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jueves, 21 de marzo de 2013

Scioli y la divina providencia



Hay expectativa sobre la influencia política que Francisco podría ejercer en el país. En el sciolismo comienzan a hablar de un “nuevo jefe del peronismo”. Los funcionarios con llegada al pontífice
Por definición, la Providencia Divina “es el medio por y a través del cual Dios gobierna todas las cosas en el universo”. Como creyente, Daniel Scioli abona la teoría fundada en el Evangelio. Y en lo político, el Gobernador y su entorno leen un cambio radical en el escenario a partir de la llegada de Jorge Bergoglio al sillón de San Pedro.

Nadie afirma que la designación de Francisco I podría ser una hoja trascendente en el pasaporte de la carrera política de Scioli, pero desde el Vaticano se ha recibido la mejor noticia de los últimos tiempos.

Algunos prefieren la cautela, y aseguran que todavía es difícil mensurar la influencia del nuevo Papa en la política local. Otros vaticinan un “cambio rotundo que llegará a lo político, lo económico y lo social”.

“Horacio González tiene razón cuando dice que hay un cambio de época; es en lo único que tiene razón, pero es así”, dijo un funcionario provincial en referencia al intelectual de Carta Abierta que criticó la llegada de Bergoglio a la Santa Sede y la consideró “un retroceso”, además de pronosticar “una derrota” de la batalla cultural.

“El mundo tiene nuevo Papa, pero el peronismo tiene nuevo jefe; quien no entienda eso no entiende lo que va pasar”, afirmó ante La Tecla un funcionario provincial, para quien “habrá, indudablemente, una influencia de Bergoglio, porque es un tipo que juega políticamente”. Y fue hasta la ocurrente exageración de comparar al Sumo Pontífice con un barón del Conurbano. “No tengan dudas que es (Hugo) Curto con sotana, y con un poder inmenso; todo lo que diga repercutirá acá”, graficó.

En el mundo K, la pata peronista celebró la charla a solas de Cristina Fernández con Francisco, porque creen que sin una convivencia consensuada el camino se puede poner cuesta arriba. “Nadie resiste misiles desde el Vaticano”, analizan.
En otro orden, en el sciolismo festejan un triunfo del discurso moderado, de la convocatoria al diálogo, de la búsqueda de consenso y de la humildad. Eso es Bergoglio. Eso es el estilo del Gobernador, que a muchos K exaspera.

La relación personal entre el Papa y el Gobernador data de cuando Scioli estaba en la Secretaría de Turismo y comenzó a frecuentar al ex cardenal. El trato se afianzó con el tiempo. El mandatario, de estrecho vínculo con la Iglesia, nunca dejó de verlo, incluso cuando el Arzobispado de Buenos Aires y el Gobierno nacional peor estaban. Varias veces hubo visitas de incógnita de parte del jefe provincial.

Uno de los gestos más importantes de Scioli fue cuando, en diciembre de 2010, entregó a la Iglesia, en las manos de Bergoglio y monseñor Agustín Radrizzani, la escritura definitiva de la basílica de Luján, por trescientos años emplazada sobre terrenos bonaerenses.

Hubo otras concesiones, sobre todo cuando José “Pepe” Scioli era secretario general de Gobernación, de la que dependía la Secretaría de Culto, a cargo de Enrique Moltoni, otro funcionario cercano a la Iglesia y para quien “el Papa es un santo, que se ha embarrado hasta las rodillas recorriendo villas”.

Hay una camada de funcionarios formados en la Universidad del Salvador, como Alberto Pérez, Martín Cosentino y Gustavo Marangoni, quien tiene contacto con el Episcopado a raíz de su relación vigente con la casa de altos estudios.

Pérez, en tanto, como de jefe de Gabinete, ha mantenido periódicas reuniones con Bergoglio. También el ministro de Trabajo, Oscar Cuartango, llegó a entablar contacto directo, en este caso a través de Aldo Carreras, ex responsable del IPAP y actual asesor de la cartera laboral.

Carreras forjó estrecha amistad con Francisco cuando ambos militaban en Guardia de Hierro. También el Papa conoce desde esa época al ex secretario general y actual director del Banco Provincia, Javier Mouriño. Otro hombre del banco, José Pampuro, entabló relación con Bergoglio cuando era nexo entre el Episcopado y el gobierno de Eduardo Duhalde, primero, y el de Néstor Kirchner, después. Y Jorge Telerman habla con el Sumo Pontífice. Scioli tiene puentes con el jefe de la Iglesia. En rigor, no los necesitaría.

El Gobernador no fue a Roma para una foto que se confundiría con la de jefes de Estado o con la de la comitiva nacional. Su retrato llegará más adelante, quizá cuando necesite otra imagen de alto impacto. “Va a ser cuando Francisco llame”, expresó el mismo funcionario que dice ver en el Papa al nuevo conductor del peronismo.

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