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martes, 29 de noviembre de 2011

¿Distanciamiento del gobierno con la CGT?

Las relaciones entre el gobierno nacional y la CGT que conduce Hugo Moyano están cada día más distantes, abriendo una fuerte incertidumbre sobre cómo será la misma en la segunda administración de Cristina Fernández. El politólogo Julio Burdman pone el acento en uno de los temas más urticantes de la política local por estas horas
 
* Por Julio Burdman
Algunos gremialistas hablan de "falta de diálogo" entre el gobierno y la conducción de la CGT. Y hay señales que sugieren que no es una percepción equivocada. Pero también hay que tomar en consideración que estamos en un momento de negociación entre el sindicalismo y el gobierno, en un abanico de temas que van desde la política salarial hasta el marco regulatorio de las obras sociales, y por lo tanto este distanciamiento es entendible. No es la primera vez que sucede durante el período kirchnerista: en albores de negociaciones, siempre hay un momento de cierto recelo mutuo.

Sin embargo, no hay que perder la visión de conjunto. El kirchnerismo mantuvo desde sus inicios una alianza estrecha con el sindicalismo peronista, que es el 90% del sindicalismo argentino. En ese marco, con la intermediación del gobierno se pactaron los aumentos salariales para los grandes gremios, que sirvieron de referencia para toda la economía.

Pero este año, un sector del gobierno considera que la inflación es inferior y que los aumentos salariales, por ende, deben ser menores a los de 2010. La pregunta es si el gobierno, que viene de una clara victoria electoral, está en condiciones de imponer criterios diferentes a las que sostiene la poderosa CGT.

Ello no quiere decir que la CGT haya perdido influencia. Tomar como indicador la declaración de CFK esta semana en la Conferencia de la UIA, en la que toma distancia del proyecto de participación de los trabajadores en las utilidades de las empresas, es engañoso, porque ella nunca lo apoyó. No podemos decir que la CGT haya perdido esta semana algo que ya tenía. La ratificación de la posición presidencial habla , más bien, de que se vuelve a pedir un acuerdo empresarios - sindicatos para fijar salarios (el "Pacto Social").

La relación de fondo entre el gobierno y la CGT no cambió y no creemos que cambie en lo sustancial. Esto es un tema que va más allá de las simpatías personales: el sindicalismo forma parte de la coalición peronista. Sin embargo, en este momento de negociaciones salariales, puede haber tensiones y distanciamientos temporales.

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