El analista político Rosendo Fraga desgrana el actual escenario político de la Argentina y cree que el actual que “Scioli aparece hoy como el candidato natural de los sectores más tradicionales”
Respecto de las candidaturas presidenciales de 2015, todo puede cambiar. Para la elección presidencial faltan tres años, y cuando se mira cuándo cambiaron las cosas en ese período mirando hacia atrás, se refuerza la idea de la imprevisibilidad.
Octubre de 2015 está tan lejos cronológicamente como lo estamos hoy del verano de 2009, cuando era muy difícil pronosticar que Francisco de Narváez le ganaría a Kirchner nada menos que la provincia de Buenos Aires. Seguramente, el peronismo volverá a dar más de un candidato.
Uno de ellos representará al kirchnerismo-cristinismo, y otro a los sectores más tradicionales. Scioli aparece hoy como el candidato natural para ello.
En cuanto a la oposición, hoy se perfilan dos ejes difíciles de conciliar, que son los mismos que se dieron en la elección legislativa de 2009. Por un lado, uno de orientación socialdemócrata, con radicales, socialistas, el GEN y parte de la Coalición Cívica, y por otro, el PRO, con sectores del peronismo tradicional.
La crisis 2001-2002 se llevó el sistema de partidos de la Argentina y, con ellos, el bipartidismo atenuado o imperfecto que funcionó durante el siglo XX. En las tres elecciones presidenciales realizadas en el siglo XXI, el peronismo se ha presentado con tres candidatos distintos y ha sumado entre el 63 y el 71 por ciento de los votos, ocupando el espacio del oficialismo y parte del espacio de la oposición. En los hechos, se trata de un partido hegemónico, que disputa abiertamente el poder dentro de sí mismo.
Hoy no sabemos si habrá unidad de los diferentes peronismos en 2015, pero conjeturar que entonces puede haber un peronismo kirchnerista devenido en cristinismo frente a una versión del peronismo más tradicional, no es impensable.
Después de Moyano, el rol de La Cámpora es la segunda gran diferencia entre kirchnerismo y cristinismo. En vida de Kirchner, esta agrupación tenía un rol marginal; con su esposa ha pasado a tener un rol principal.
En 2011 ella dijo públicamente que elegía sus candidatos en base a tres valores: juventud, lealtad y decisión para enfrentar a las corporaciones. Desde esta perspectiva, La Cámpora es una acabada manifestación de estos tres valores. Cristina ha gestado una estructura de poder propia, diferente de la de Kirchner, y tanto el conflicto con Moyano como el rol de
La Cámpora, quizás sean las manifestaciones más relevantes de ella. Puesto en estos términos parece asemejarse al conflicto que se desató cuatro dé-cadas atrás entre el sindicalismo y la juventud peronista.
(*) Director del portal y centro de estudios para la Nueva Mayoría.
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