.
El bolsillo de la clase media sufre demasiado; la pobreza, lejos de
llegar al índice 0 prometido por Macri, va en aumento; cierran fábri
cas con cientos de obreros y, para colmo, todos los entendidos en
materia económica vaticinan un último trimestre aún más complica
do. Aunque todavía el escenario diste del de 2001, el hartazgo crece
de manera proporcional a las dificultades financieras.
Las encuestas demuestran que los argentinos empiezan a mostrarse
descreídos de la política, y en ese marco, la sensación de una vuelta
al “que se vayan todos” aparece cada vez más concreta y palpable.
“Estamos preocupados por la conflictividad social, que puede implo
sionar en cualquier momento, y si el Gobierno insiste en cumplir las
metas del FMI, va a ser peor. Y esto, así, va derecho a un enojo hacia
la política que no es conveniente para nadie”, aseguró otro legislador
de Cambiemos.
El escenario más temido para el Gobierno es que regrese ese clamor
popular que se escuchó en 2001. A la oposición, también la inquieta el
escepticismo social, aunque es el sector que podría aprovecharlo.
Algo es claro: la causa de los cuadernos impacta, pero, por ahora,
aparece como más dañino electoralmente el descontento por el rumbo
económico.
"Hay una situación política desestructurante"
Las crisis sociales y el descreimiento de la política son, por lo general,
efectos colaterales de la recesión financiera. Así, al menos, lo analizó
la socióloga Alcira Argumedo, quien se desempeña como investigado
ra del Conicet. Si bien descartó que, por el momento, se produzca un
estallido social similar al de 2001, que terminó con el famoso “que se
vayan todos”, la ex diputada nacional consideró que existe un desen
canto de la población en relación con la dirigencia política.
“Hay una crisis política seria en la medida de lo que fueron las faltas
de alternativas. Se dieron en los primeros años de este siglo, pero bas
tante ligadas a un proceso de incremento de los precios de las mate
rias primas por la presencia de China en el mercado mundial. El tema
es que a partir de la crisis de 2008, del estallido de Wall Street, sus
efectos hicieron entrar en crisis a la mayoría de los gobiernos poslibe
rales”, detalló la dirigente de Proyecto Sur.
En este sentido, Argumedo señaló a La Tecla que este escenario golpeó
a esos gobiernos regionales (denominados “populistas”), a los que no
se en-contraron alternativas. “Se perdió la oportunidad histórica de fija
r condiciones estructurales que hicieran reversible ese proceso de
reunificación. Fue un intento político muy fuerte. Esto ha entrado en
una crisis seria, es estructural. Hay una crisis política que abarca a
todos los sectores”, expresó la socióloga.
Para ejemplificar mencionó a los partidos tradicionales de Argentina
. “El radicalismo está en crisis. Hay todo un sector de base que no
está avalando la alianza de Cambiemos. En el peronismo y en la
llamada centroizquierda, también. Hay una situación política muy desestructurante”, concluyó.
La satisfacción, es descenso
Durante el mes de julio, la Universidad de San Andrés (UDESA) elaboró
una encuesta de satisfacción política y opinión pública, cuyos resulta
dos son más que preocupantes para la Casa Rosada. Según el informe,
el 63 por ciento de los consultados considera que las cosas empeora
ron, mientras que sólo el 18 por ciento cree que han mejorado desde
que asumió el presidente Mauricio Macri. En este sentido, según la uni
versidad, la proporción de personas insatisfechas alcanza el valor más
bajo histórico: 72 por ciento.
En esta línea se observó un alto nivel de rechazo tanto sobre el desem
peño del Poder Ejecutivo como del Poder Judicial, siendo este el reflejo
del efecto de los llamados “cuadernos K” en el electorado.
En esta línea, con relación a las perspectivas electorales del año próxi
mo, un 27 por ciento manifestó que votará por Cambiemos, mientras
que un 33 por ciento lo hará por la oposición. No obstante, frente a este
escenario se destaca un 32 por ciento que aún no sabe a quién votará
en 2019.
"No hay voto negativo o de rechazo, hay incertidumbre"
Tal como sucedió en el resto de las encuestas más recientes, el último
informe de Analía del Franco Consultores puso de manifiesto una cre
ciente tendencia de los “indecisos” frente al escenario electoral de 2019.
Es decir, cada vez son más los electores que buscan una salida a la
grieta.
“El electorado, ahora se retrae, empieza a dudar. Hay una incertidumbre
que se pronuncia desde marzo. La gente se pregunta: ¿Qué hago, a
quién voto? Tanto Cristina como Macri mantienen sus núcleos duros.
Pero aquellos votos que Cristina logró capitalizar de los arrepentidos
de haber votado a Macri en el balotaje, los perdió. El pierde también
por la cues
tión económica”, señaló Del Franco en diálogo con La Tecla.
En este sentido, la analista política destacó como positivo que, a
diferencia de lo que fue la crisis de 2001, no vislumbra en los con
sultados la intención de votar con bronca.
“La gente no responde ‘no quiero votar, voy a votar en blanco o voy
a impugnar’. Está indecisa. Cuando se dio una situación así en 2001
, se dio más un voto de barricada, del ‘que se vayan todos’. Hoy, la
gente está indecisa porque no le dan ninguna garantía”.
Por ello, para Del Franco, el desafío de quien compita por afuera de
la grieta será lograr capitalizar este voto indeciso, que está más
vulnerable. Pero ni Sergio Massa ni Juan Manuel Urtubey aparecen
como la tercera posición. “En 2001 había mucho voto rechazo, voto
negativo. Hoy, por lo menos en la provincia de Buenos Aires, no. No
hay voto rechazo o negativo, sino indecisos, de incertidumbre. Esto,
también, es fruto de la grieta. Por eso están desilusionados de los
dos”, concluyó la especialista.
“Ese liderazgo que predique en el desencanto, todavía no está”
El último relevamiento publicado por la consultora M&R reveló
una fuerte presencia de “indecisos” de cara a las elecciones de
2019. En este escenario, cualquier candidato de la oposición
cosecharía hoy 47,6% de los votos; el oficialismo, 28,7%; mien
tras que el 23,7% de los consultados se inclinó por el “no sé”.
Al respecto, uno de los directores de la encuestadora, Gustavo
Marangoni, en diálogo con La Tecla aseguró que, frente a esta
incertidumbre, “es posible que se dé un ‘que se vayan todos’;
especialmente si se deteriora la situación económica. La econo
mía manda. Los primeros temas de preocupación son inflación
y desempleo. No estoy tan de acuerdo con esta idea de ‘bueno,
si no hay pan, que haya circo’. El circo sin pan es peligroso y
puede terminar de motorizar una idea de ‘son todos lo mis-mo’.
Es un escenario que no se puede descartar”.
En esta línea, el ex presidente del Banco Provincia reveló que hay
cansancio y un alto nivel de desencanto en el núcleo electoral.
“Ese liderazgo que predique en este desierto de desencanto, to
davía no está. No porque las cosas no se digan. No basta que las
digan, no basta sólo con la letra; también se necesita la música.
Ahí es donde falta un líder. La política es un acto más complejo,
requiere de una cuestión de carisma, de impronta, de llegada. Hay
una insatisfacción económica y política importante”, señaló Marangoni.
Y puntualizó: “Hasta ahora, en la política argentina no hubo lugar
para el sofá cama; hay sofá y cama. No hay alguien que diga tener
las virtudes de uno y otro. Eso no ha calado en el electorado. Ahí
está la matriz de lo que habrá que resolver en los próximos meses,
y cada vez queda menos tiempo”.
secreto los principales dirigentes de cada sector, encienden luces
de alerta tanto para el Gobierno como para la oposición. La caída
de imagen y de intención de voto del Presidente no es capitalizada
por otro di-rigente. Cristina Fernández, que venía en ascenso,
también muestra una retracción a partir de la causa de los cuader
nos de la corrupción K. En situaciones normales, una tercera vía
debiera capitalizar eso, pero tampoco ocurre.
El peronismo anti-K y dialoguista con el Gobierno pretende ser esa
salida. Sin embargo, carece hasta ahora de liderazgo y expertise
para ganar terreno e intentar ser la costura a una grieta cada vez más
profunda, que tanto el macrismo como el kirchnerismo se encargan
de potenciar, incluso a riesgo de llevar el escenario hacia un desma
dre absoluto.
“Va a ser difícil acercar posiciones cuando todos se pelean por el
choripán”, comentó ante este medio un intendente peronista del
interior bonaerense, cansado de ir a reuniones donde se proclama
la unidad a la vez que todos quieren ser más de lo que les dan los
zapatos.
Entnces gana terreno la posibilidad de tener que ir a otra elección
con el liderazgo de la expresidenta, aun cuando las mejores
encuestas la ubican, en un escenario de balotaje, por debajo del
40 por ciento.
La caja de Pandora abierta por el juez Claudio Bonadío y el fiscal
Carlos Stornelli sigue deparando sorpresas, y todavía es imposible
mensurar su alcance. Pero expuso lo peor de la década pasada, y
algunos votantes de Cristina no fanatizados recalculan su preferen
cia política.
Los sucesos de Comodoro Py debieran potenciar el poder electoral
de Cambiemos, pero en el medio está la economía.“No hay hoja de
ruta en la política económica, y lo peor es que no veo posibilidades
de que la economía pueda rebotar el año que viene”, dijo a La
Tecla un diputado de Cambiemos con domicilio en el Conurbano
, donde “la conflictividad social está en aumento y muestra un
escenario preocupante hacia fin de año”. El legislador expuso con
crudeza la inquietud imperante en el oficialismo provincial.
Por más que lo disimulen, María Eugenia Vidal y su entorno están
intranquilos por el panorama electoral que deberán afrontar. Sobre
todo porque ella sigue siendo la figura excluyente de Cambiemos y,
para muchos, cada vez más el plan A en la intención de salvar la
ropa el año que viene. No obstante, si la caída del oficialismo sigue
potenciándose, también Vidal quedará entrampada en los
desaciertos económicos y políticos de la administración nacional.
La inflación sin freno, el dólar en ascenso y la caída estrepitosa de
la actividad económica, que tuvo en julio el peor registro de los
últimos ocho años, hacen que el Gobierno no pueda capitalizar co
mo quisiera el escándalo de la corrupción K. Incluso, la causa lleva
da adelante por Bonadío ya empieza a ser un estorbo para Cambie
mos y para Macri. Una de las razones es que no se sabe hasta dón
de podrá quedar indemne la familia empresaria del Presidente; y la
otra es el freno a la obra pública (fundamentalmente a los proyec
tos de PPP), porque los empresarios están “distraídos” en asuntos
que los amenazan con la cárcel.
El bolsillo de la clase media sufre demasiado; la pobreza, lejos de
llegar al índice 0 prometido por Macri, va en aumento; cierran fábri
cas con cientos de obreros y, para colmo, todos los entendidos en
materia económica vaticinan un último trimestre aún más complica
do. Aunque todavía el escenario diste del de 2001, el hartazgo crece
de manera proporcional a las dificultades financieras.
Las encuestas demuestran que los argentinos empiezan a mostrarse
descreídos de la política, y en ese marco, la sensación de una vuelta
al “que se vayan todos” aparece cada vez más concreta y palpable.
“Estamos preocupados por la conflictividad social, que puede implo
sionar en cualquier momento, y si el Gobierno insiste en cumplir las
metas del FMI, va a ser peor. Y esto, así, va derecho a un enojo hacia
la política que no es conveniente para nadie”, aseguró otro legislador
de Cambiemos.
El escenario más temido para el Gobierno es que regrese ese clamor
popular que se escuchó en 2001. A la oposición, también la inquieta el
escepticismo social, aunque es el sector que podría aprovecharlo.
Algo es claro: la causa de los cuadernos impacta, pero, por ahora,
aparece como más dañino electoralmente el descontento por el rumbo
económico.
"Hay una situación política desestructurante"
Las crisis sociales y el descreimiento de la política son, por lo general,
efectos colaterales de la recesión financiera. Así, al menos, lo analizó
la socióloga Alcira Argumedo, quien se desempeña como investigado
ra del Conicet. Si bien descartó que, por el momento, se produzca un
estallido social similar al de 2001, que terminó con el famoso “que se
vayan todos”, la ex diputada nacional consideró que existe un desen
canto de la población en relación con la dirigencia política.
“Hay una crisis política seria en la medida de lo que fueron las faltas
de alternativas. Se dieron en los primeros años de este siglo, pero bas
tante ligadas a un proceso de incremento de los precios de las mate
rias primas por la presencia de China en el mercado mundial. El tema
es que a partir de la crisis de 2008, del estallido de Wall Street, sus
efectos hicieron entrar en crisis a la mayoría de los gobiernos poslibe
rales”, detalló la dirigente de Proyecto Sur.
En este sentido, Argumedo señaló a La Tecla que este escenario golpeó
a esos gobiernos regionales (denominados “populistas”), a los que no
se en-contraron alternativas. “Se perdió la oportunidad histórica de fija
r condiciones estructurales que hicieran reversible ese proceso de
reunificación. Fue un intento político muy fuerte. Esto ha entrado en
una crisis seria, es estructural. Hay una crisis política que abarca a
todos los sectores”, expresó la socióloga.
Para ejemplificar mencionó a los partidos tradicionales de Argentina
. “El radicalismo está en crisis. Hay todo un sector de base que no
está avalando la alianza de Cambiemos. En el peronismo y en la
llamada centroizquierda, también. Hay una situación política muy desestructurante”, concluyó.
La satisfacción, es descenso
Durante el mes de julio, la Universidad de San Andrés (UDESA) elaboró
una encuesta de satisfacción política y opinión pública, cuyos resulta
dos son más que preocupantes para la Casa Rosada. Según el informe,
el 63 por ciento de los consultados considera que las cosas empeora
ron, mientras que sólo el 18 por ciento cree que han mejorado desde
que asumió el presidente Mauricio Macri. En este sentido, según la uni
versidad, la proporción de personas insatisfechas alcanza el valor más
bajo histórico: 72 por ciento.
En esta línea se observó un alto nivel de rechazo tanto sobre el desem
peño del Poder Ejecutivo como del Poder Judicial, siendo este el reflejo
del efecto de los llamados “cuadernos K” en el electorado.
En esta línea, con relación a las perspectivas electorales del año próxi
mo, un 27 por ciento manifestó que votará por Cambiemos, mientras
que un 33 por ciento lo hará por la oposición. No obstante, frente a este
escenario se destaca un 32 por ciento que aún no sabe a quién votará
en 2019.
"No hay voto negativo o de rechazo, hay incertidumbre"
Tal como sucedió en el resto de las encuestas más recientes, el último
informe de Analía del Franco Consultores puso de manifiesto una cre
ciente tendencia de los “indecisos” frente al escenario electoral de 2019.
Es decir, cada vez son más los electores que buscan una salida a la
grieta.
“El electorado, ahora se retrae, empieza a dudar. Hay una incertidumbre
que se pronuncia desde marzo. La gente se pregunta: ¿Qué hago, a
quién voto? Tanto Cristina como Macri mantienen sus núcleos duros.
Pero aquellos votos que Cristina logró capitalizar de los arrepentidos
de haber votado a Macri en el balotaje, los perdió. El pierde también
por la cues
tión económica”, señaló Del Franco en diálogo con La Tecla.
En este sentido, la analista política destacó como positivo que, a
diferencia de lo que fue la crisis de 2001, no vislumbra en los con
sultados la intención de votar con bronca.
“La gente no responde ‘no quiero votar, voy a votar en blanco o voy
a impugnar’. Está indecisa. Cuando se dio una situación así en 2001
, se dio más un voto de barricada, del ‘que se vayan todos’. Hoy, la
gente está indecisa porque no le dan ninguna garantía”.
Por ello, para Del Franco, el desafío de quien compita por afuera de
la grieta será lograr capitalizar este voto indeciso, que está más
vulnerable. Pero ni Sergio Massa ni Juan Manuel Urtubey aparecen
como la tercera posición. “En 2001 había mucho voto rechazo, voto
negativo. Hoy, por lo menos en la provincia de Buenos Aires, no. No
hay voto rechazo o negativo, sino indecisos, de incertidumbre. Esto,
también, es fruto de la grieta. Por eso están desilusionados de los
dos”, concluyó la especialista.
“Ese liderazgo que predique en el desencanto, todavía no está”
El último relevamiento publicado por la consultora M&R reveló
una fuerte presencia de “indecisos” de cara a las elecciones de
2019. En este escenario, cualquier candidato de la oposición
cosecharía hoy 47,6% de los votos; el oficialismo, 28,7%; mien
tras que el 23,7% de los consultados se inclinó por el “no sé”.
Al respecto, uno de los directores de la encuestadora, Gustavo
Marangoni, en diálogo con La Tecla aseguró que, frente a esta
incertidumbre, “es posible que se dé un ‘que se vayan todos’;
especialmente si se deteriora la situación económica. La econo
mía manda. Los primeros temas de preocupación son inflación
y desempleo. No estoy tan de acuerdo con esta idea de ‘bueno,
si no hay pan, que haya circo’. El circo sin pan es peligroso y
puede terminar de motorizar una idea de ‘son todos lo mis-mo’.
Es un escenario que no se puede descartar”.
En esta línea, el ex presidente del Banco Provincia reveló que hay
cansancio y un alto nivel de desencanto en el núcleo electoral.
“Ese liderazgo que predique en este desierto de desencanto, to
davía no está. No porque las cosas no se digan. No basta que las
digan, no basta sólo con la letra; también se necesita la música.
Ahí es donde falta un líder. La política es un acto más complejo,
requiere de una cuestión de carisma, de impronta, de llegada. Hay
una insatisfacción económica y política importante”, señaló Marangoni.
Y puntualizó: “Hasta ahora, en la política argentina no hubo lugar
para el sofá cama; hay sofá y cama. No hay alguien que diga tener
las virtudes de uno y otro. Eso no ha calado en el electorado. Ahí
está la matriz de lo que habrá que resolver en los próximos meses,
y cada vez queda menos tiempo”.
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