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domingo, 24 de noviembre de 2013

“La sociedad está buscando otra alternativa”

POR ANDREA RECÚPERO


FUENTE REVISTA 23
Molesto con los dirigentes de su partido que critican y no hacen nada, el diputado radical quiere consolidar un frente progresista para 2015. Asegura que no será candidato. 
foto: pablo stubrin
Fue una larga conversación. Ricardo Alfonsín es vehemente y les pone energía a todos los temas. Mueve las manos, maneja los tonos y busca la complicidad del interlocutor, sobre todo en la ironía. Conoce desde la cuna los hilos secretos de la política, casi tanto como los altibajos del radicalismo. Hijo del ex presidente Raúl Alfonsín, exhibe en su fisonomía su genealogía. También, en los ademanes y en el dejo campechano. Sentado en el ya histórico despacho de avenida Santa Fe, donde su padre hizo carrera política, el diputado reelecto dialogó con Veintitrés. Horas antes de la entrevista, Leopoldo Moreau y Federico Storani habían reclamado el recambio de las autoridades del radicalismo bonaerense con el argumento de que los resultados de las legislativas fueron desastrosos en la provincia. “Se hubieran presentado”, desliza y agrega, mordaz: “Seguramente ellos hubieran obtenido mejores resultados. Lástima que no se presentaron”. Aunque dice que hablar de la internas es espantar a la gente, “preocupada por la inflación y la inseguridad”, es una cuerda que sabe tocar.

–¿Qué está pasando hoy en el radicalismo?
–A nivel nacional, somos segunda fuerza, en el marco de un frente. Y en la provincia de Buenos Aires se produjo una polarización alentada por el Gobierno y por sectores poderosos de la sociedad que cuentan en términos de comunicación con gran capacidad para polarizar. No creo que ni Moreau ni Storani ignoren estas cosas. Lo que pasa es que creerán que no les conviene decirlo ahora.

–¿Por qué no les conviene?

–Prefieren ignorar cómo juegan estos factores en la política y responsabilizar a quienes son candidatos, cuando ellos tuvieron una actitud que puede ser muy cómoda pero para nada política, porque ellos no se postularon.

–¿Siente que es fácil criticar sin participar?

–No quisieron participar de nada, son los críticos de café, comentaristas. Pero tienen todo el derecho del mundo.

–Visto desde afuera, parece que en el radicalismo existe una discusión interna que no se termina de saldar.

–Salvo esas voces que mencionás, no siento que haya tantas discrepancias en el partido. Hoy el que habla de cuestiones vinculadas a la interna no comprende qué quiere la sociedad. Deben estar creyendo que la sociedad está esperando que abran los quioscos para enterarse que es lo que está pasando en la interna del radicalismo. Y la verdad es que no le interesa a nadie. Lo que interesa es lo que pasa con la inflación, la seguridad, el narcotráfico, la competitividad de la economía y los niveles de inversión. Y por otro lado, yo las discusiones de mi partido las doy, para no dañar a mi partido, hacia adentro.

–Más allá de la interna, ¿cuál es su balance de los resultados de las legislativas?

–Conseguimos cinco millones y medio de votos y hay que consolidar el frente que construimos en 16 provincias. Me parece que consolidar este espacio supone reemplazar al oficialismo, desde un sentido de superación, y aventar el riesgo de restauración de las políticas noventistas. Tenemos una gran responsabilidad y que la sociedad confíe en nosotros para el 2015 depende de lo que seamos capaces de hacer desde ahora. No solamente entre nosotros sino también en relación al oficialismo. El que vaya al Congreso pensando en posicionarse para 2015 le va a hacer daño a este frente y al país.

–¿Le parece que la sociedad todavía le pone un voto de confianza al radicalismo o se siente fundamentalmente atraída por lo que se presenta como “nuevo”?

–La sociedad está atenta a los problemas que padece. La indiferencia hacia los partidos se profundizó en 2001. Recién empieza a pensar en las alternativas y las propuestas que hay poco tiempo antes de las elecciones. Ahora está pensando en lo que hace la política en su conjunto para resolver sus problemas.

–¿Se sintió cómodo cediéndole el primer puesto a Margarita Stolbizer en la lista de diputados?

–Por supuesto, soy un caballero.

–¿Fue un paso positivo? ¿Había otra salida?

–Fue un aporte a la construcción de este frente. Yo creo que estos frentes deben construirse no sólo en función de la coyuntura. La política como instancia ordenadora de lo social ha ido perdiendo capacidad de maniobra, de acción, relevancia. Y no hemos sido capaces de definir una instancia que nos permita recuperar para la política la potencia que tuvo en otros tiempos. Una de las cosas que hay que hacer es reunir a todos los partidos que piensan igual. Es difícil explicar por qué los partidos que piensan igual compiten entre sí en una elección general. Es mucho más racional que los que piensan igual trabajen juntos. Los que tenemos una idea de que la política debe hacerse cargo de ordenar aquellos aspectos de la sociedad de los cuales depende la calidad de vida, si además coincidimos en valores republicanos fundamentales y creemos que la corrupción es una lacra, debemos trabajar juntos. Ningún proyecto revolucionario justifica corrupción.

–Sin embargo, en el debate de los candidatos de UNEN surgieron contradicciones.

–Y en el oficialismo también. Las cosas que decían de Scioli y después lo pusieron al frente de la campaña y tal vez termine siendo el candidato del Frente para la Victoria. Y nadie dice que por esas contradicciones el oficialismo pueda fracturarse. Muchos de los que se pueden ir no se van a ir por eso sino porque hay un vehículo electoral más interesante.

–¿En este momento es Massa?

–Sí, el Frente Renovador. Por lo menos, es lo que puede llegar a pasar entre los que tienen origen justicialista. 

–La migración hacia el Frente Renovador la están sufriendo todas las fuerzas políticas.

–Todas, todas. Pero eso no es consuelo. Mal de muchos… consuelo de tontos.

–¿Se puede frenar esa tendencia?

–Es necesario hacer docencia y reunir a los dirigentes de un espacio social demócrata, muy comprometido con lo que hay que hacer desde el Estado para la Argentina, y que además estén comprometidos con una visión republicana y decente. En esa unión nos va a acompañar la sociedad.

–¿Cómo se imagina hoy el 2015?

–Falta mucho y es difícil acertar, sobre todo en la Argentina, que no es demasiado previsible. Pero me imagino al justicialismo compitiendo con el nombre del Frente Renovador. Una expresión minoritaria del Frente para la Victoria en el que permanecerán los que no tienen origen justicialista y un frente socialdemócrata, como el que vinimos construyendo en 16 provincias.

–¿Y Macri?

–Se va a asociar al Frente Renovador.

–A muchos dirigentes del Pro no les gusta para nada el peronismo.

–Sin embargo, hay muchos peronistas en el PRO, que no va a poder resistir la atracción que ejerce lo que es electoralmente muy atractivo. Nosotros sí.

–En ese escenario hay chance de ballottage.

–Sí, sí. También puede haber un oficialismo que no gane la elección, pero que continúe siendo un actor de peso en términos de porcentajes electorales relativamente importante y en ese caso la primera vuelta estaría entre el Frente Renovador y el frente progresista.

–¿Pero le parece que el 2015 es ocasión de un cambio?

–Sí, de cambio. Nada hay eterno. Nunca en la historia. Están produciéndose los síntomas más claros de que la sociedad está buscando otra alternativa.

–Usted decía recién que el riesgo es un retorno a las políticas de los ’90.

–Sí, pero no necesariamente repetidas. Y es culpa del oficialismo, porque pretendió hacerle creer a la sociedad que lo contrario del neoliberalismo eran ellos o que el progresismo eran ellos. El oficialismo reivindica la idea de que el mercado por sí solo no resuelve los problemas, que es necesaria la presencia y la intervención de la política, y con eso se adueña de la idea progresista y le hace creer a la sociedad que con eso alcanza. Pero no se trata de reivindicar la intervención de la política, además hay que intervenir de manera virtuosa, eficaz, en nombre del interés general y con transparencia. Muchos creen que después de este daño la sociedad termine acompañando a aquellos que dicen “menos política, más mercado”.

–Usted dijo hace poco que no quiere ser candidato a presidente en 2015, ¿tenemos que creerle?

–Sí, por qué no. Si yo quisiera ser candidato lo diría o en todo caso podría eludir la respuesta. Pero creo que no están dadas las condiciones políticas y prefiero estar trabajando para consolidar el frente progresista. Para mí se trata de construir un nuevo actor político y social en la Argentina que perdure en el tiempo y que represente, en serio, concepciones socialdemócratas y una ética de la austeridad republicana.

–¿Hoy por hoy Cobos es uno de los candidatos para encabezar este frente que usted sueña?

–No sé. No. Puede ser Cobos, Binner, Sanz. También puede ser Lilita o Pino. Qué sé yo. Pero lo va a tener que decidir la gente. Discutir esto ahora no es lo más inteligente si lo que queremos es consolidar este frente. Nosotros lo que deberíamos hacer ahora es generar más confianza entre nosotros y después salir a trabajar muchísimo para que la gente comprenda que somos una alternativa al justicialismo. Porque en definitiva, el Frente Renovador es justicialismo.

–Sin embargo, el Frente Renovador no participará de las internas del PJ bonaerense y escamoteó su identidad peronista en la campaña.

–La manera de concebir la Argentina y el poder es del peronismo. Yo no creo que en nuestro partido podrían estar las corporaciones como están en el Frente Renovador. Yo no lo critico, no tengo nada contra el peronismo. Sabés qué cosas indignan: el agravio personal, la difamación.

–¿Usted sufrió ese tipo de agravios?

–Todo el mundo en política es víctima de este tipo de cosas. Sí, tengo diferencias muy serias con respecto a las ideas que tienen de las instituciones de la República. Para ellos, nosotros somos fetichistas institucionales. 
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Los cambios

Al cierre de esta edición, Alfonsín se expresaba sobre los cambios de Gabinete que dispuso la presidenta Cristina Fernández y sobre la renuncia del secretario de Comercio: “No me gusta hacer leña del árbol caído, pero siempre pensé que Guillermo Moreno era responsable de los estilos y las formas, pero no de las decisiones políticas. Espero que no estemos nada más que ante otra maniobra gatorpardista”.

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