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domingo, 3 de julio de 2022

Delegar el poder en Cristina y Massa, primera opción para lo que queda de Alberto



La renuncia de Martín Guzmán le asestó un golpe letal al Presidente. 

Crece la hipótesis de nombrar al actual presidente de la Cámara de 

Diputados como super jefe de Gabinete, con el aval de CFK y Redra

do ministro

Quizás él ni siquiera lo sabía. Como tantas otras cuestiones que igno

ró en estos tiempos. Y eso que las señales estaban allí, a la vista de to

dos, desde hacía muchos meses. Pero cuando recibió la noticia de que 

Martín Guzmán iba dejar el Ministerio de Economía, Alberto Fernández

comenzó a transitar una nueva etapa de su gobierno. Una etapa con me

nos margen de maniobra, una etapa con mucho menos poder propio, una

 etapa con el protagonismo determinante de Cristina Kirchner.

El gobierno de Alberto Fernández, tal como lo conocimos durante estos 

treinta meses, está terminado.

El proceso de demolición que Cristina emprendió contra su propio go

bierno fue implacable. Su primera detonación pública fue aquella carta

 inicial hablando de los “funcionarios que no funcionan”. El cambio que 

exigió en ese momento fue en el Ministerio de Justicia, básicamente por

que veía que las acusaciones por corrupción en su contra seguían avan

zando.

Pidió la renuncia de Marcela Losardo al Ministerio de Justicia y Losardo 

se fue. La reemplazó el ultra kirchnerista Martín Soria.

Después, Cristina pidió la renuncia de Matías Kulfas en el Ministerio de 

Producción. Era el ministro de mayor confianza del Presidente. Alcanzó 

con una revelación inconveniente sobre los contratos del gasoducto 

Néstor Kirchner con Techint. Kulfas se fue y lo reemplazó Daniel Scioli. 

Alberto lo repatrió de la embajada argentina en Brasilia y la Vicepresi

denta lo aceptó.

Y esta semana fue el enésimo mensaje para que se fueran Martín Guz

mán de Economía, y Miguel Pesce de la presidencia del Banco Central.

 El dólar blue tocó los $240 y el riesgo país alcanzó los 2.500 puntos 

básicos. Fue suficiente. El vocero anticipatorio de Cristina, el ministro 

bonaerense Andrés “Cuervo” Larroque, no dejó ninguna duda: “Ya no 

esperamos nada de Guzmán; la etapa de la moderación está acabada”, 

sentenció. Un día después, Guzmán le avisó al Presidente que renunciaba.

 Y renunció.

Pesce, cualquier cadete de la City financiera lo sabe, tiene las horas con

tadas en la presidencia del Banco Central.

Alberto Fernández define en estas horas de qué modo quiere transitar el

 año y medio de gobierno que le queda por delante.

El reflejó clásico del Presidente ha sido siempre preservar alguna cuota

 de poder cada vez que Cristina lo obligó a cambiar un ministro. Anoche 

evaluó algunas de esas opciones en la soledad política de la Quinta de 

Olivos. Se barajaron los nombres de la vicecanciller y economista, Cecilia

 Todesca. El del jefe del Indec, Marco Lavagna, y el de la economista Sil

vina Batakis, quien fue ministra de Economía bonaerense con Daniel Scio

li y hoy es secretaria de Provincias junto al ministro del Interior, el kirchne

rista moderado (perdón Cuervo), Eduardo “Wado” de Pedro.

Batakis podría ser parte de un tándem con Scioli, que fortalecería al mi

nistro de la Producción, quien ha dejado en claro a todo el mundo que 

quiere competir para ser el candidato presidencial del Frente de Todos.

 La gran pregunta sobre semejante hipótesis es si podrá contar con la

 bendición de Cristina. Cualquier movimiento que no la tenga está con

denado de antemano.

Por eso, y como se explicó en esta columna el último jueves, la ecuación

 política que mayor consenso recoge en el peronismo es el nombramien

to de Sergio Massa ya no como ministro de Economía, sino como un Jefe

 de Gabinete con poderes plenipotenciarios. Esto es, a cargo de un super

 ministerio que pueda alinear los seis ministerios que regulan la economía

 de la Argentina (Economía, Finanzas, Producción, Agricultura, Vivienda y

 Energía, que hoy es secretaría de Estado bajo dominio K).

Massa habló de esa posibilidad con el Presidente en Washington, hace 

dos semanas, y volvió a hacerlo el último fin de semana en Munich, donde

 Alberto Fernández participó como invitado especial a la Cumbre del Gru

po de los Siete. El presidente de la Cámara de Diputados traía el mandato

 de los 17 gobernadores peronistas, entre ellos Axel Kicillof y varias de

 las figuras de confianza de Cristina. No querían más a Guzmán en Econo

mía, ni tantos planes en manos de los grupos piqueteros albertistas.

Pero el pedido de Massa para dejar la estratégica (y cómoda en términos

 políticos) Cámara de Diputados es convertirse en ese Jefe de Gabinete 

que centralice los ministerios económicos bajo su mando. Todo en el

 contexto de una gran reestructuración del Gobierno que reduzca a doce

 los ministerios para darle a la sociedad alguna señal de mayor racionali

dad en términos de la gestión administrativa estatal. Un mensaje que se

 parezca a una respuesta frente a las acusaciones de “casta política” que

 en la última elección popularizó el diputado conservador Javier Milei.

El empoderamiento de Massa cuenta con el apoyo de los gobernadores

 peronistas, con el de una gran cantidad de intendentes del conurbano 

bonaerense y con el de la mayoría de los dirigentes sindicales. Todos 

creen que la única manera de rescatar lo que queda del gobierno de Al

berto Fernández es con un gran acuerdo bajo el liderazgo de Cristina que

 preserve el Frente de Todos, y sirva de sostén a la gestión de Massa.

“Sergio es Jefe de Gabinete o nada”, decía uno de los diputados que le 

responde anoche. La televisión anunciaba que Massa se iba a reunir con

 el Presidente en la Quinta de Olivos, pero ese encuentro jamás ocurrió. 

Las conversaciones se daban por textos y audios de whatsapp. La defini

ción se conocerá este domingo porque otra jornada de incertidumbre fi

nanciera este lunes podría ser letal para el gobierno débil de Alberto Fer

nández.

Siendo abogado y no economista, Massa podría convocar para el Ministe

rio de Economía a un elenco encabezado por Martín Redrado, quien fue 

presidente del Banco Central con Néstor y Cristina Kirchner y logró sor

tear una corrida cambiaria en 2009. Claro que para que el economista, de 

éxito vigente en el sector privado, sólo aceptaría semejante desafío si le

 permiten asumir con su propio equipo de profesionales y con el compro

miso de sancionar una serie de leyes en el Congreso para regular la emi

sión monetaria, contener el déficit fiscal y hacer converger todas las polí

ticas económicas para vencer a la inflación.

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