El fracaso de Estenssoro acrecentó la interna de la dirigencia de Carrió y el temor de que obtenga una mala elección en la interna abierta del 14 de agosto que la deje fuera de carrear. No cayó bien que la diputada haya definido como inteligentes a los votantes de Macri. Posible fractura en la provincia de Buenos Aires.
“En la Coalición Cívica están quienes sólo le dicen que si a Carrió y quienes a veces decimos que no, arriesgando la relación personal. Son aquellos los que van a tener que dar explicaciones si hacemos una mala elección el 14 de agosto y quedamos fuera de carrera para octubre”. La definición, tajante, la dio esta tarde un dirigente bonaerense de la Coalición Cívica, conmovido aún por la durísima derrota del partido en Capital Federal, donde la fuerza de Carrió siempre tuvo buenas performances.
En 2009, cuando fue aliada a la UCR y el socialismo, rozó los 20 puntos con ella como tercera de la lista y casi fuera de la campaña porteña. Sumados, ayer no llegaron ni a 5. “Alguien tiene que explicar donde se fueron esos 500 mil votos”, replicó otro dirigente de la Coalición Cívica.
La tropa porteña de la Coalición Cívica encontró pocos argumentos para explicar su derrota que no sea el de que se trataba de la primera elección sin Carrió en la boleta. Pero nadie avizoró el futuro de la fuerza en estas condiciones.
En Capital las cosas no venían bien de antes. El cierre de listas terminó con una dura pelea de Carrió con la diputada Fernanda Reyes, quien exigía el segundo lugar de la lista, detrás de Patricia Burllich.
Pero Carrió prefirió a Fernando Iglesias y a Fernanda Gil Lozano en el tercer puesto. Reyes no aceptó firmar en otra ubicación. El resto de los referentes no tuvo ni voz ni voto para dirimir este pleito.
En la provincia de Buenos Aires las cosas no terminaron mejor. Tras dos períodos consecutivos como diputado bonaerense, Sebastián Cinquerrui enfureció al enterarse de que Mario Llambías sería el primer candidato de la lista de diputados nacionales y se mudó a la nómina del Frente Progresista. “Con Carrió no se puede hablar”, repitió por todos los medios que lo consultaron.
Ayer Carrió le habló también a los bonaerenses cuando, con una singular lectura del voto macrista, confió en que en la primaria del 14 de agosto el voto opositor se juntará detrás de su figura.
Es que en el conurbano temen que al ir sin aliados ese día obtenga un escaso caudal de votos que en los distritos impida hasta tener el 1,5% de votos necesarios para competir en la general.
En 2009, el Acuerdo Cívico logró una media cercana a 20 puntos que le permitió colar concejales en distritos donde todo se venía repartiendo en peronismos. Luego todos tomaron un camino distinto y comenzaron a dividir ese capital electoral, que en Capital Federal, al menos, no tuvo en cuenta a ninguna de las partes.
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