La Presidenta reclamó ante Naciones Unidas por la cuestión de las Malvinas, aceptó un diálogo con Irán por la causa AMIA, pidió el reconocimiento de Palestina como Estado y abogó por reformas en los organismos multilaterales de crédito y en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Sobre Malvinas, Cristina dijo que deben cumplirse “las 10 resoluciones de Naciones Unidas que han convocado al Reino Unido a sentarse y negociar sobre nuestra soberanía”, y recalcó “la obligación de todos los miembros de aceptar” las resoluciones de la Asamblea.
También se refirió a los recursos pesqueros y petroleros “apropiados ilegítimamente por quienes no tienen ningún derecho”.
En este contexto dijo que ya transcurrió "mucho tiempo" de reclamos y que nuestro país puede esperar “un tiempo razonable” más alguna respuesta en concreto de Inglaterra para sentarse a negociar.
Cristina indicó que en caso contrario la Argentina se verá obligada a "revisar" los acuerdos que establecen, por ejemplo, un vuelo semanal que "sale de Chile y llega a Malvinas previa escala en Río Gallegos".
“Argentina no puede peregrinar durante décadas, como tampoco puede peregrinar Palestina”, remarcó la Jefa de Estado.
El reclamo de justicia por la causa Amia también estuvo presente en el discurso de Cristina. La Presidenta se refirió a la oferta recibida por la Cancillería el 16 de julio pasado de parte de las autoridades iraníes, quienes en ese momento ofrecieron establecer un canal de cooperación en relación a la investigación del atentado contra la mutual judía el 18 de julio de 1994.
“El mensaje que se ha recibido, si bien significa un cambio de actitud del gobierno (de Irán), no constituye una satisfacción a nuestro reclamo, que es el de justicia”, subrayó.
Sin embargo, precisó que “se trata de un ofrecimiento de diálogo que Argentina no puede ni debe rechazar”, recordando el apego del país a la resolución pacífica de controversias.
Cristina también hizo alusión el reclamo que ella misma había expresado el año pasado ante la Asamblea de ONU, cuando Argentina ofreció un tercer país neutral para hacer el juicio a los iraníes sospechados de haber participado en el atentado.
“Lo único que reclamamos es justicia, nos plantamos en esto porque es una demanda universal”, sostuvo, y agregó que la aceptación al diálogo convocado por Irán “no supone que dejemos de lado los requerimientos de la justicia nacional en relación al juzgamiento de los presuntos responsables”.
Sostuvo que este diálogo con Irán por Amia debe ser “constructivo, sincero y tener resultados para ser creíble y no ser entendido como una maniobra dilatoria”.
El pedido de Palestina para ser reconocida como un Estado de la ONU también formó parte del mensaje presidencial. Al igual que lo había hecho anteriormente su par de Brasil Dilma Roussef, Cristina, quien habló en séptimo lugar de oradores, consideró que “la no inclusión de Palestina va a crear mayor inseguridad y condiciones desfavorables para lo que debe ser el prestigio de un cuerpo (por la ONU) que debe representar los intereses de todos los ciudadanos”.
“Mi país, la Argentina, ha reconocido como la mayoría de los países de América del Sur al Estado de Palestina”, subrayó.
Cristina reclamó para Palestina el lugar “número 194 en Naciones Unidas” y consideró que “impedir que Palestina forme parte de esta Asamblea es darle una coartada a los terroristas” y aclaró que hablaba desde “la autoridad de haber sido un país que ha sufrido el terrorismo”.
“Ruego que Dios ilumine a quienes tienen que tomar esta trascendental decisión y que Palestina tenga su lugar. De así lograrlo, vamos a vivir en un mundo más seguro y justo”, resumió Cristina, recibiendo un cerrado aplauso por parte del auditorio.
El discurso de Cristina, que ocurrió luego de los de Dilma Rousseff, Barack Obama, Felipe Calderón y Nicolás Sarkozy, entre otros, fue seguido en el recinto por el canciller Héctor Timerman, el embajador argentino en la ONU, Jorge Argüello, el vicecanciller Alberto D´Alotto, el ministro de Planificación, Julio De Vido, el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, y el vocero presidencial, Alfredo Scoccimarro.
La Presidenta también dedicó parte de su alocución a pedir cambios en el Consejo de Seguridad de la ONU y en los organismos multilaterales financieros, con el objetivo de combatir la especulación de los capitales.
“Queremos reiterar la necesidad de que los organismos multilaterales de crédito trabajen muy fuerte en una regulación del movimiento de capitales a nivel global y para evitar la especulación financiera”, apuntó Cristina.
Aprovechó para repasar los logros económicos del país en los últimos años: habló de la reestructuración de la deuda a menos de 30 por ciento del PBI, la reducción a un dígito de la pobreza e indigencia y al pago de la deuda en default “más grande de la historia de la humanidad”.
“Argentina no pretende erigirse en modelo ni ejemplo de nadie”, aclaró Cristina, pero pidió “formular reglas claras en materia de transferencia de capitales y especulación financiera”.
Cuestionó también a las calificadoras de riesgo al asegurar que son “las grandes responsables” de parte de la crisis financiera global y recordó que “califican a Argentina como economía marginal y calificaban hace poco a economías a punto de caer en default mejor que a la Argentina”.
Sobre los cambios necesarios de los organismos políticos mundiales, Cristina pidió “una vez más la reforma de esta importante organización (por la ONU) que representa la multilateralidad” y consideró que para tener un mundo “más plural” es necesario “democratizar organismos políticos como la ONU y fundamentalmente el Consejo de Seguridad”.
Al respecto, precisó: “no compartimos la necesidad de ampliar la cantidad de miembros permanentes (del Consejo de Seguridad), creemos necesario eliminar la categoría de miembro permanente y también eliminar el derecho a veto que impide que el Consejo de Seguridad cumpla la función que tuvo cuando fue creado en un mundo bipolar” de la posguerra.
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas cuenta con 15 miembros, pero hay cinco miembros permanentes con derecho a veto: Rusia, China, Francia, Estados Unidos e Inglaterra.
Cristina señaló que los lugares permanentes y el derecho a veto en el Consejo es usado muchas veces “no para defender la seguridad universal sino para el posicionamiento de los miembros que lo integran”.
Agradeció la presencia en Nueva York de los familiares de las víctimas de la Amia: “confían que el gobierno hará lo que siempre hizo en la imprescriptible demanda de justicia”.
En el tramo final del discurso manifestó “confianza en el camino que hemos elegido, de crecimiento con inclusión social, respeto irrestricto a los derechos humanos con juicios por memoria, verdad y justicia”.
También se refirió a los recursos pesqueros y petroleros “apropiados ilegítimamente por quienes no tienen ningún derecho”.
En este contexto dijo que ya transcurrió "mucho tiempo" de reclamos y que nuestro país puede esperar “un tiempo razonable” más alguna respuesta en concreto de Inglaterra para sentarse a negociar.
Cristina indicó que en caso contrario la Argentina se verá obligada a "revisar" los acuerdos que establecen, por ejemplo, un vuelo semanal que "sale de Chile y llega a Malvinas previa escala en Río Gallegos".
“Argentina no puede peregrinar durante décadas, como tampoco puede peregrinar Palestina”, remarcó la Jefa de Estado.
El reclamo de justicia por la causa Amia también estuvo presente en el discurso de Cristina. La Presidenta se refirió a la oferta recibida por la Cancillería el 16 de julio pasado de parte de las autoridades iraníes, quienes en ese momento ofrecieron establecer un canal de cooperación en relación a la investigación del atentado contra la mutual judía el 18 de julio de 1994.
“El mensaje que se ha recibido, si bien significa un cambio de actitud del gobierno (de Irán), no constituye una satisfacción a nuestro reclamo, que es el de justicia”, subrayó.
Sin embargo, precisó que “se trata de un ofrecimiento de diálogo que Argentina no puede ni debe rechazar”, recordando el apego del país a la resolución pacífica de controversias.
Cristina también hizo alusión el reclamo que ella misma había expresado el año pasado ante la Asamblea de ONU, cuando Argentina ofreció un tercer país neutral para hacer el juicio a los iraníes sospechados de haber participado en el atentado.
“Lo único que reclamamos es justicia, nos plantamos en esto porque es una demanda universal”, sostuvo, y agregó que la aceptación al diálogo convocado por Irán “no supone que dejemos de lado los requerimientos de la justicia nacional en relación al juzgamiento de los presuntos responsables”.
Sostuvo que este diálogo con Irán por Amia debe ser “constructivo, sincero y tener resultados para ser creíble y no ser entendido como una maniobra dilatoria”.
El pedido de Palestina para ser reconocida como un Estado de la ONU también formó parte del mensaje presidencial. Al igual que lo había hecho anteriormente su par de Brasil Dilma Roussef, Cristina, quien habló en séptimo lugar de oradores, consideró que “la no inclusión de Palestina va a crear mayor inseguridad y condiciones desfavorables para lo que debe ser el prestigio de un cuerpo (por la ONU) que debe representar los intereses de todos los ciudadanos”.
“Mi país, la Argentina, ha reconocido como la mayoría de los países de América del Sur al Estado de Palestina”, subrayó.
Cristina reclamó para Palestina el lugar “número 194 en Naciones Unidas” y consideró que “impedir que Palestina forme parte de esta Asamblea es darle una coartada a los terroristas” y aclaró que hablaba desde “la autoridad de haber sido un país que ha sufrido el terrorismo”.
“Ruego que Dios ilumine a quienes tienen que tomar esta trascendental decisión y que Palestina tenga su lugar. De así lograrlo, vamos a vivir en un mundo más seguro y justo”, resumió Cristina, recibiendo un cerrado aplauso por parte del auditorio.
El discurso de Cristina, que ocurrió luego de los de Dilma Rousseff, Barack Obama, Felipe Calderón y Nicolás Sarkozy, entre otros, fue seguido en el recinto por el canciller Héctor Timerman, el embajador argentino en la ONU, Jorge Argüello, el vicecanciller Alberto D´Alotto, el ministro de Planificación, Julio De Vido, el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, y el vocero presidencial, Alfredo Scoccimarro.
La Presidenta también dedicó parte de su alocución a pedir cambios en el Consejo de Seguridad de la ONU y en los organismos multilaterales financieros, con el objetivo de combatir la especulación de los capitales.
“Queremos reiterar la necesidad de que los organismos multilaterales de crédito trabajen muy fuerte en una regulación del movimiento de capitales a nivel global y para evitar la especulación financiera”, apuntó Cristina.
Aprovechó para repasar los logros económicos del país en los últimos años: habló de la reestructuración de la deuda a menos de 30 por ciento del PBI, la reducción a un dígito de la pobreza e indigencia y al pago de la deuda en default “más grande de la historia de la humanidad”.
“Argentina no pretende erigirse en modelo ni ejemplo de nadie”, aclaró Cristina, pero pidió “formular reglas claras en materia de transferencia de capitales y especulación financiera”.
Cuestionó también a las calificadoras de riesgo al asegurar que son “las grandes responsables” de parte de la crisis financiera global y recordó que “califican a Argentina como economía marginal y calificaban hace poco a economías a punto de caer en default mejor que a la Argentina”.
Sobre los cambios necesarios de los organismos políticos mundiales, Cristina pidió “una vez más la reforma de esta importante organización (por la ONU) que representa la multilateralidad” y consideró que para tener un mundo “más plural” es necesario “democratizar organismos políticos como la ONU y fundamentalmente el Consejo de Seguridad”.
Al respecto, precisó: “no compartimos la necesidad de ampliar la cantidad de miembros permanentes (del Consejo de Seguridad), creemos necesario eliminar la categoría de miembro permanente y también eliminar el derecho a veto que impide que el Consejo de Seguridad cumpla la función que tuvo cuando fue creado en un mundo bipolar” de la posguerra.
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas cuenta con 15 miembros, pero hay cinco miembros permanentes con derecho a veto: Rusia, China, Francia, Estados Unidos e Inglaterra.
Cristina señaló que los lugares permanentes y el derecho a veto en el Consejo es usado muchas veces “no para defender la seguridad universal sino para el posicionamiento de los miembros que lo integran”.
Agradeció la presencia en Nueva York de los familiares de las víctimas de la Amia: “confían que el gobierno hará lo que siempre hizo en la imprescriptible demanda de justicia”.
En el tramo final del discurso manifestó “confianza en el camino que hemos elegido, de crecimiento con inclusión social, respeto irrestricto a los derechos humanos con juicios por memoria, verdad y justicia”.
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