defender su gestión. La realidad, en cambio, dice otra cosa.
Que los funcionarios presenten públicamente balances de gestión
es muy bueno, máxime un presidente que concluye su mandato.
Lo sorprendente es que Mauricio Macri monologó frente a las
cámaras durante cuarenta minutos para ratificar un conjunto de
mentiras que, cínicamente, ha venido repitiendo prácticamente
desde el inicio de la gestión.
Es hiriente para el pueblo argentino oír que un presidente saliente,
que sufrió una derrota contundente en primera vuelta electoral en
su intento reeleccionista, describa una variedad de bondades ficti
cias en un país lacerado por casi un 41% de pobreza y un 11% de
desempleo.
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