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miércoles, 1 de junio de 2016

El movimiento obrero organizado: la usina para la reconstrucción del peronismo.

El comienzo de esta nota no será un recontó de la historia del Peronis
mo porque esto sería subestimar el conocimiento del lector, pero resul
ta oportuno y más aún necesario, interrogarse sobre la génesis del 
movimiento peronista, con el fin de comprender algunas cuestiones.
El movimiento obrero organizado: la usina para la reconstrucción del peronismo.
Por Jorge Sarno (*)

El comienzo de esta nota no será un recontó de la historia del Pero

nismo porque esto sería subestimar el conocimiento del lector, pero
 resulta oportuno y más aún necesario, interrogarse sobre la génesis
 del movimiento peronista, con el fin de comprender algunas cuestio
nes. Por un lado, sus constantes transformaciones y por otro, el im
perioso desafío que enfrenta hoy en día el Peronismo como movi
miento político y social que nuclea a la clase trabajadora.

El Peronismo nace, espontáneamente, como un movimiento social y

 por primera vez en la historia, se forma una corriente popular que
 logra comprender el sentir de los excluidos. Perón, no solo escu
chó el clamor de los marginados sino que los interpretó, y el aconte
cer de los hechos hizo su parte, en cuanto lo convirtió en la personi
ficación misma de ese movimiento social que lleva su nombre. Es 
por esto que Perón expresaba, casi como una predicción basada en
 la certeza que le daba el conocimiento acabado del movimiento, no
 tener más heredero que el pueblo.

Los postulados sociales de este movimiento, rápidamente, tuvieron 

su expresión política en la conformación del Partido Justicialista pe
ro el peronismo como movimiento término por ser más amplio que 
el partido político que lo encarnó. La particularidad de un líder con
 el carisma de Perón fue haber sabido conjugar el movimiento social
 con la expresión política, y es en esta dualidad donde se evidencia
 que después de Perón, no ha existido otro líder capaz de amalga
mar al movimiento.

El justicialismo pos peronismo podría compararse con un imán, que

 atrae y repele según la conjunción de fuerzas imperante en su seno;
 y aunque sin duda, el movimiento peronista ha tenido, a lo largo de
 los años, una ingeniería compleja que le permitió separarse, unifi
carse, renovarse, reinventarse y volver a ser; en los tiempos actua
les esa variedad de transformaciones no parece ser eficaz en fun
ción de su reconstrucción.

El motivo es que esta ingeniería ha tenido su “Talón de Aquiles” ya

 que, sucesivamente, ha olvidado la composición genética del movi
miento. Si el peronismo quiere superar el desafío que enfrenta, ac
tualmente, será necesario aplicar una reingeniería de alta compleji
dad que tenga como esencia los orígenes del movimiento. Pero, 
¿Cuál es la génesis del movimiento peronista? La respuesta a este
 interrogante es contundente… el movimiento obrero. Los excluidos
 de aquel entonces, los cabecitas negras, los que esperaban con las
 “patas en la fuente” ver a su líder en el balcón, dejando a la oligar
quía castrense sin más opción que liberarlo, ya nunca más acepta
ron serlo. Lo que Perón encarno fue, ni más ni menos, que esa iden
tidad del movimiento obrero que comenzó a organizarse, y el que 
con sus matices y diferencias está destinado de perdurar.

La nueva reingeniería que necesita el movimiento peronista para re

construir al Partido Justicialista, supone el reconocimiento de tres 
cuestiones fundamentales.

En primer lugar, aceptar que existe una contradicción interna que 

es necesario superar, en cuanto ha quedado demostrado que las 
sucesivas reconstrucciones partidarias no han logrado incluir a to
dos los actores del movimiento. En segunda instancia, se enfrenta 
a una contradicción externa ya que parte de los actores que adhie
ren al movimiento, han conformado otros espacios partidarios, pe
ro todos encuentran coincidencia en la disidencia con relación al ac
tual gobierno. Por último, no hay margen para relegar a ningún actor
 del movimiento obrero, quienes constituyen la sangre que le corre 
por las venas al movimiento peronista y que va más allá de la expre
sión partidaria.

Mis argumentos, lejos de ser caprichosos, están sustentados en la 

realidad que reflejan los sucesos actuales, quedando validados con
 la simple observación de la primera movilización sindical ocurrida 
el pasado 29 de abril.

El proceso que se ha iniciado con el objetivo de volver a unificar al 

sindicalismo, no es fortuito sino producto de la conjunción de una 
serie de factores que tiene como resultante esta re-unificación a la 
que muchos, equivocadamente, identifican con el hecho de que el
 actual gobierno no provenga de la estructura partidaria del PJ. El 
primer factor que impulsa a la unidad de movimiento obrero, ha sido
 la comprensión acabada de que no es aceptable que el movimiento 
peronista sea el que genere su propia oposición en el seno del parti
do; en segundo lugar la composición un escenario político adverso
, dominado por un gobierno de CEOs, que analizan de manera leja
na y ajena la realidad imperante, en la que los trabajadores, nueva
mente, adquieren la condición de excluidos y por último, la impe
riosa necesidad de que los trabajadores sean reconocidos como 
la verdadera usina que dota de poder al movimiento peronista; po
nen de manifiesto la urgencia de repensar la reconstrucción del mo
vimiento sobre una base del modelo sindical solidario legado por 
Perón, que es, sin duda, la única alternativa dotada de legitimidad 
de origen.

No es paradójico y mucho menos incomprensible (a la luz de las me

didas adoptadas por el gobierno) que sea el mismo gobierno quien 
termina por despertar al movimiento obrero organizado, que vuelve
 a erigirse como la medicina que viene a sanar al peronismo, hacien
do un reconocimiento de los errores pasados; expresando la necesi
dad de dejar de lado los personalismos; y advirtiendo a la estructura
 partidaria que son ellos quienes constituyen el componente genuino
 que da origen al movimiento peronista.

El proceso de reunificación del sindicalismo argentino demuestra 

que la esencia del movimiento peronista está intacta, sin duda, la 
misma volverá a encontrar una expresión político-partidaria que lo
gre conciliarla cuyo actor fundamental será el movimiento obrero 
organizado.

(*) Secretario Adjunto UPCN Provincia de Buenos Aires

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