Por Sofía Rojas
La carta de renuncia del exministro de Economía se suma a la de Ma
tías Kulfas, también apuntando por la vicepresidenta, y configura el
desangre del entorno del Presidente. Aún resta saber sobre el futuro
del titular de la cartera de Trabajo, Claudio Moroni.
La interna del Frente de Todos conquistó el punto máximo de tempera
tura con la formalización de la sorpresiva renuncia de ministro de Eco
nomía, Martín Guzmán, vía redes sociales mientras la vicepresidenta
desarrollaba su discurso en Ensenada. Guzmán era de los pocos hom
bres que le quedaban al presidente Alberto Fernández en el Gabinete
que Cristina Fernández de Kirchner, a través de lo que definió como
una "acción generosa", le otorgó "la libertad" de definir.
Los rumores de renuncia resonaron con fuerza en la semana, y a pesar
de que el aquel entonces ministro se encargó de desestimarlos y de rea
firmarse en el cargo, bastaron algunos días para la oficialización, a tra
vés de la presentación de una carta, que hizo pública en sus redes socia
les, en la que detalló los movimientos de la cartera que supo conducir y
concretó su paso al costado.
A diferencia del portazo de Matías Kulfas, otro de los nombres de la lista
de cercanos del mandatario, que debió dar un paso al costado tras las
críticas de la vicepresidenta, Guzmán, fiel a su estilo, lo hizo a través de
una carta de siete páginas en la que deja entrever la necesidad de con
sensuar posiciones con el kirchnerismo, sector que enfrenta al jefe de
Estado.
Los motivos difieren, y la comunicación oficial escasea, pero hay algo
que es claro: el apadrinado por Joseph Stiglitz se cansó de las presio
nes de la vice y de sus funcionarios que contribuyeron a limitar sus de
cisiones anunciadas, como la negociación por la refinanciación de la
deuda con el Fondo Monetario Internacional, la segmentación de tarifas,
y una larga lista.
Según pudo saber NA, el jefe de Estado se enteró de la renuncia de su
ministro en horas del mediodía cuando el entonces funcionario nacio
nal lo llamó por teléfono para transmitirle su decisión. En ese momento,
Alberto Fernández se encontraba en un almuerzo familiar junto a su pa
reja Fabiola Yañez cuando el llamado lo sorprendió con una noticia que
lamentó profundamente.
Ya sin Kulfas, que hizo pública una misiva en la que cuestionó con dureza
a la fuerza que responde a la vicepresidenta, y a quienes acusó de benefi
ciarse con las licitaciones de la obra de gasoducto Néstor Kirchner, y sin
Guzmán, el arquitecto del acuerdo con el FMI, la vicepresidenta conquistó
lo que buscaba, deshacerse del equipo económico diseñado por el manda
tario.
Con los cañones apuntando a Claudio Moroni, ministro de Trabajo, el últi
mo de "los funcionarios que no funciona", Alberto Fernández perdió el po
co apoyo con el que contaba dentro de su propio Gobierno. Con la renun
cia de su funcionario estrella no perdió un hombre más sino un elemento
de resistencia a los embates -políticos y económicos - del kirchnerismo
que se profundizan todos los días. Pero además, se deshace del principal
negociador del acuerdo con el FMI, factor de disrupción entre las partes
de la coalición.
La actual situación en la que se encuentra el Presidente lo obliga a recapa
citar sobre el aislamiento y la soledad que lo atraviesa al interior del gabi
nete que comanda, y además, lo insta a analizar el pedido constante de pro
pios y ajenos: reflotar el diálogo con Fernández de Kirchner para delimitar
y consensuar las estrategias para lo que queda de gestión.
"Desde la experiencia que he vivido, considero que será primordial que
trabaje en un acuerdo político dentro de la coalición gobernante para
que quien me reemplace, que tendrá por delante esta alta responsabili
dad, cuente con el manejo centralizado de los instrumentos de política macroeconómica necesarios para consolidar los avances descriptos y
hacer frente a los desafíos por delante", escribió Martín Guzmán en un
pedido que cuenta con más de una voz dentro del Frente de Todos. ¿El
mandatario dará el brazo a torcer y reparará en las suplicas de los fun
cionarios de Gobierno? Solo el tiempo lo sabrá.
Escrito por Sofía Rojas
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