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domingo, 14 de abril de 2019

Un tiroteo policial con heridas políticas

La trama política detrás del enfrentamiento entre la Bonaerense y
 la Federal en Avellaneda. Malestar de Vidal con Patricia Bullrich.
 La idea de una doble extorsión y una mexicaneada entre fuerzas.
 El rol judicial
Un tiroteo policial con heridas políticas
Molesta, como pocas veces, María Eugenia Vidal descargó su bronca
 contra Patricia Bullrich. El cruce entre la Gobernadora y la ministra
 de Seguridad nacional, en una comunicación telefónica desde el 
retiro espiritual de Chapadmalal, sumó un nuevo capítulo a la interna
 política entre bonaerenses y nacionales que desde hace tiempo se 
da en casi todas las áreas de gestión, incluida la de seguridad.

“Unos trabajaron como una institución y los otros cuatro traiciona

ron a la institución”, fue la frase que Bullrich eligió para diferenciar
 a la Policía Federal de la Policía Bonae-rense en el escandaloso
 tiroteo entre fuerzas en una estación de servicio de Avellaneda, 
que dejó a un comisario muerto.

La actitud de la ministra, de separar “buenos” de “malos”, alteró

 la tranquilidad de Chapadmalal, donde Vidal y su equipo pensaban
 el último año de gestión y el escenario electoral, con el Plan V
 incluido.
Por fuera de la gravedad del caso, que salpica a la fuerza bonae

rense, en la Provincia enfureció el uso político que le dio al hecho
 Bullrich para ganar el round de una pelea de vieja data, iniciada 
con la llegada de Cambiemos al poder.

La ministra buscó “salvar la ropa” de su fuerza, aseveran, y le re

criminan haber operado en varios medios la idea de que la Federal
 había desbaratado una banda de policías bonaerenses extorsiona
dores, por sobre el sangriento enfrentamiento.

Además siembran dudas en varios puntos del episodio, que abren 

otras hipótesis, algunas, de fuerte contenido político.

El propio ministro de Seguridad, Cristian Ritondo, fue quien deslizó 

las dudas. “Es raro”, dijo respecto del hecho, y tiró un dato: los 
pesquisas federales no estaban identificados ni tenían chalecos 
antibalas, algo que contradice los protocolos policiales; máxime si 
la banda a enfrentar es policial.

Hay más especulaciones. La fiscal de Avellaneda, Soledad Garibaldi, 

a cargo del caso, no comunicó del operativo a la Auditoría General
 de Asuntos Internos, algo que se estila, casi por obligación. Sin
 embargo, luego de la balacera, la fiscal delegó a esa institución la
 detención de los uniformados imputados. “Se la llevaron puestos 
los federicos” -apodo para la Federal-, explica a La Tecla un bonae
rense.

Otro dato que sorprende es la forma en la que actuaron los unifor

mados nacionales. “No había necesidad de cortar así el episodio,
 a los tiros y en un lugar público”, se-ñala otra fuente. Y agrega: 
“Asu-ntos Internos ha hecho miles de veces esto sin tirar un tiro”.

Por sobre las conjeturas criminales hay evidencias políticas del 

malestar Nación - Provincia en la rama seguridad. El pico del corto
circuito fue a finales de 2018, cuando Bullrich armó el denominado
 “Protocolo Chocobar”, que autorizaba a los efectivos federales a 
dispararle a sospechosos, algo a lo que se negó rotundamente el 
gobierno de Vidal.

Pero ahora, el tiroteo reabrió las heridas. Si bien cerca de la Gober

nadora niegan que el caso sea parte de una operación contra ella 
con fines electoralistas, o para sepultar el Plan V, admiten que se
 cansaron de la estrategia Bullrich.
La pelea por el tema seguridad entre Nación y Provincia es de vieja 

data. En 2016, el propio Presidente, Mauricio Macri, tuvo que mediar
 entre Bullrich y Ritondo para bajar los decibeles. En ese entonces,
 la relación política entre Federales y Bonaerenses estaba en el
 mejor momento.

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