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martes, 15 de marzo de 2016

Descartan hiperinflación, pero advierten que tomar deuda sin ajustar nos lleva al 2001

LPOEconomistas consultados por LPO advirtieron que tomar deuda sin ajustar puede acercarnos a otro 2001.
El Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA) dio a conocer en un informe que el déficit fiscal del año pasado -el último de la era kirchnerista- duplicó al desequilibrio que el país presentó durante la crisis de 2001, por lo que se convirtió en récord de las últimas décadas.
Según el reporte, en 2015 el déficit fiscal del sector público nacional fue del 4,1 por ciento del PBI, por lo que, según IDESA, "el desequilibrio duplica el déficit de la crisis del año 2001".
Además, el informe reveló que "si se excluyen las transferencias al Tesoro Nacional desde el Banco Central, ANSES y otros organismos públicos extra-presupuestarios, el déficit fiscal en el año 2015 asciende a 6,7 por ciento del PBI".
El déficit de Argentina del 2015 casi duplicó los desequilibrios de países con crisis estructurales serias como Grecia, España e Italia.
Asimismo, el estudio de IDESA señaló que "el desequilibrio fiscal del año pasado es récord en las últimas décadas. Incluso es muy alto con relación a otros países que están en crisis fiscal como, por ejemplo, Grecia (3,7 por ciento), España (3,4) o Italia (3,7)".
Entonces ¿por qué otros países con menos déficit están en crisis? ¿por qué en 2001 estallamos en una crisis de insolvencia y no pasó lo mismo en 2015?
En primer lugar porque el déficit no es el único indicador de insolvencia, hay que mirar la relación de deuda sobre PBI o, como sugiere el analista de mercados, Francisco Uriburu, “deuda sobre exportaciones, porque las exportaciones son las que te dan la capacidad de repago”. En segundo lugar, porque en 2001 no había fuentes de financiamiento alternativas.
Parecidos y diferencias con el 2001
Para Héctor Rubini, editor del Informe Económico Mensual de la USAL, a De la Rua el déficit fiscal no fue lo que le explotó en las manos sino la acumulación de vencimientos en el corto plazo combinada con una elevada cantidad de de deuda en relación al PBI. “Dudaron de su capacidad de repago y no quisieron refinanciarlo.” Y no era para menos. Entre 1999 y 2001 la deuda sobre el PBI evolucionó del 48% al 66% e incluso el mismo ministro de economía, José Luis Machinea, en su discurso de asunción dudó de la capacidad del Tesoro nacional de honrar sus deudas.
Para Jorge Colina, miembro de IDESA, “en el 2001 no había inflación ni emisión monetaria como forma de financiamiento, mientras que en 2015 el Estado apeló a la emisión para cubrir el déficit y por eso la situación era menos crítica. Pero era crítica.”


José Luis Machinea, primer ministro de Economía durante la presidencia de Fernando de la Rúa.

"Además, en 2015 el calendario de vencimientos de corto plazo no apretaba tanto", agregó Rubini. Aunque cabe recordar que, para cuando en octubre se acercaba el vencimiento delBoden 2015, el Banco Central para poder destinar esos dólares al pago del bono, le dio media vuelta más de tuerca al cepo y pateó la demanda de dólares para más adelante con los futurosde dólares.
“La tasa de cauciones por siete días se fue al 45% anual. Ya no hay dinero en el mercado interno”  diagnosticó Francisco Uriburu. 
 En este momento, el Banco Central y el Tesoro han convenido una atadura de manos para no echar mano a la emisión para solventar el déficit fiscal; no por ley como durante la Convertibilidad, pero sí por voluntad política. Y a falta de esta fuente de financiamiento, el Tesoro tiene otras dos opciones: endeudarse en el mercado interno o hacerlo en el mercado externo.
“La tasa de cauciones por siete días se fue al 45% anual. Ya no hay dinero en el mercado interno”, diagnosticó hoy Uriburu. Este diagnóstico es compartido por el Gobierno por eso la apuesta del ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, apunta a resolver cuanto antes el tema con los holdouts para poder volver a financiarse con deuda externa.
“El tema de los holdouts no es por ambición de pago sino por necesidad de financiamiento para evitar una contracción fuerte”, explicó a LPO Ariel Barraud del Instituto Argentino de Análisis Fiscal.
Y en esto Macri fue tajante. En un reportaje con Luis Majul, el presidente aseveró que in acuerdo con los holdout se va a “un ajuste. Ajuste o hiperinflación. No hay alternativa. La forma de salir gradualmente del desastre de partida que dejó el kirchnerismo es un ajuste gradual. Un crecimiento gradual reduciendo todo los desajustes que tenemos.”
¿Es posible otra hiperinflación?
“La situación es delicada, crítica; pero aun así hay mucho margen de maniobra para evitar una hiper”, evaluó Colina. “Yo lo dejaría en la anécdota (al comentario de Macri). La clase política plenamente consciente de la situación, no considero probable que se opongan a una resolución con los holdouts”, opinó.


El ministro de Economía Alfonso Prat Gay en el plenario de comisiones que discutió el acuerdo con los holdouts.

El punto es que momentáneamente con un déficit de alto riesgo estamos, si se terminan los embargos de los holdouts, entrando al mercado de capitales internacional con un elevado monto de deuda externa en el primer año. Actualmente el ratio deuda/PBI se encuentra en el 11%. “Ese, más la alta rentabilidad de la tasa que puede ofrecer Argentina en un mundo con tasas negativas, son atractivos que pueden permitir una historia 'long' (inversiones de largo plazo) en la Argentina”, analiza Federico Furiase de Estudio Bein.
“La situación es delicada, crítica; pero aun así hay mucho margen de maniobra para evitar una hiper”, evaluó Colina. 
Si con la mitad de déficit público, Argentina entró en cesión de pagos en 2001. ¿Qué margen tiene el gobierno con este nivel de déficit para tomar deuda? Los economistas no se animan a aventurar una cifra, pero recuerdan que en 2001 la deuda equivalía al 66% del PBI cuando actualmente es del 11%.
“No hay un número mágico”, respondió Colina. “Kirchner tuvo ratio del orden del 70% de deuda en relación al PBI pero con superávit fiscal que mostraba capacidad de desendeudamiento y un perfil de deuda a la baja, así que es relativo el tema de la relación del ratio de deuda a PBI.”
Nueva deuda: nuevo riesgo
No obstante, estamos en una situación de déficit fuerte que se va a prolongar por al menos tres años. Por eso Colina advirtió que “es peligroso tomar deuda para financiar déficit público, solo se puede justificar en el contexto de una transición”, del desmanejo fiscal inflacionario a las cuentas ordenadas con apertura de capitales.
“La deuda en dólares tiene que destinarse a aumentar la productividad de los sectores exportadores que son los que te generan los dólares con los que pagar la deuda que tomaste”, simplificó Furiase.
En otras palabras, ajustar el déficit es primordial si no se quiere depender cada vez más de nuevos montos de deuda externa con la que pagar la deuda externa ya existente y no basta con que se invierta en infraestructura, sino que esa infraestructura genere ingresos. "De lo contrario, son intereses sobre intereses sobre intereses a pagar y las deudas se multiplican" dijo Rubini.
"Lo que pasa es que anuncian deuda por 25.000 millones de dólares pa
ra el Plan Belgrano y no nos dicen qué incluye el plan. Porque si, por 
ejemplo, se construyen viviendas para la gente, es inversión sí, pero es
 inversión que no genera capacidad de repago y va a tener que ser el res
to del país el que cargue con los intereses. Es importante saber qué ex
portaciones va a generar el Plan Belgrano. Y ni hablar si se toman, co
mo se estuvo rumoreando, 10.000 millones del FMI que siempre termi
nan financiando gastos corrientes", ejemplificó Rubini.


Macri encabeza una reunión en Olivos con Marcos Peña y Mario Quintana.

Barraud continuó con las advertencias: “La incidencia de los servicios
 de deuda evoluciona según la percepción de si se va a poder financiar 
el nivel de gasto”. En este sentido el total de los intereses de deuda que
 pagó el gobierno en 2015 ascendió a unos $110 mil millones y para este
 año el presupuesto nacional previó (con un tipo de cambio a $12) otros 
$105 mil millones, “a los que hay que sumarle todos los nuevos intere
ses por las deudas que se vayan a tomar ahora”. 
LPO estimó con economistas que los intereses se elevarían en 1.500 millo
nes de dólares en 2016 sólod e la deuda nueva y en aproximadamente 
otros 2.300 millones de dólares en 2017. Esto sin contar los intereses gene
rados por las deudas que se tomen más adelante y las que vienen de
 arrastre.
Si seguimos subiendo la
 deuda, no baja el déficit
 y no se dinamiza el cre
cimiento, vamos por la 
misma trayectoria que de
sembocó en el 2001.
"Si seguimos subiendo la deuda, no baja el déficit y no se dinamiza el crecimiento arriba del 7% como para mantener la paridad entre el actual nivel de deuda y de PBI, vamos a ir por la misma trayectoria que desembocó en el 2001", opinó Rubini.
En 2001, cuando estalló la crisis, los intereses para servir la deuda rondaban el 17% del total de gasto público y ascendían al 3,8% del PBI. El 70% de esos intereses eran en dólares.
Para 2016, teniendo en cuenta la totalidad de los servicios de deuda, el Te
soro Nacional necesitará aproximadamente el 2,1% del PBI para para pagar
 intereses de deuda. Y por ahora el déficit mostró una mejora, según los nú
meros del Ministerio de Hacienda. Claro que a costa de congelar práctica
mente todos los pagos del Estado.
"Es cierto que aparecen signos alentadores en el primer mes del año. 
Prueba de ello es que se reduce el déficit primario, que es el que se com
puta antes del pago de intereses de deuda, y además, después de mucho
 tiempo, no fue necesario apelar a la emisión desde el Banco Central para
 cubrir el desequilibrio", concluyó el informe de IDESA. "Hay que esperar
 unos meses para ver si se consolida", acotó Colina.

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