Podría ser un globo de ensayo, pero las versiones crecen por estos días en los despachos palaciegos. Entre las múltiples y todavía impredecibles consecuencias políticas de la catástrofe de La Plata, acaso la más notoria sea la baja sensible en la imagen de Alicia Kirchner, vapuleada por los damnificados en Tolosa luego del desastre, por lo que en el Gobierno habrían modificado las prioridades.
La ministra de Desarrollo Social era número puesto para encabezar la lista de candidatos a diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires. El contundente rechazo mostrado por los vecinos platenses hizo cambiar esas presunciones. Tampoco ayudaron las declaraciones posteriores de la hermana presidencial, que atribuyó los cuestionamientos en la zona del desastre a “agitadores”.
La crisis de la inundación desbordó a todos los jefes de Estado. El que acaso tenga que pagar más costos a mediano plazo será el intendente Pablo Bruera. PeroDaniel Scioli y CFK tampoco la tendrán fácil, y por eso en el kirchnerismo no quieren arriesgarse. De cara a una elección crucial, jugarán a todo o nada. Y ese “todo” incluye a Cristina.
Según pudo saber NOVA, en el núcleo duro del cristinismo analizan en estos momentos reeditar las candidaturas testimoniales y poner a Cristina Kirchner al frente de la lista de diputados del FpV, en una especie de “acuerdo tácito” con el votante, que sabrá que la boleta que ponga en la urna no estará compuesta en su totalidad por candidatos que vayan a asumir sus bancas; será un “respaldo al modelo”.
Ese es el borrador que estudian con máximo sigilo el secretario de Legal y Técnica de la Casa Rosada, Carlos Zannini, y el secretario general de la Presidencia,Oscar Parrilli, dos de los hombres de máxima confianza de CFK. El primero es la persona de mayor consulta de la jefa de Estado; el segundo es su principal ladero, el responsable de coordinar todas sus actividades.
Pero eso no es todo, porque la apuesta por plebiscitar el “modelo” sería completa: debajo de la Presidenta se ubicarían los gobernadores y la mayoría de los intendentes, en una nueva versión de las candidaturas testimoniales que en 2009 ideó Néstor Kirchner.
El análisis que hacen en la Rosada es matemático: el kirchnerismo pierde hoy en todas las provincias más importantes en términos electorales; la de Buenos Aires no puede ser arriesgada con una candidatura de Alicia Kirchner, que hoy no pasa por un buen momento. Se impone así jugarse todo por el todo.
Antes del temporal, la titular de la cartera de Desarrollo Social podía garantizar, con esfuerzo, el piso mínimo del kirchnerismo, del 32 por ciento. Hoy no hay garantías de poder alcanzar esa cifra de cara a unos comicios considerados “claves” en el oficialismo para impulsar el año que viene la reforma constitucional.
Esta estrategia, además, supondría una tregua con el gobernador Daniel Scioli, a quien lo obligarían a jugar con su esposa, Karina Rabolini. “O estás con nosotros o no estás”, se escucha decir a los operadores K. El ex motonauta aportaría a la lista el nombre de su mujer, que viene sonando desde hace un tiempo como posible candidata a ocupar una banca en el Congreso.
Después, lo del 2009. El plan se derramaría a los municipios. Los intendentes de los principales bastiones serían candidatos testimoniales a ocupar un lugar en los concejos deliberantes de sus distritos, aún cuando sus votantes sepan que no van a asumir. Tampoco se descarta que esa modalidad se expanda a los gobernadores, sobre todo a quienes en los últimos meses se cansaron de pedir una re-reelección de la Presidenta. Esa sería la prenda que exhibirán los monjes negros de la Rosadaa la hora de convencerlos.
Cuentas
En la Casa Rosada hacen cálculos. El FpV pierde en las provincias más grandes del país: en Córdoba, se impondrán los candidatos de José De la Sota; en Santa Fe, el kirchnerismo quedaría tercero detrás de Miguel del Sel y el socialismo; en Mendoza, el ex vicepresidente Julio Cobos lleva todas las de ganar; en Chubut, la Rosada no encuentra candidatos, mientras Mario Das Neves no para de crecer en las encuestas, y en la Ciudad Autónoma, por último, no hay quien puede hacerle fuerza al Pro de Mauricio Macri.
Se hace imprescindible imponerse con holgura en la provincia de Buenos Aires, “la madre de todas las batallas”. Así, el experimento inicial de Alicia Kirchner-Martín Insaurralde como cabezas de lista sería reemplazado por un modelo que encabezaría la propia Cristina con todos los intendentes del Conurbano alineados detrás. El que no acepte será catalogado como “traidor”.
Aunque por esta vez Scioli quedaría eximido, a diferencia las pasadas legislativas, cuando Kirchner lo obligó a replicar la fórmula que llevó al kirchnerismo al poder. Su aporte sería el de su esposa, Karina Rabolini, cuya presencia en la nómina será requerida por la Casa Rosada “cuando sea el momento
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