LPO pudo saber que en el kirchnerismo evalúan esta alternativa ante la posibilidad certera de un nuevo fracaso en la cosecha del cereal. El dato no es menor: en la Casa Rosada ven a la autorización de importaciones como una derrota política frente a la Mesa de Enlace. La devolución de retenciones propuesta por “Wado” de Pedro a Cristina no incentivó la siembra. Los números del mercado y los problemas del sector.
Los números son contundentes. Si durante los próximos meses en la Argentina se produce algún evento climático desfavorable, al Gobierno nacional no le quedará otra alternativa que importar trigo para garantizar el abastecimiento del mercado interno.
El dato no es menor: en el núcleo duro del kirchnerismo entienden que autorizar importaciones del cereal representa una derrota política frente a uno de los máximos adversarios de la Casa Rosada (nada menos que la Mesa de Enlace).
Si bien en el Gobierno no lo piensan admitir públicamente, La Política Online pudo saber por diversas fuentes cercanas al oficialismo que, en caso de que haya problemas de abastecimiento, habrá que importar trigo, aunque, nunca antes de las elecciones.
Concientes de la crítica situación que atraviesa el sector triguero, los directivos de las cuatro entidades del campo advirtieron que el país corre riesgos de perder la capacidad de autoabastecimiento en un producto en el cual, pocos años atrás, éramos pioneros.
Pero hoy la situación es diferente: la intervención iniciada en el año 2006 por parte del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, destruyó el mercado local y miles de productores trigueros decidieron alejarse del negocio.
El escenario es tan drástico que en la actualidad la única exigencia de Moreno hacia exportadores y molineros es que, más allá de lo que pueda ocurrir con el precio del cereal, no desabastezcan el mercado interno de harina por ningún motivo.
La escasez de harina es tan notoria -por la muy pobre cosecha pasada que no alcanzó las 10 millones de toneladas- que en las últimas semanas se produjeron notables subas de precios que, según especulan, deberán trasladarse a los consumidores tarde o temprano.
Así las cosas, ni el plan de devolución de retenciones a los productores que ejecutó Moreno para intentar incentivar la siembra de trigo podrá actuar como impulso para aumentar de manera considerable el área de siembra en la campaña 2013/14.
Dicho medida, recomendada en un diálogo privado a la presidenta Cristina Kirchner por el diputado nacional “Wado” de Pedro, no generó finalmente las expectativas favorables que se preveía en el mercado y por las que muchos apostaron.
El consejo de “Wado” a Cristina no era en vano. El líder de La Cámpora es oriundo de Mercedes y se animó a sembrar trigo en uno de los campos que posee su familia en la zona (además es sobrino del actual diputado provincial y ex presidente de la Federación de la Industria Molinera, Alberto España).
Como sea, las estimaciones más optimistas hablan de un área de siembra de apenas 3,9 millones de hectáreas (a la fecha se implantó un 10%). Es decir, solo un 8% por encima del año pasado en un momento en el que se necesita como mínimo que se siembren 5 millones de hectáreas para garantizar el consumo interno (de unas 6,5 millones de toneladas) y tener un saldo exportable más o menos aceptable.
En este contexto, la suerte de la Argentina en materia de producción de trigo está atada a que no se presente ningún factor climático que pueda arruinar el cultivo (cualquier mínimo percance podría abrir las puertas a la importación).
Más problemas
En este contexto, y como si fuera poco, en las últimas semanas se presentaron una serie de inconvenientes en lo que respecta al aspecto productivo. Sucede que en el mercado hay muy poca disponibilidad de semillas y el resto de los costos se fueron por las nubes.
“Los precios de las semillas indudablemente están limitando el crecimiento del área de siembra dado que los costos no están cerrando en muchas zonas agrícolas”, comentó a LPO el titular de la consultora Kimei Cereales, Javier Buján.
“La realidad es que los 200 dólares por tonelada que están ofreciendo no seducen a nadie”, indicó Buján, y advirtió que “así como están dadas las cosas, tengo dudas que puedan alcanzarse las 3,9 millones de hectáreas que está proyectando el mercado”.
El especialista alertó además que en muchos campos de la zona sudeste de la provincia de Buenos Aires (donde el trigo es, en muchos casos, la única alternativa productiva), “hay unos cuantos productores que no van a sembrar”.
En tanto, según números que manejan en las entidades que nuclean productores, molineros y comercializadores, los márgenes brutos de ganancias son muy ajustados para la campaña 2013/14 (la producción del cultivo queda sólo para los aventureros).
Por su lado, contrario a las miradas anteriores, fuentes del sector exportador aseguraron a este medio que el abastecimiento de trigo en el mercado interno está garantizado al menos hasta el inicio de la próxima cosecha que comienza en noviembre próximo.
Si bien en el Gobierno no lo piensan admitir públicamente, La Política Online pudo saber por diversas fuentes cercanas al oficialismo que, en caso de que haya problemas de abastecimiento, habrá que importar trigo, aunque, nunca antes de las elecciones.
Concientes de la crítica situación que atraviesa el sector triguero, los directivos de las cuatro entidades del campo advirtieron que el país corre riesgos de perder la capacidad de autoabastecimiento en un producto en el cual, pocos años atrás, éramos pioneros.
Pero hoy la situación es diferente: la intervención iniciada en el año 2006 por parte del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, destruyó el mercado local y miles de productores trigueros decidieron alejarse del negocio.
El escenario es tan drástico que en la actualidad la única exigencia de Moreno hacia exportadores y molineros es que, más allá de lo que pueda ocurrir con el precio del cereal, no desabastezcan el mercado interno de harina por ningún motivo.
La escasez de harina es tan notoria -por la muy pobre cosecha pasada que no alcanzó las 10 millones de toneladas- que en las últimas semanas se produjeron notables subas de precios que, según especulan, deberán trasladarse a los consumidores tarde o temprano.
Así las cosas, ni el plan de devolución de retenciones a los productores que ejecutó Moreno para intentar incentivar la siembra de trigo podrá actuar como impulso para aumentar de manera considerable el área de siembra en la campaña 2013/14.
Dicho medida, recomendada en un diálogo privado a la presidenta Cristina Kirchner por el diputado nacional “Wado” de Pedro, no generó finalmente las expectativas favorables que se preveía en el mercado y por las que muchos apostaron.
El consejo de “Wado” a Cristina no era en vano. El líder de La Cámpora es oriundo de Mercedes y se animó a sembrar trigo en uno de los campos que posee su familia en la zona (además es sobrino del actual diputado provincial y ex presidente de la Federación de la Industria Molinera, Alberto España).
Como sea, las estimaciones más optimistas hablan de un área de siembra de apenas 3,9 millones de hectáreas (a la fecha se implantó un 10%). Es decir, solo un 8% por encima del año pasado en un momento en el que se necesita como mínimo que se siembren 5 millones de hectáreas para garantizar el consumo interno (de unas 6,5 millones de toneladas) y tener un saldo exportable más o menos aceptable.
En este contexto, la suerte de la Argentina en materia de producción de trigo está atada a que no se presente ningún factor climático que pueda arruinar el cultivo (cualquier mínimo percance podría abrir las puertas a la importación).
Más problemas
En este contexto, y como si fuera poco, en las últimas semanas se presentaron una serie de inconvenientes en lo que respecta al aspecto productivo. Sucede que en el mercado hay muy poca disponibilidad de semillas y el resto de los costos se fueron por las nubes.
“Los precios de las semillas indudablemente están limitando el crecimiento del área de siembra dado que los costos no están cerrando en muchas zonas agrícolas”, comentó a LPO el titular de la consultora Kimei Cereales, Javier Buján.
“La realidad es que los 200 dólares por tonelada que están ofreciendo no seducen a nadie”, indicó Buján, y advirtió que “así como están dadas las cosas, tengo dudas que puedan alcanzarse las 3,9 millones de hectáreas que está proyectando el mercado”.
El especialista alertó además que en muchos campos de la zona sudeste de la provincia de Buenos Aires (donde el trigo es, en muchos casos, la única alternativa productiva), “hay unos cuantos productores que no van a sembrar”.
En tanto, según números que manejan en las entidades que nuclean productores, molineros y comercializadores, los márgenes brutos de ganancias son muy ajustados para la campaña 2013/14 (la producción del cultivo queda sólo para los aventureros).
Por su lado, contrario a las miradas anteriores, fuentes del sector exportador aseguraron a este medio que el abastecimiento de trigo en el mercado interno está garantizado al menos hasta el inicio de la próxima cosecha que comienza en noviembre próximo.
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