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lunes, 22 de agosto de 2011

¿Autocrítica radical o leña del tronco caído?


Con el diario del lunes en la mano, los principales dirigentes del radicalismo consideran que fallaron en la estrategia. Algunos lo aducen a la comunicación. Otros apuntan directamente al corazón de las alianzas que se cerraron y las que no se concretaron.


Por Silvana Varela


Ricardo Alfonsín comenzó a convertirse en candidato el día que falleció su padre.
La larga y espontánea fila de argentinos que pasaron frente al féretro del ex 
Presidente y que lo acompañaron a su última morada, en medio de un momento 
de baja adhesión que atravesaba el gobierno nacional, indicaba un reconocimiento
a la pelea democrática y la defensa de la institucionalidad; dos caballitos de batalla
alfonsinistas, y dos elementos que han caracterizado desde siempre a la UCR.
Sin experiencia en cargos ejecutivos, pero con el impulso que le dio la similitud física
exacerbada en los últimos tiempos, Alfonsín hijo comenzó a transitar un camino en
el que supo aprovechar incluso, una contienda interna como plataforma de lanzamient
o para una travesía nacional.
Ganarle a la línea histórica de Leopoldo Moreau y Federico Storani lo dejó en un escalón 
superior, en el que empezó a considerar que podía ir por más. Ya no pensaba en una
candidatura bonaerense, sino que se ilusionó con ser la cabeza de una fórmula nacional.
La baja adhesión que experimentaba Julio Cobos, en caída libre tras su pico máximo 
cuando popularizó el voto “no positivo” de la 125, y el escaso grado de conocimiento 
en la opinión pública que representaba Ernesto Sanz, el otro radical con posibilidades
de convertirse en candidato a Presidente, allanaron el camino de Alfonsín.


Hasta hace pocos meses, la meteórica subida del dirigente oriundo de Chascomús, 
presagiaba una polarización con el gobierno nacional, que reeditara incluso, el viejo clásico
peronistas Vs radicales, pero entre errores propios y circunstancias ajenas, el partido 
centenario quedó lejos de poder emular su gloria de antaño.


El primer error propio fue la conformación de alianzas.
Alfonsín parecía cerca de Hermes Binner, un acuerdo que tendría su lógica desde la matriz 
de ambas fuerzas y el origen radical de muchos de los dirigentes del GEN, el partido que
lidera Margarita Stolbizer y que se constituyó en la pata bonaerense del santafecino.


A la discusión sobre el orden de los factores (Alfonsín-Binner o Binner-Alfonsín) se sumó
luego un escollo insalvable: el acuerdo que el candidato radical cerró en la provincia de
Buenos Aires con Francisco De Narváez.
El empresario necesitaba imperiosamente un candidato a presidente, porque su otrora
socio, Mauricio Macri, había decidido jugar en el plano local. De Narváez no creía en ese
momento, que Eduardo Duhalde –ya lanzado a la candidatura presidencial- lograra levantar
vuelo y se acercó a Alfonsín, en un acuerdo que le restó a ambos más de lo que les sumó.
No los unió el amor, ni los ejes programáticos, sino la necesidad de aunar esfuerzos en el
territorio donde más necesitaban sumar votos.
Alfonsín creyó que la performance de De Narváez de 2009 podría repetirse ahora, y que 
éste le sumaba más de lo que podía acercar Stolbizer. Lo que no imaginó quizá, fue que 
existirían votos cruzados y cortes de boleta, algunos incluso, con la anuencia del denervaismo
que a último momento buscó sumar a como diera lugar.


Las voces internas


Para el Senador Gerardo Morales, el radicalismo falló en la estrategia electoral y la comunicación.
"Si bien salimos segundos, el resultado que conseguimos no era el esperado. Sin duda, no 
hemos podido transmitir un mensaje claro sobre el proyecto nacional que lideran Alfonsín y
González Fraga; hemos fallado en la estrategia y la comunicación", aseguró Morales.
Pero además, remarcó que “la oposición sigue en deuda con el electorado por no ofrecer 
una alternativa estructurada”.
Quien también, a la luz de los resultados, ensayó una autocrítica, fue el titular del Comité 
Provincia y primer candidato a diputado nacional por la Provincia de Buenos Aires, Miguel 
Bazze.
Para Bazze, "el análisis hay que hacerlo de manera constructiva y orientando a mejorar la 
situación, este es el desafío más importante para demostrarle a la sociedad que podemos 
ser una alternativa a este Gobierno".
Y se sinceró respecto a los pronósticos y los resultados del gobierno nacional: “logró una
cantidad superior a la que habíamos imaginado, aunque por otra parte es cierto que obtuvimos
menos votos de los esperado”.
No obstante, para el candidato a legislador, el error no estuvo dado en la alianza con De 
Narváez, sino en la exclusión que ésta supuso del GEN y el Socialismo, pero las culpas, las 
echa a esas fuerzas.


"Lamentablemente esto no se comprendió, el Socialismo y el GEN se equivocaron porque 
se podría haber conformado una propuesta más potente y atractiva", dijo en relación a los 
acuerdos.


En tanto, Julio Cobos tampoco se llamó a silencio.


Para el aún vicepresidente de la nación, "hubo una subestimación de la fortaleza del Gobierno 
y quedaron de manifiesto debilidades fuertes de la oposición".
"El Gobierno explotó bien sus logros, como la Asignación Universal por Hijo, el crecimiento 
de la economía y los índices de empleo", dijo en una entrevista publicada por el diario La
Nación, donde advirtió además, que "cuando hay una elección de cargos ejecutivos si uno
propone un cambio tiene que decir cómo, cuándo y por qué. Todos, en especial el radicalismo,
se quedaron en mostrar los problemas".
Cobos aseguró, en tanto: "Siempre dije que el radicalismo necesitaba pasar por una serie de
etapas previas, como la construcción de una plataforma electoral, y a partir de ahí definir los
candidatos para llevar adelante esos programas. Se hizo todo al revés".
Y no cree en los milagros. “A rigor de verdad es muy difícil remontar este resultado. Más aún
cuando hay una atomización muy grande en la oposición”, sostuvo.
El mendocino criticó además, la nueva estrategia de la oposición, que apunta a querer convertir 
la elección general en una legislativa, ya no pidiendo el voto para sus candidatos a Presidente o gobernador, sino apuntando al “peligro de la hegemonía oficialista” en el Congreso de la Nación.
"No comparto eso. Todos los cargos son importantes y en la ciudadanía va a primar la elección 
de presidente y de gobernador, en ese orden. Creo que hay que cambiar la estrategia de 
comunicación, hablar de propuestas, decir cómo vamos a atender los problemas estructurales
del país", remarcó.


El largo camino a Octubre


Si bien faltan apenas 2 meses para que se vuelvan a abrir las urnas que vociferarán el resultado
definitivo, este tiempo será crucial para la mayoría de los candidatos opositores.
El gobierno nacional, para contener el caudal de votos obtenidos, sólo depende de que no 
estalle ningún conflicto que lo tenga como protagonista, que la economía se mantenga estable
y que el discurso oficial siga alejado de las frases atribuibles a la soberbia. Si logra eso, no sólo
puede repetir el número de agosto, sino que incluso, puede incrementarlo.
Ni Alfonsín ni Duhalde quedaron en condiciones de atribuirse un claro segundo lugar, lo que 
tira por la borda sus sueños de polarización y de atracción del “voto útil” al que pensaban 
apelar después del 14 de agosto, imaginando incluso, que un escenario de ballotage no era 
una quimera.
En la práctica, Duhalde recibió votos de quienes eligieron como candidato a gobernador a De
Narváez, y Alfonsín no logró su cometido en tierras bonaerenses, pero tampoco descolló en
provincias donde imaginaba que la impronta radical acercaría votos al recuento general.
El gran desafío de la oposición de cara a octubre, es redefinir varias estrategias. El problema
central no es cómo comunica, sino qué comunica, y para ello, debería cuanto menos, definir
por qué y para qué alguien habría de votarlos. Un por qué que no sea solamente, el oponerse 
a otro apellido.

fuente : www.buenosaires2punto0.com.ar

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