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domingo, 2 de octubre de 2011

Devaluar para volver a crecer

La depreciación del real generó alarmas entre los empresarios locales. Si bien la medida puede generar algún efecto en lo inmediato, en el largo plazo garantiza el flujo comercial.
La devaluación controlada del real que viene llevando adelante el gobierno brasileño de Dilma Rousseff y que en el último mes llegó a ser del 13%, encendió las alarmas en algunos sectores del empresariado industrial argentino, que temen una caída de sus exportaciones hacia el país vecino y una inundación de productos de aquel país en el mercado interno. Sin embargo, las medidas adoptadas por Brasil son una respuesta a ciertos desajustes macroeconómicos y buscan recuperar los índices de crecimiento alcanzados antes de la crisis global de 2008 y que nunca volvieron a lograrse. Tratándose de la moneda más apreciada de la región, la viabilidad de los flujos comerciales sigue garantizada y el cambio de estrategia de la economía brasileña tendría que llevar a darle previsibilidad en largo plazo a esos lazos.
En la reunión del miércoles pasado del Grupo de los 6, que abarca a los representantes de las principales cámaras empresariales, la situación de Brasil fue uno de los puntos centrales. Allí, si bien el titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), José de Mendiguren, manifestó su preocupación por la devaluación del real, en el comunicado final, el G-7 señaló que “no se advierten por el momento pérdidas significativas de competitividad de la economía real”. Incluso, Adelmo Gabbi, titular de la Bolsa de Comercio, señaló que muchas pymes están tomando dinero en la Bolsa a una tasa del 8,5%. La conclusión del conjunto de los empresarios en ese encuentro fue que la preocupación no es tanto de que se devalúe el real como de que Brasil deje de crecer.
En tanto, la ministra de Producción, Débora Giorgi, advirtió que “los gobiernos son articuladores para profundizar la complementariedad de las empresas de Argentina y Brasil, tanto para acrecentar la producción local y sustituir importaciones como para exportar de manera conjunta a terceros mercados”.
¿Por qué devalúa Brasil? En los noventa, como consecuencia de los modelos económicos implementados en ambos países, Argentina y Brasil llegaron a fines de la década con sus monedas apreciadas, lo que derivó en una recesión de sus economías. Por sus particularidades, eligieron diferentes caminos para salir de esa situación. Sin acceso a los mercados internacionales, Argentina optó por mantener alto el tipo de cambio para mantener el superávit externo, en tanto que Brasil instauró metas de inflación y una alta tasa de interés que le permitió atraer capitales del exterior. Ese flujo de capital le permitió al país vecino financiar el déficit externo que comenzó a evidenciar a partir de 2008, pero a la vez generó una apreciación de su moneda que afectó a la determinante industria brasileña. De hecho, el crecimiento económico pasó de un 7,5% el año pasado a un 2,9% en el primer semestre del corriente. Frente a este escenario, la decisión del gobierno de Dilma Rousseff fue la de modificar su política cambiaria con la intención de que se recupere la industria y en consecuencia mejoren los niveles de actividad económica.
“Durante el último año, Dilma estuvo tomando decisiones que tienen que ver con hacer devaluaciones fiscales: hizo extensiones impositivas, frenó importaciones, … modificaciones que no sirven, porque si el problema es cambiario, tenés que buscar las soluciones por ese lado”, asegura Ramiro Castiñeira, economista de la Consultora Econométrica. “Aquello puede servir cuando hay un problema en una industria particular, pero cuando el problema es macroeconómico, eso no te sirve. Cuando la industria en su totalidad se frena, el problema es mucho más importante y la respuesta debe ser más contundente”, completa.
La preocupación de los empresarios argentinos, por lo tanto, parece surgir desde una mirada cortoplacista, que tiene más en cuenta las ganancias que puede perder en lo inmediato. “El negocio que tienen hoy los empresarios pierde brillo pero sigue existiendo y si Brasil crece, se potencia. El negocio de exportar a Brasil sigue existiendo. Una mirada a corto plazo hace pensar a los empresarios que perdieron un 10 por ciento del negocio pero una mirada a largo plazo te hace ver que es necesaria esta devaluación para que el negocio siga existiendo”, afirma Castiñeira.
Una visión similar respecto a los empresarios argentinos fija Alberto Müller, integrante del Centro de Estudios Población, Empleo y Desarrollo. “Estamos siempre pensando en el tipo de cambio en comparación con el 2001, si estamos un 30 o un 40% arriba. La pregunta que hay que hacerse es si los industriales piensan en el largo plazo. Si fuera así, la cuestión tendría que pasar por la tasa de eficiencia y no tanto por estar pendiente por el tipo de cambio. Si la reacción automática a una devaluación de Brasil va a ser suspender la producción, es imposible pensar en una continuidad de los procesos productivos. Yo no creo que los empresarios estén ganando poco y hay que pensar más en el largo plazo. Eso llevaría a disminuir las tensiones inflacionarias y consecuentemente generaría menos alteraciones en el tipo de cambio”, asegura.
El interrogante que queda en suspenso es determinar si la devaluación que está llevando adelante Brasil asegura por sí mismo una recuperación de su economía y, en consecuencia, una mayor fluidez comercial con el país vecino. Para Castiñeira, la cuestión pasa a depender mucho del contexto internacional. “La reactivación de Brasil dependerá no tanto de la devaluación que viene haciendo ahora, que de todos modos es imprescindible que la haga, sino de lo que pueda pasar en el G-7. El problema es que Europa está empecinada en el ajuste y va sin dudas a la resucesión en el 2012. La pregunta, por lo tanto, es si con Europa recesiva, China y Estados Unidos van a poder seguir empujando al mundo. Pero si Europa patea el tablero, esto es que Grecia no sólo cae en default, sino que además sale del euro, pone en riesgo la viabilidad de esa moneda y el mundo entra en una situación de gran incertidumbre”, remata.

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