Año 5. Edición número 219. Domingo 29 de julio de 2012
Por
Demián Verduga
La discusión dentro del oficialismo bonaerense sobre el azar. Por qué
Codere gana cinco veces más en la Argentina que en Europa. La gobernación de
Eduardo Duhalde: donde todo empezó.
En los próximos días comenzará a reunirse una mesa de trabajo conformada
por legisladores bonaerenses del Frente para la Victoria y representantes del
gobierno de la provincia de Buenos Aires encabezados por jefe de Gabinete,
Alberto Pérez. El objetivo es negociar dentro del oficialismo un proyecto de
ley para regular el negocio de los juegos de azar en territorio bonaerense. El
tema quedó en el centro de la escena luego de que el gobernador Daniel Scioli
decidiera renovar las concesiones de 14 bingos por 15 años, a cambio de un
canon extraordinario de 1500 millones de pesos, que ayudará a cubrir el déficit
provincial. El vicegobernador Gabriel Mariotto, legisladores kirchneristas, de
la Coalición Cívica, radicales y frenteamplistas, criticaron la decisión de
Scioli y reclamaron una discusión más amplia sobre el tema. El sciolismo tomó
nota de la amplitud política del reclamo y abrió un canal de negociación.
Más adelante, en esta nota, se contará con detalle este debate. Antes hay que
repasar el decreto para renovar las concesiones que firmó el gobernador. Se
publicó los primeros días de esta semana. Miradas al sur contó en su número anterior que el autor intelectual de la renovación
fue la empresa española Codere, y que el cartero de la idea había sido el
presidente de Boca Juniors, Daniel Angelici. La lectura de los beneficiarios
del decreto confirma lo que se contó la semana pasada. De los 14 bingos a los
que se les actualizó la concesión, cinco pertenecen a Codere. El número puede
parece menor pero no lo es porque se trata de cinco salas de las que más
recaudan, ya que están en zonas muy pobladas. Son las de San Justo, Lomas del
Mirador, Morón, Ramos Mejía y San Miguel. En el caso de Angelici, le renovaron
por 15 años la mitad de sus negocios, ya que tiene dos bingos, entre ellos el
de Ramallo, que estuvo incluido en el decreto.
El interés de Codere por apuntalar sus salas en territorio bonaerense tiene un
motivo muy concreto: en la Argentina, esta empresa, que opera en más de ocho
países, recoge casi el 60% de sus ganancias. Un informe elaborado por el
legislador de la Coalición Cívica Walter Martello, basado en cifras de la
empresa, arroja números que sorprenden. Uno de los datos es cuánto recauda, en
promedio, por máquina tragamoneda en distintos países. Las cifras son del
primer trimestre de este año. En España recauda 47 euros al día; en México 52,4
y en Italia 73,4. La cifra de Argentina es tanto mayor que parece increíble,
300 euros diarios, en promedio, por máquina.
Estos números explican por qué de los 81 millones de euros de ganancias que
Codere declara haber obtenido de sus negocios a nivel mundial durante el primer
trimestre del 2012, 47 millones vienen de la provincia de Buenos Aires, casi el
60 por ciento.
Más allá de que Europa esté en crisis, el poder adquisitivo de sus habitantes
sigue siendo más alto que en Argentina. Cómo se explica, entonces, la diferencia
en la recaudación. Martello habló con Miradas al sur y sostuvo:
–Es una muestra de la poca regulación que tiene el negocio del azar en nuestro
país. Se nota más cuando se lo compara con otros lugares del mundo. Uno de los
motivos que explican la diferencia es el horario. En la provincia de Buenos
Aires la mayoría de los bingos están abiertos las 24 horas. Eso no sucede en
casi ningún otro lugar del planeta. Nosotros hicimos un proyecto de ley para
ponerles algunos límites, que sólo pudieran abrir a partir de las seis de la
tarde, luego de la jornada laboral, y que además tuvieran que cerrar en la
madrugada. Pero esta idea no pudo prosperar. Además, el perfil del jugador
argentino es de una alta adicción. Es decir que también estamos frente a un problema
muy serio de salud pública, además de la cuestión económica y política.
El origen. Todo este negocio que ahora está en
el centro del debate político bonaerense empezó, como tantas cosas, en los
primeros años de la década del ’90. Eduardo Duhalde había asumido la
gobernación en diciembre del año ’91 y entre 1992 y 1994 dio los primeros pasos
para privatizar el juego. El puntapié inicial fue trasladar los bingos a
entidades de bien público barriales. De hecho, desde el punto de vista formal,
hoy los bingos los siguen teniendo estas entidades. Por ejemplo: el de Morón,
explotado por Codere, está en manos del club Deportivo Morón. Esta institución,
como las otras, no tiene recursos y terceriza la explotación a cambio del 1% de
la recaudación. El tema es que los clubes sólo pueden tercerizar si consiguen
la homologación del Instituto Provincial de Lotería y Casinos. Por eso las
empresas negocian directamente con el gobierno provincial.
Volvamos a la década del ’90: a partir de que Duhalde trasladó las salas a las
entidades barriales comenzó a ingresar el sector privado para explotarlas, a
pesar de que era anticonstitucional, porque el artículo 37 de la carta magna
bonaerense sostiene que el juego de azar debe estar en manos del sector
público. Lo cierto es que en aquel momento se apostaba con el cartoncito y era
un negocio muy menor. El gran negocio, las empresas lo sabían, era la
incorporación de las tragamonedas. En 1994, en el marco del debate sobre la
reforma Constitución Nacional, hubo también cambios en la Carta Magna en la
provincia. Duhalde impulsó ese debate para poder reelegirse y también quiso
modificar el artículo 37 para poder privatizar los bingos y casinos. En la
Asamblea Constituyente consiguió el respaldo de los representantes que
respondían a Aldo Rico. Logró su primer objetivo, la reelección, pero no el
segundo. El caudillo de Lomas de Zamora perdió esa votación pero no las mañas.
Él, y varios funcionarios del Instituto de Lotería provincial que hoy siguen en
sus puestos, se inventaron un artilugio legal, una interpretación muy
particular del artículo 37. Consistió en señalar que las máquinas tragamonedas
no eran azar porque ganar o perder no dependía de la suerte. Las tragamonedas,
es así, están programadas y cada una determinada cantidad de tiempo los premios
salen. Esto que se acaba de contar puede sonar a realismo mágico, pero así fue
como el duhaldismo permitió la entrada de las máquinas, que transformaron al
cartoncito en un divertimento para niños. Claro que hubo presentaciones
judiciales y demás yerbas, pero la Justicia bonaerense avaló siempre la idea de
que las tragamonedas no son una cuestión de "suerte" y pueden ser
explotadas por los privados. Por eso es que en todos los casinos de la
provincia estas máquinas, y no la ruleta o los naipes, son explotadas por
empresas.
Las principales beneficiarias de todas estas medidas en el ciclo duhaldista
fueron las empresas Codere y Boldt. Boldt tuvo desde 1993 uno de los negocios
más jugosos que se pueden soñar: el control y fiscalización de todas las
operaciones de quiniela. Por esa tarea cobra hasta hoy el 7,5% de la
recaudación más IVA. Un dato para ilustrar lo que implica tener este “kiosco”:
en el año 2010 la recaudación bruta de la quiniela en territorio bonaerense fue
de más de 3 mil millones de pesos, así que Boldt se llevó alrededor de 300
millones ese año, casi lo mismo que el Estado, que se queda con el 12%.
Esta empresa tiene además desde finales de los ’90 la explotación de las
tragamonedas del casino de Tigre y una parte de las de Mar del Plata. En años
posteriores sumó las plazas de Pinamar y Tandil.
Sobre Codere se contó con detalle en el número anterior de este dominical. La
firma española comenzó a crecer con Duhalde y hoy tiene 14 bingos de los 46 que
hay en la provincia. Se queda con alrededor del 60% de las utilidades que
producen todos los bingos porque sus salas están ubicados en las zonas más
pobladas.
El cambio. Con las luces y sombras que tiene
cualquier proceso, el tema del juego se ha instalado en el centro del debate
político bonaerense. “Nunca tuvo tanta relevancia como ahora y creo que hay que
aprovechar el momento para dar una discusión lo más profunda posible”, remarcó
Martello. "Nos parece muy importante que haya varias voces del oficialismo
provincial que también se estén pronunciando a favor de discutirlo.”
Una de esas voces es la de Mario Caputo, ex vocero del ministro Florencio
Randazzo y actual diputado provincial. Caputo es autor de uno de los
anteproyectos de ley que están dando vueltas para estatizar el negocio del azar
en la provincia. "Lo que proponemos en principio es avanzar sobre las
concesiones y que el Estado recupere el control –le dijo Caputo a este medio–.
Luego se verá, en la negociación con otros sectores y con el Poder Ejecutivo,
hasta dónde se puede avanzar. Estamos apostando a consensuar el proyecto con el
gobierno provincial. El primer objetivo es la estatización. Pero si quedaran algunas
concesiones habría que modificar sustancialmente el canon y discutir varias
otras cosas. Queremos un debate integral. Este es un rubro que necesita de una
legislación que ponga reglas claras en varios puntos, así que debemos discutir
todo."
Ese todo implica los bingos, los casinos, el monitoreo de la quiniela y la
lotería, que son negocios millonarios. Si la provincia más importante del país
lograra avanzar en una regulación fuerte en este rubro, se trataría del cambio
de otro de los paradigmas que se instalaron en la Argentina durante los 10 años
de hegemonía neoliberal. Sería coherente con tantas decisiones que en otros
aspectos se han tomado desde el año 2003.