Graciela Fernández Meijide dijo que esa es la razón de los ataques del kirchnerismo a Jorge Bergoglio. “No me consta en absoluto que haya sido cómplice de la dictadura”, afirmó la ex integrante de la CONADEP.
En una entrevista con el diario Clarín, la ex funcionaria del gobierno de Fernando de la Rúa aseguró que “no tiene entidad discutir” la denuncia sobre supuesta complicidad de Jorge Bergoglio en el secuestro de dos sacerdotes jesuitas.
“Yo estuve todos los años de la dictadura en la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y recibí cientos de testimonios. En ningún momento se nombró a Bergoglio. Después, en la CONADEP, lo mismo. Nadie lo mencionó ni como instigador ni como nada”, afirmó.
Meijide se refirió al propio testimonio del sacerdote Orlando Yorio, que señaló al ex arzobispo de Buenos Aires como responsable de su secuestro y el de Francisco Jalics. “Trabajaban con Bergoglio. Eran dos sacerdotes con un fuerte compromiso social y político. Bergoglio varias veces les había dicho que se fueran porque tenía miedo, porque no los iba a poder cubrir. Hasta que un día los secuestraron y los torturaron”, argumentó y se preguntó “¿Hasta dónde pudo haberlos protegido?”.
“Esta presidenta y sus corifeos, lo más torpes o los más refinados, no toleran que se critiquen las políticas del Gobierno (…) La estrategia del Gobierno es poner al que molesta como enemigo y Bergoglio molesta o molestaba”, señaló sobre las críticas de sectores kirchneristas al papa Francisco.
“Cuando se instrumenta semejante ataque basándose en el pasado no es por una cuestión moral ni ética, es política. Lo que menos hubiera deseado el Gobierno es que una persona como Bergoglio, que se ocupaba en serio de la pobreza, llegue a Papa. Lo último que quería Cristina es que Bergoglio sea Papa. Prefería a cualquier otro”, concluyó Meijide.
“Yo estuve todos los años de la dictadura en la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y recibí cientos de testimonios. En ningún momento se nombró a Bergoglio. Después, en la CONADEP, lo mismo. Nadie lo mencionó ni como instigador ni como nada”, afirmó.
Meijide se refirió al propio testimonio del sacerdote Orlando Yorio, que señaló al ex arzobispo de Buenos Aires como responsable de su secuestro y el de Francisco Jalics. “Trabajaban con Bergoglio. Eran dos sacerdotes con un fuerte compromiso social y político. Bergoglio varias veces les había dicho que se fueran porque tenía miedo, porque no los iba a poder cubrir. Hasta que un día los secuestraron y los torturaron”, argumentó y se preguntó “¿Hasta dónde pudo haberlos protegido?”.
“Esta presidenta y sus corifeos, lo más torpes o los más refinados, no toleran que se critiquen las políticas del Gobierno (…) La estrategia del Gobierno es poner al que molesta como enemigo y Bergoglio molesta o molestaba”, señaló sobre las críticas de sectores kirchneristas al papa Francisco.
“Cuando se instrumenta semejante ataque basándose en el pasado no es por una cuestión moral ni ética, es política. Lo que menos hubiera deseado el Gobierno es que una persona como Bergoglio, que se ocupaba en serio de la pobreza, llegue a Papa. Lo último que quería Cristina es que Bergoglio sea Papa. Prefería a cualquier otro”, concluyó Meijide.
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