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jueves, 7 de julio de 2011

Los ganadores y los perdedores

por Carlos del Frade (APE)

En los últimos años los que más tienen son los que más ganaron. No se tienen que quejar– confesó la presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, en medio de un acto celebrado en la ciudad de La Plata donde, durante los últimos meses del año del bicentenario, aparecía en sociedad la llamada organización juvenil La Cámpora.
Aquella confesión de parte, sin embargo, nunca fue profundizada desde los distintos actores políticos que constituyen la vida colectiva de los argentinos.
El gobierno decía, con claridad y precisión, que el modelo beneficiaba a los más poderosos.
Y eso suele verse en los balances que todos los años las grandes empresas presentan ante la Bolsa de Comercio de Buenos Aires.
Esos números terminan dibujando el verdadero mapa del poder de la Argentina.

La geografía de la riqueza.

La que aparece cuando surgen, a través de esa información, la lista de las mil empresas que más venden en el país.
De acuerdo con esos datos, por ejemplo, la firma que más facturó es YPF, tres letras, sigla que melancólicamente recuerda a lo que alguna vez fue una empresa estatal que manejaba el petróleo de los argentinos.
Hoy quedó la sigla, aquellas tres letras, porque el petróleo de los argentinos, mayoritariamente, está en manos extranjeras.
Lo cierto es que YPF es la empresa que más facturó en la Argentina del bicentenario, según sus balances.
Las ventas fueron por un volumen de 44.162 millones de pesos. Alrededor de 123 millones de pesos diarios. Cinco millones de pesos diarios. Más de 85 mil pesos por minuto. No hay error en el cronista. Más de 85 mil pesos cada sesenta segundos.
Cifra que le devuelve la razón a la Presidenta cuando en la ciudad de las diagonales, el año pasado, dijera que este modelo, que su gobierno, les daba ganancias a los que más tienen.

Pero qué ocurre con el lado oscuro de la realidad argentina.
Con aquello que suele ser el universo de los que apenas pueden aspirar a recibir algún subsidio y poco más. A los que les prometen fútbol, milanesas, netbooks y hasta plasmas “para todos”.

Porque si un gobierno favorece a los que más tienen, los que menos tienen, entonces, no tendrán más. Porque la cobija es una sola. O cubre arriba y descubre abajo. O tapa abajo y desnuda arriba. Pero en la Argentina las cosas son claras. Los de arriba andan bien. Por lo tanto, los de abajo, andan mal.

El que lo quiera ver, que lo vea.

De acuerdo con la información de la consultora Equis, dirigida por Artemio López, vinculada al propio gobierno nacional, la ecuación de la política económica remarca esta lógica.
“La mitad de la población de la Argentina oscila entre una condición de pobreza plena o de riesgo inmediato de caer en ella, según un estudio de una consultora cercana al oficialismo. En un trabajo de investigación social de la consultora Equis, que dirige Artemio López, indicó que la pobreza por ingresos alcanza al 20,7% de la población activa, mientras que otro 30,4% está en una situación de riesgo inmediato de caer en ella”, apunta la noticia.

Consecuencia directa de una lógica que premia a los que más tienen.

Porque más allá de los bellos discursos de tono progresista -palabra que cada vez dice menos- en la Argentina del tercer milenio, por efecto de las políticas económicas aplicadas en los últimos diez años, casi la mitad de la población está al borde de la pobreza. Justamente porque los que más tienen son los que más ganan, como dice la Presidenta.

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