La trama política detrás del enfrentamiento entre la Bonaerense y
la Federal en Avellaneda. Malestar de Vidal con Patricia Bullrich.
La idea de una doble extorsión y una mexicaneada entre fuerzas.
El rol judicial
contra Patricia Bullrich. El cruce entre la Gobernadora y la ministra
de Seguridad nacional, en una comunicación telefónica desde el
retiro espiritual de Chapadmalal, sumó un nuevo capítulo a la interna
política entre bonaerenses y nacionales que desde hace tiempo se
da en casi todas las áreas de gestión, incluida la de seguridad.
“Unos trabajaron como una institución y los otros cuatro traiciona
ron a la institución”, fue la frase que Bullrich eligió para diferenciar
a la Policía Federal de la Policía Bonae-rense en el escandaloso
tiroteo entre fuerzas en una estación de servicio de Avellaneda,
que dejó a un comisario muerto.
La actitud de la ministra, de separar “buenos” de “malos”, alteró
la tranquilidad de Chapadmalal, donde Vidal y su equipo pensaban
el último año de gestión y el escenario electoral, con el Plan V
incluido.
Por fuera de la gravedad del caso, que salpica a la fuerza bonae
rense, en la Provincia enfureció el uso político que le dio al hecho
Bullrich para ganar el round de una pelea de vieja data, iniciada
con la llegada de Cambiemos al poder.
La ministra buscó “salvar la ropa” de su fuerza, aseveran, y le re
criminan haber operado en varios medios la idea de que la Federal
había desbaratado una banda de policías bonaerenses extorsiona
dores, por sobre el sangriento enfrentamiento.
Además siembran dudas en varios puntos del episodio, que abren
otras hipótesis, algunas, de fuerte contenido político.
El propio ministro de Seguridad, Cristian Ritondo, fue quien deslizó
las dudas. “Es raro”, dijo respecto del hecho, y tiró un dato: los
pesquisas federales no estaban identificados ni tenían chalecos
antibalas, algo que contradice los protocolos policiales; máxime si
la banda a enfrentar es policial.
Hay más especulaciones. La fiscal de Avellaneda, Soledad Garibaldi,
a cargo del caso, no comunicó del operativo a la Auditoría General
de Asuntos Internos, algo que se estila, casi por obligación. Sin
embargo, luego de la balacera, la fiscal delegó a esa institución la
detención de los uniformados imputados. “Se la llevaron puestos
los federicos” -apodo para la Federal-, explica a La Tecla un bonae
rense.
Otro dato que sorprende es la forma en la que actuaron los unifor
mados nacionales. “No había necesidad de cortar así el episodio,
a los tiros y en un lugar público”, se-ñala otra fuente. Y agrega:
“Asu-ntos Internos ha hecho miles de veces esto sin tirar un tiro”.
Por sobre las conjeturas criminales hay evidencias políticas del
malestar Nación - Provincia en la rama seguridad. El pico del corto
circuito fue a finales de 2018, cuando Bullrich armó el denominado
“Protocolo Chocobar”, que autorizaba a los efectivos federales a
dispararle a sospechosos, algo a lo que se negó rotundamente el
gobierno de Vidal.
Pero ahora, el tiroteo reabrió las heridas. Si bien cerca de la Gober
nadora niegan que el caso sea parte de una operación contra ella
con fines electoralistas, o para sepultar el Plan V, admiten que se
cansaron de la estrategia Bullrich.
La pelea por el tema seguridad entre Nación y Provincia es de vieja
data. En 2016, el propio Presidente, Mauricio Macri, tuvo que mediar
entre Bullrich y Ritondo para bajar los decibeles. En ese entonces,
la relación política entre Federales y Bonaerenses estaba en el
mejor momento.
“Unos trabajaron como una institución y los otros cuatro traiciona
ron a la institución”, fue la frase que Bullrich eligió para diferenciar
a la Policía Federal de la Policía Bonae-rense en el escandaloso
tiroteo entre fuerzas en una estación de servicio de Avellaneda,
que dejó a un comisario muerto.
La actitud de la ministra, de separar “buenos” de “malos”, alteró
la tranquilidad de Chapadmalal, donde Vidal y su equipo pensaban
el último año de gestión y el escenario electoral, con el Plan V
incluido.
Por fuera de la gravedad del caso, que salpica a la fuerza bonae
rense, en la Provincia enfureció el uso político que le dio al hecho
Bullrich para ganar el round de una pelea de vieja data, iniciada
con la llegada de Cambiemos al poder.
La ministra buscó “salvar la ropa” de su fuerza, aseveran, y le re
criminan haber operado en varios medios la idea de que la Federal
había desbaratado una banda de policías bonaerenses extorsiona
dores, por sobre el sangriento enfrentamiento.
Además siembran dudas en varios puntos del episodio, que abren
otras hipótesis, algunas, de fuerte contenido político.
El propio ministro de Seguridad, Cristian Ritondo, fue quien deslizó
las dudas. “Es raro”, dijo respecto del hecho, y tiró un dato: los
pesquisas federales no estaban identificados ni tenían chalecos
antibalas, algo que contradice los protocolos policiales; máxime si
la banda a enfrentar es policial.
Hay más especulaciones. La fiscal de Avellaneda, Soledad Garibaldi,
a cargo del caso, no comunicó del operativo a la Auditoría General
de Asuntos Internos, algo que se estila, casi por obligación. Sin
embargo, luego de la balacera, la fiscal delegó a esa institución la
detención de los uniformados imputados. “Se la llevaron puestos
los federicos” -apodo para la Federal-, explica a La Tecla un bonae
rense.
Otro dato que sorprende es la forma en la que actuaron los unifor
mados nacionales. “No había necesidad de cortar así el episodio,
a los tiros y en un lugar público”, se-ñala otra fuente. Y agrega:
“Asu-ntos Internos ha hecho miles de veces esto sin tirar un tiro”.
Por sobre las conjeturas criminales hay evidencias políticas del
malestar Nación - Provincia en la rama seguridad. El pico del corto
circuito fue a finales de 2018, cuando Bullrich armó el denominado
“Protocolo Chocobar”, que autorizaba a los efectivos federales a
dispararle a sospechosos, algo a lo que se negó rotundamente el
gobierno de Vidal.
Pero ahora, el tiroteo reabrió las heridas. Si bien cerca de la Gober
nadora niegan que el caso sea parte de una operación contra ella
con fines electoralistas, o para sepultar el Plan V, admiten que se
cansaron de la estrategia Bullrich.
La pelea por el tema seguridad entre Nación y Provincia es de vieja
data. En 2016, el propio Presidente, Mauricio Macri, tuvo que mediar
entre Bullrich y Ritondo para bajar los decibeles. En ese entonces,
la relación política entre Federales y Bonaerenses estaba en el
mejor momento.
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